El 40% de los hombres tienen varices: los mejores tratamientos para eliminarlas

  • Las varices se han asociado durante años a las mujeres; sin embargo, ahora se sabe que casi la mitad de los hombres también puede padecerlas

  • La genética y la edad propician su aparición, pero el tabaquismo, el sobrepeso o estar mucho tiempo de pie o sentado son factores de riesgo

  • A diferencia de la cirugía, los tratamientos de última generación para tratar las varices son indoloros y menos invasivos

Las varices se han asociado durante años a la salud de las mujeres y a periodos concretos de su vida, como los embarazos. Sin embargo, los hombres también pueden padecerlas, pero acuden tarde al especialista, normalmente cuando el problema ha avanzado dando lugar a una insuficiencia venosa, una enfermedad crónica que hay que tratar.

¿Cuándo aparecen las varices?

Según la Clínica Mayo, las venas varicosas son venas agrandadas que están cerca de la superficie de la piel. Afectan fundamentalmente a las piernas, ya que caminar y estar de pie aumenta la presión venosa en la parte inferior del cuerpo.

Pueden ser solo un problema estético, pero también son causa de dolor y malestar, como dolor de piernas, pesadez e hinchazón, además de antesala de problemas más graves. La sangre que llega a las extremidades inferiores no retorna de forma correcta al corazón, y se va acumulando en las piernas produciendo los síntomas característicos.

En general, no suelen producir dolor y si ocurre, es indicio de alguna complicación como la trombosis. Si no se tratan, pueden producir cambios de color en la piel y la aparición de eczemas y sensación de picor en los tobillos.

Factores de riesgo

La causa que produce las varices no se conoce. Lo que sí se sabe es que concurren dos circunstancias: una alteración de la pared venosa que puede ser genética y un funcionamiento deficiente de las válvulas de las venas que ayudan a que la sangre siga su camino hacia el corazón. Si no cierran bien, la presión de la sangre aumenta en el interior de la vena que acaba por dilatarse y aparecen las varices.

En cuanto a los factores de riesgo que propician su aparición, los más importantes son la genética, la herencia y la edad. También puede ser fundamentales factores de estilo de vida, como el sobrepeso, el tabaquismo, estar mucho tiempo de pie o sentado y los tratamientos hormonales. Alrededor de un 40% de los hombres pueden verse afectados por la aparición de varices.

Tratamientos: cada vez menos invasivos

No hay cura definitiva, pero sí tratamientos que ayudan a mejorar los síntomas y minimizar los riesgos más graves. Hasta hace unos años, la cirugía era la solución habitual. En la actualidad, apenas se recurre a ella por el postoperatorio, muy molesto para el paciente, además de ser un procedimiento caro.

Ahora ya existen opciones menos invasivas, como el Láser V-Beam, un tratamiento indoloro que no necesita anestesia. Actúa cauterizando selectivamente los pequeños vasos que forman las lesiones, sin dañar los tejidos cercanos. El número de sesiones requeridas depende de la gravedad de las varices, pero suelen ser tratamientos de entre cuatro y seis sesiones, separadas por períodos de 20 días.

Terapias indoloras

Cuando hay varices de mayor tamaño se puede usar microespuma. Se trata de un tratamiento indoloro que no necesita anestesia ni hospitalización ni reposo. Pero, además, puede eliminar cualquier tipo de variz, la inutiliza haciendo que sea el propio organismo el encargado de metabolizarla. Lo único que se requiere en el postoperatorio es llevar una media de compresión durante un par de semanas.

Sin embargo, el tratamiento más novedoso son las ondas de ultrasonido de alta intensidad. La terapia consiste en concentrar las ondas permitiendo cauterizar la lesión que se quiere eliminar. Se trata de un tratamiento que requiere de una tecnología avanzada: un ecógrafo de alta resolución y un emisor de ultrasonidos HIFU. El ecógrafo ubica la variz y el emisor HIFU emite un haz de ultrasonidos concentrados en el punto que se desee. Un ordenador controla todo el tratamiento, calculando de forma precisa la potencia con el fin de no dañar los tejidos adyacentes. Su principal ventaja es que es un tratamiento rápido, indoloro y sin efectos secundarios: se realiza de manera ambulatoria en una única sesión. Además, al ser no-invasivo se eliminan riesgos de infecciones, hemorragias ni ningún otro tipo de complicación.