Nos cansamos de ir pregonando que debemos dormir bien para estar descansado y al 100% de nuestra energía al día siguiente. Pero la realidad es bien diferente. Dormimos mal, y nuestro modo de vida tiene mucho que ver en ello. Madrugamos para ir a trabajar a la vez que cenamos mucho más tarde que nuestros vecinos europeos y nos metemos en la cama a las tantas. ¿El resultado? Un mal descanso que, poco a poco, va teniendo sus consecuencias, pudiendo provocar desde problemas cardiovasculares hasta hipertensión, sobrepeso o cambios en nuestro estado de ánimo. ¿Qué técnicas te pueden ayudar a dormir más, y lo más importante, mejor?

No todas las personas necesitan dormir lo mismo, eso hay que tenerlo claro. Mientras que los bebés, los niños y los adolescentes necesitan más horas de sueño, los adultos de entre 18 y 64 años deben descansar entre 7 y 9 horas al día. Y si hablamos de los mayores de 65, necesitan entre 7 y 8 horas de descanso diario.

Para lograr conciliar el sueño y dormir las horas necesarias hay que seguir una serie de pautas que nos ayudarán a conseguirlo y que ese descanso sea realmente reparador. Entre las pautas principales está irse a dormir siempre sobre una misma hora, intentando no variarla demasiado los fines de semana.

Además, una vez nos vamos a meter en la cama hay que intentar, por mucho que cueste, olvidarse de las pantallas, tanto del móvil como de la televisión. Entre otros consejos, hay que evitar hacer deporte demasiado tarde, así como evitar la cafeína o las bebidas alcohólicas.

Para dormir hay muchas técnicas. Están los que cuentan ovejas, los que cogen un libro porque leer les ayuda a cerrar los ojos… Pero una doctora ha explicado un nuevo método. Se trata de Daisy Mae, que tal y como han informado diferentes medios británicos, asegura que lo mejor es forzar al cuerpo para que se mantenga despierto. Aunque parezca que no tiene sentido, realmente sí que lo tiene.

“Te desafías a ti mismo a mantenerte despierto y engañas a la mente para que se duerma”, explica la experta, que denomina a la técnica del ojo abierto como método de intención paradójica para engañarnos y facilitar el conciliar el sueño.