¿Por qué roncamos y en qué momento pasa a convertirse en un problema?

  • Los ronquidos son el resultado de una vibración de los tejidos faríngeos provocada por el estrechamiento de los músculos que conforman las vías respiratorias

  • Esta vibración puede producirse por multitud de causas, desde una mala postura al dormir hasta trastornos como la apena del sueño, y puede afectar gravemente a nuestra salud física y mental

  • Combatir los ronquidos es posible: consejos básicos para lograrlo

Seguro que conoces a alguien que ronca por las noches, o puede incluso que seas tú quien hace estos sonidos mientras duermes. Actualmente, se calcula que al menos la mitad de la población adulta ronca y que al menos uno de cada diez niños lo hace también. Sin embargo, y pese a que las cifras apuntan a que este fenómeno es algo completamente normal, la realidad es que los ronquidos son una señal de advertencia, un síntoma de que algo en nuestro cuerpo, generalmente en la vía aérea, no está funcionando como debería. 

¿Cuándo se producen los ronquidos?

Los ronquidos son el resultado de una vibración de los tejidos faríngeos provocada por el estrechamiento de los músculos que conforman las vías respiratorias. Esta vibración puede producirse por multitud de causas, tanto anatómicas, como puede ser unas amígdalas grandes, un paladar estrecho o una garganta demasiado grande o pequeña, como de comportamiento, por dormir boca arriba, por haber bebido alcohol o por la ingesta de medicamentos. Además, hay factores como la obesidad, el tabaquismo, el embarazo o incluso los antecedentes de enfermedades alérgicas (como la bronquitis, la sinusitis o la rinitis, entre otros), y patologías como la apnea del sueño que pueden dar lugar a estos ronquidos. 

Tal y como señalan desde BBC News Brasil, los hombres suelen roncar más que las mujeres. Esto se debe a una cuestión anatómica: los hombres suelen tener la faringe mucho más grande que las mujeres y, consecuentemente, una capacidad de colapso mayor. No obstante, también hay mujeres que roncan, especialmente después de haber pasado la menopausia como consecuencia de una reducción de hormonas como los estrógenos y la progesterona.

Cuando una persona ronca, su convivencia con otros puede verse perjudicada. Sin embargo, los ronquidos no solo pueden tener efectos a nivel social, sino también consecuencias a nivel físico y mental, ya que la calidad del sueño de estas personas puede verse comprometida. 

Los efectos de los ronquidos

Según los datos del Sistema de Salud Británico (NHS, según sus siglas en inglés) recogidos por BBC News Brasil, un sueño reparador que nos haga descansar no tiene complicaciones ni interrupciones y suele durar entre 7 y 9 horas, en el caso de los adultos, y entre 12 y 17 horas, en el caso de los niños. Cuando una persona ronca, sin embargo, estos periodos de sueño pueden verse comprometidos, y a menudo se experimentan malas noches de sueño.

Estas malas noches pueden tener varios efectos, que, por norma general, suelen manifestarse al día siguiente. Así, cuando no se descansa de manera correcta se compromete la memoria, la concentración, el razonamiento y la coordinación motora y se puede llegar a sufrir irritación, dolores de cabeza o una presión arterial alterada. A largo plazo, además, la mala calidad del sueño aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, accidentes cardiovasculares e incluso trastornos depresivos, así como otras patologías relacionadas con la salud.

Para mejorar nuestra calidad del sueño y combatir estos ronquidos, es recomendable ponerse en contacto con un profesional de la salud que pueda hacernos un diagnóstico exacto de nuestro caso y determinar si sufrimos algún trastorno específico del sueño como puede ser la apnea del sueño, una enfermedad que provoca que durante unos segundos la persona deje de respirar y que puede dar lugar a graves consecuencias cardiovasculares, como una arritmia o un infarto agudo de miocardio, entre otros. 

Dependiendo del diagnóstico, es decir, de las causas detrás de los ronquidos, se establecerá un tratamiento u otro. No obstante, es habitual que se pida a los pacientes que cambien su estilo de vida, ya sea bajando de peso, dejando de fumar o aumentando su actividad física, para poder combatir este fenómeno. En algunos casos más graves, a su vez, se puede llegar a recomendar el uso de una máquina de presión positiva continua en las vías respiratorias e incluso la cirugía