Música a todo volumen: más de 1.000 millones de jóvenes corren peligro de quedarse sordos

  • Toda exposición prolongada a un sonido que supere los 80 decibelios empieza a poner en riesgo la salud auditiva a corto, medio o largo plazo

  • La primera recomendación para una escucha segura es no usar más de una hora móviles, ipods o cualquier dispositivo a más del 60% de su intensidad

  • Los acúfenos, los pitidos intensos de los oídos, es la primera señal de que puede haber una pérdida de audición

¿Cómo de alto te gusta oír música? Para la comunidad científica, toda exposición prolongada a un sonido que supere los 80 decibelios empieza a poner en riesgo la salud auditiva a corto, medio o largo plazo. Para que nos hagamos una idea, unos 25 decibelios corresponde una conversación en voz baja. A 50 o 60 decibelios, oímos el tráfico y, a más de 100, el ruido de una taladradora o de una discoteca.

Daños sumados

Los daños auditivos son acumulativos. Un estudio publicado en la revista British Medical Journal Global Health calcula que entre 670 y 1.350 millones de adolescentes y adultos jóvenes de todo el mundo pueden perder audición por exponerse a prácticas de escucha inseguras. Según este trabajo, el 23,8% de los jóvenes que usan dispositivos de audio personales a un volumen alto, como música alta por los auriculares, y casi la mitad de los que acuden a bares o discotecas, lugares donde hay un nivel intenso de ruido, corren el riesgo de sufrir algún tipo de sordera o daño auditivo. Impulsar hábitos de escucha seguros se impone, advierten los expertos.

Tiempo e intensidad

La intensidad del ruido y el tiempo de exposición son los parámetros que influyen en la posibilidad de daño auditivo. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas que usan auriculares pueden exponerse, si los usan durante 15 minutos a 100 decibelios, al mismo nivel de sonido que un operario en una fábrica en una jornada de ocho horas de trabajo a 85 decibelios. La media del volumen de los oyentes está entre los 75 y los 105 decibelios, unos umbrales que, para la OMS, son causa de preocupación.

El umbral de susceptibilidad (es decir, lo que molesta el ruido) varía en cada persona. Sin embargo, sí se sabe que oír decibelios altos durante un largo tiempo es malo para la salud. La cóclea, esa estructura con forma de caracol ubicada en el oído interno, es la más afectada: sus células ciliadas, encargadas de transmitir la información al cerebro a través del nervio auditivo, muestran el daño de distintas maneras. Una de ellas son los acúfenos, los pitidos intensos de los oídos, una 'jaula de grillos' interna que puede ser incapacitante. Estrellas del rock, como Phil Collins, son algunos de los afectados por esta enfermedad que ha terminado provocando su retiro profesional.

Prácticas inseguras

Los autores del estudio creen que son prácticas auditivas inseguras exceder los 80 decibelios durante 40 horas semanales. Entre los riesgos, el uso continuo de dispositivos de audio, como teléfonos móviles o reproductores de música con auriculares, y la asistencia a lugares de entretenimiento ruidosos, como discotecas, bares o clubes. Los científicos revisaron una treintena de estudios a partir de los cuales podían recalcular el número de jóvenes expuestos a prácticas auditivas de riesgo.

En un universo de personas de entre 12 y 34 años que alcanza los 2.800 millones en 2022, los investigadores sostienen que entre 670 y 1.350 millones de personas en todo el mundo podrían estar en riesgo de pérdida de audición a causa de "prácticas de escucha recreativas voluntarias e inseguras".

Aunque el cálculo es aproximado, los expertos señalan que las cifras de prevalencia son altas, aunque las diferencias demográficas puedan influirlas en un sentido u otro.

Recomendaciones para una escucha segura

El estudio también establece las recomendaciones para tener escuchas seguras. La principal es no usar más de una hora el dispositivo a más del 60% de su intensidad. Es también recomendable bajar el volumen de la música en los cascos o protegerse los oídos en los conciertos. En Suiza, por ejemplo, el volumen de sonido en espacios recreativos está regulado y se obliga a los locales a limitar los niveles sonoros medios por hora a 100 decibelios y a proporcionar tapones para los oídos de forma gratuita, entre otras medidas. A nivel individual, protejámonos. Si en el metro reconocemos la canción de la persona de al lado, es que esa persona tiene el volumen muy alto. Alejémonos de ella y, si la ocasión lo permite, compartamos la necesidad de una escucha segura.