¿Tienes frío todo el tiempo? Te explicamos las razones

Parece que por fin ha llegado el frío y el tiempo más otoñal, a veces hasta un poco invernal. Ahora sí que sí, el cambio de armario es una realidad y las chaquetas, abrigos, bufandas y botas han llegado para quedarse. A la llegada de las bajas temperaturas le ha ayudado el cambio horario y tener menos horas de sol cada día, permitiendo tener la sensación real de frio. Cada cual tiene su propia forma de combatirlo, aunque la calefacción nos eleve la factura. Pero no todo el mundo tiene la misma sensación de frío, hay personas que parece que nunca consiguen entrar en calor y parece que viven constantemente destemplados en los meses de invierno, ¿a qué se debe esto?

Está claro que hay personas mucho más frioleras que otras que soportan mucho mejor las bajas temperaturas, eso lo podemos comprobar en cualquier casa u oficina, donde llegar a un acuerdo para poner la calefacción o el aire acondicionado nunca es fácil. ¿Hay una explicación para pertenecer al grupo de los que no consiguen entrar en calor? Lo cierto es que sí, y se debe a diferentes factores.

La importancia de nuestros genes

Desde la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), indican que “el cerebro es el encargado de regular la temperatura y mantener nuestro organismo en una temperatura confortable”. Partiendo de esta base, la genética tiene un papel importante en nuestra percepción del frío.

De esta manera, la SEMG apunta que “una persona que tenga mayor tendencia a la piel grasa tendrá más protección ante las temperaturas externas y menor pérdida de calor interno al ser más gruesa. La cantidad de grasa corporal proporciona más protección para el frío. Quienes son delgados o tienen un bajo índice de grasa corporal probablemente estén menos protegidos ante las bajas temperaturas”. Señalan, eso sí, que esto no quiere decir que las personas tengan que engordar para reducir la muchas veces incómoda sensanción de frío.

También destacan que las mujeres son más frioleras y, pese a que cuentan con mecanismos para regular su temperatura corporal, “las señales que llegan al cerebro provenientes de la piel se traducen como frío y sienten necesidad de cubrirse”.

Nuestros hábitos y salud influyen

Estos no son los únicos aspectos que afectan en la sensación térmica de las personas, ya que nuestro estilo de vida también influye. Una dieta poco equilibrada en la que tampoco nos hidratemos lo suficiente o la falta de sueño y descanso son algunos aspectos que nos vuelven más frioleros y sensibles ante las bajas temperaturas.

Teniendo esto en cuenta, la salud es parte fundamental, pues la anemia o el hipotiroidismo, así como una mala circulación sanguínea, que hace que la sangre no llegue bien a las extremidades, por eso algunas personas suelen tener frío en las manos y los pies, pueden provocar una sensación constante de frío en las personas.