¿Meter la tripa es malo para tu salud?

  • Hablamos con una experta en fitness y ejercicios hipopresivos sobre los potenciales problemas de salud que podría acarrear esta costumbre

  • Para muchas personas lo que empieza como un acto reflejo de 'coquetería' puede convertirse en un hábito poco saludable

  • Aunque algunos aseguran que podría servir como ejercicio para aplanar el abdomen, no está probado que sumir la barriga sea realmente beneficioso

Es una verdad como un templo: tarde o temprano, al menos durante un periodo de sus vidas, y aunque sea solo en determinadas circunstancias sociales, los hombres meten tripa. Mucha de la ropa masculina, de hecho, está pensada para ayudar a disimularla. Y no se trata solamente de contener la respiración un rato para la foto. Lo que puede empezar como un gesto reflejo cuando nos sentimos observados (y no estamos cómodos con nuestro cuerpo) puede convertirse en una costumbre potencialmente nociva para la salud. Y acabamos metiendo tripa durante largas horas en el trabajo, en una cena o en cualquier actividad social que puede durar horas.

¿Una forma de adelgazar?

Habrás oído decir muchas veces, incluso a expertos, que la contracción controlada del transverso abdominal puede ayudarte a aplanar el abdomen de manera pasiva. Y eso es cierto... hasta cierto punto. Cualquier actividad muscular (como la contracción) puede considerarse un ejercicio. El problema es que, como dice la coach de fitness y especialista en ejercicios hipopresivos Paloma González  "realmente no se está ejercitando la musculatura profunda, que de hecho, hace un trabajo involuntario, es decir, no podemos controlarla realmente. Los músculos que sí controlamos voluntariamente (al meter tripa, por ejemplo) son los superficiales, de modo que en realidad estamos reemplazando un trabajo por otro".

Esto puede hacer que los músculos que realmente sostienen y protegen el área abdominal se vuelvan vagos y deleguen el trabajo en músculos que no van a hacerlo bien. Es decir que nos exponemos a un mal mayor que el de que 'se nos vea' la tripa. Para la especialista, son estos músculos profundos los que deberían ejercitarse mejor, trabajando las postura, por ejemplo.

¿Y ellas?

En un testimonio publicado por la revista Glamour, la periodista y activista Chloe Laws relata su propia experiencia para denunciar lo perjudicial que puede ser para ellas acostumbrarse a meter tripa: "Desde los trece años hasta los veintipocos, cada vez que me ponía algo ajustado, como un reflejo, metía la barriga hacia dentro. Como un ejercicio de fuerza, pero durante horas y horas. Suspiraba aliviada si una mesa era lo bastante alta para sentarme detrás y espirar sin que me vieran. Cruzaba la puerta de mi piso después de un largo día y espiraba al instante, dejando que mis órganos vitales se asentaran en su lugar natural obteniendo una sensación muy parecida a la de quitarse el sujetador".

Y aunque Laws trabajó duro para desaprender la cultura de la dieta y el culto a la imagen, admite que "a veces, me encuentro haciéndolo todavía, cuando poso en el espejo de mi habitación antes de salir".

Permitirte respirar

Para Paloma González, la zona muscula abdominal es como un globo, "o un preservativo" hinchado. "Allí tienen que entrar muchos órganos internos vitales, todas vísceras, y también está sometida a la presión de los pùlmones cuando se llenan de aire. Mientras las presiones se repartan todo bien, pero si yo meto mucho la tripa causo un desequilibrio que puede afectar otras zonas más débiles, en el caso de las mujeres suele ser el suelo pélvico, y pueden ocurrir problemas de prolapso, en los hombres se pueden producir hernias inguinales", sostiene.

Pero independientemente de los posibles perjuicios físicos, sobre los que de hecho hay controversia, hay una dimensión psicológica importante en el hecho de liberarse del "corsé" mental que es meter tripa todo el tiempo. Chloe Laws lo resume mejor que nadie en su texto publicado en Glamour: "Para mí, el mayor cambio que he notado desde que le di la espalda a 'meter tripa', ha sido mi salud mental. La forma en que vemos nuestro cuerpo y el tiempo que pasamos pensando en nuestro aspecto repercuten en nuestro bienestar mental. Físicamente, me siento más cómoda. Mentalmente, me siento más ligera. Sólo tenemos una cantidad finita de tiempo en este planeta, es precioso y no deberíamos pasarlo torturándonos". Amén.