Olvídate de los bastoncillos: cómo limpiarse bien los oídos sin dañarlos

  • Todos solemos utilizar bastoncillos, pero son un riesgo para nuestra salud auditiva

  • El cerumen es bueno y eliminarlo expone a nuestro organismo a bacterias e infecciones

  • Te contamos la forma correcta de higienizar el conducto auditivo en casa y sin riesgos

Los bastoncillos son un invento del demonio. Pese a haber sido ideados por un español, estos palitos con algodón en las puntas no están nada recomendados. ¿Por qué?, te preguntarás. Pues bien, aunque cuando los utilizas probablemente acaben manchados de cera, la mayor parte de ella es empujada al canal auditivo y puede terminar formando importantes tapones que deberá retirar un experto en un proceso que, ya te avisamos, no es demasiado agradable.

Además, pueden terminar provocando una importante infección, pérdida auditiva, zumbidos y otras lesiones del oído. Los bastoncillos solo se pueden usar para limpiar la parte externa de os oídos. Debemos entender que la cera es una barrera de protección necesaria creada por nuestro organismo y una limpieza excesiva podría resultar contraproducente.

¿Y entonces qué?

Los oídos no deberían limpiarse. Has leído bien. Pese a que el cerumen tiene un aspecto desagradable, se encarga de evitar que entren agentes perjudiciales dentro de los oídos. Forma parte de las defensas naturales del cuerpo y también favorece la hidratación y lubricación de la zona, además de tener una acción antibacteriana.

En condiciones normales, los movimientos de mandíbula envían el cerumen fuera del conducto y un simple pañuelo de papel es suficiente para retirarlo. La naturaleza es sabia y tiene sus propios mecanismos para higienizar el cuerpo. Si esto no te convence, los oídos pueden lavarse con agua de la ducha (sin ponerte el chorro a presión directamente en el conducto) y limpiando la parte externa con una toalla.

Como alternativa, también existen líquidos específicos que se echan con un pulverizador (y la cabeza girada en sentido contrario) dentro del oído y en un par de minutos, la cera se habrá convertido en líquido y podrás echarla sobre un pañuelo, volviendo a girar la cabeza en la otra dirección.

En los casos más extremos...

Algunos profesionales y tras una consulta medica, pueden recomendar el lavado a presión. Esto consiste en inyectar agua directamente al conducto auditivo por medio de una jeringuilla. No se recomienda hacerlo en casa, a no ser que te lo hayan prescrito. Suele hacerse en consulta, ya que una técnica equivocada podría causar dolor e incluso dañar el tímpano.

Otro de los procesos que llevan a cabo los médicos es la microsucción, un procedimiento por el cual se introduce una especie de pequeña aspiradora en el oído y que retira la cera succionándola. Suele ser llevada a cabo por profesionales y es muy segura y efectiva.