Palabra de urólogo: "Los hombres que mantienen menos relaciones a partir de los 50 tienen más riesgo de disfunción eréctil"

  • Miguel Ángel Sánchez Encinas, urólogo: "La sexualidad no es perfecta ni en hombres ni en mujeres"

  • Aunque se habla de la importancia del estilo de vida, los expertos no terminan de ponerse de acuerdo, si bien sí que hay cierta asociación entre obesidad y problemas de próstata

  • Una de cada dos personas, hombres o mujeres, acudirá al urólogo alguna vez en su vida

Ir al urólogo no es solo cosa de hombres. Con el aumento de la esperanza de vida hay mayor posibilidad de que nuestra vejiga rinda menos o peor. Así las cosas, 1 de cada 2 personas acudirá al urólogo alguna vez en su vida. Se trata, por tanto, de una especialidad muy demandada en la que las medidas preventivas y de estilo de vida pueden impactar mucho. Entre estás últimas, el sexo. "Los problemas de erección se asocian a factores cardiovasculares, al tabaco y la hipertensión, pero también se vio que las personas que a partir de los 50 años mantenían menos relaciones sexuales porque bajaban el ritmo desarrollaban posteriormente más disfunción eréctil", confirma en una entrevista para El Español Miguel Ángel Sánchez Encinas, jefe de servicio del Hospital Universitario Rey Juan Carlos y responsable de Urología en el Hospital Ruber Internacional de Madrid.

Problemas urinarios en ellos

En el caso de los hombres, la primera causa de consulta son los problemas urinarios, de dificultad o molestias para orinar y las patologías prostáticas. La segunda causa más frecuente es la disfunción eréctil; y la tercera, común para hombres y mujeres, serían la litiasis y cólicos renales asociados. En mujeres, lo que más prevalece son la incontinencia urinaria, las infecciones de orina con repetición y la litiasis.

Pero quizá lo que más preocupa es la hiperplasia o agradamiento de la próstata. Cada vez existen opciones más personalizadas. Hace apenas 20 años había dos maneras de intervenir la próstata: a través del conducto de la orina, eliminando fragmentos del tejido prostático, para desobstruir el canal del conducto urinario, o realizando una intervención abierta a través del ombligo. Ahora todo eso se ha sustituido por técnicas menos invasivas, por la robotización y la tecnología de los láseres. Ya hay una segunda generación de láser, mucho más potente, que permite separar adenomas del tejido prostático sin tener que hacer incisiones abdominales.

¿Hay un estilo de vida mejor para la próstata?

Aunque se habla de la importancia del estilo de vida, los expertos no terminan de ponerse de acuerdo. Si bien no está clara la influencia de la dieta, sí que hay cierta asociación entre obesidad e incremento prostático. "En mi opinión, no está tan claro que haya influencia de los alimentos, sí que hay cierta asociación entre obesidad e incremento prostático, también con la diabetes, pero no con alimentos en concreto", afirma Sánchez Encinas.

En general, las dietas cardiosaludables, con alto contenido en legumbres, frutas, verduras, poca proteína animal y aceite de oliva, son buenas para la próstata, así como el organismo en general.

¿Qué importancia tiene la vida sexual?

La vida sexual es importante en la salud de la vejiga. En el caso de las mujeres, las relaciones sexuales provoca un cambio en la flora bacteriana que puede colonizar la vejiga y dar lugar a infecciones.

En cuanto a los hombres, los problemas de erección son habituales a partir de los 40 años. Más del 50% de los hombres entre 40 y 70 años experimentan disfunción eréctil. Los problemas de erección se asocian a factores cardiovasculares, al tabaco y la hipertensión, pero también se sabe que las personas que a partir de los 50 años mantienen menos relaciones sexuales desarrollan posteriormente más disfunción eréctil.  

A los hombres les preocupa más la disfunción eréctil, pero lo más prevalente es la eyaculación precoz. La disfunción eréctil cuenta ya con un catálogo de fármacos que pueden paliarla, como la famosa Viagra o incluso otros fármacos de aplicación local. Sin embargo, lo más importante es actualizar los prejuicios culturales: la sexualidad de hombres y mujeres no es perfecta y la medicina puede ayudar a vivirla de forma más sana y placentera.

Síntomas de que hay algún problema

Cada persona sabe cuál es su patrón a la hora de miccionar. Es importante conocerlo para detectar cualquier irregularidad. Aun así, hay algunas pistas que nos permiten anticiparnos a la enfermedad:

  • Detectar que orinamos con menos fuerza o que tardamos menos en ir al baño. En este caso, no hay que cambiar de costumbres (por ejemplo, beber menos), sino acudir inmediatamente al urólogo. Si hacemos fuerza para miccionar, la vejiga se va musculando, y su capacidad elástica disminuye, lo que daría origen a una patología.
  • ir al baño cada media hora. Es la señal de que tenemos una vejiga hiperactiva, habitual entre hombres y mujeres. En el proceso natural, la vejiga se llena y tenemos ganas de miccionar. En este caso, hay incomodidad, ganas de ir, con poco caudal de orina. Esto ocurre porque a vejiga se contrae involuntariamente y avisa en falso de que hay necesidad de orinar. Los tratamientos a base de bótox, aplicado en el músculo de la vejiga, pueden inhibir esas contracciones.
  • Inhibir las ganas de miccionar. No es una señal, sino el origen del problema. Entre las mujeres, es frecuente cortar las ganas de ir a orinar cuando no están en su propio baño. En muchas ocasiones, aguantar esa necesidad genera problemas de vejigas de gran capacidad, en las que su contracción no es buena. La clave es no demorar y deshacerse de la orina en el momento en el que nuestro cerebro dé la orden de hacerlo.