Doctora María Dolores Merino: “Hay ocho rasgos de personalidad que se repiten en los centenarios saludables”
La doctora Merino nos da la receta psicológica para llegar a los 100 años en buen estado de salud mental
En España hay casi 20.000 centenarios, y se espera que su número se duplique en diez años
La investigación establece los rasgos psicológicos comunes de personas centenarias saludables
Lola Merino, doctora en Psicología y profesora de la Universidad Complutense de Madrid, ha recorrido España en busca de personas centenarias a las que la longevidad haya tratado bien. Ha entrevistado a 19 que se encontraban en buenas condiciones físicas y mentales y ha recogido pautas de personalidad que se repiten en todos los casos. Tras cinco años de trabajo ha plasmado las conclusiones en un artículo publicado en el Journal of Happiness Studies. Estos son los rasgos de personalidad recurrentes en estas personas centenarias vitales, satisfechas con su vida y saludables.
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Centenarios en alza
Es España hay casi 20.000 centenarios, y se ha estudiado mucho porqué estas personas son tan longevas, pero hasta ahora el foco se había puesto más en lo físico, en la genética, en el ejercicio, en lo que comían… que en lo mental. Ahora, la catedrática Dolores Merino y su equipo han analizado qué recursos psicológicos tienen estas personas, particularmente, los centenarios que han conservado un estado bueno de salud, tanto física como mental. Dolores explica a Uppers lo que ha aprendido de estas personas extraordinarias.
Si tuviera que quedarse con una enseñanza de estos encuentros ¿cuál sería?
He aprendido muchas cosas, pero lo que destacaría de todos es la resiliencia, la capacidad para afrontar la adversidad. Uno de los señores a los que entrevisté se quedó viudo a los 97 años. Su hija pensaba que el golpe se lo iba a llevar por delante. Sus padres habían estado toda la vida juntos, estaban muy enamorados y temía que su padre entrara en depresión o dejase de tener ganas de vivir. Pero no fue así. Le dijo a su hija que solo se vive una vez, que hay que ser fuertes y que a su madre no le gustaría verlos tristes por su culpa. En vez de dejarse atrapar por el dolor de la pérdida, esta persona recordó a su hija la suerte que tuvieron por haber podido disfrutar de su compañía tantos años. Esta forma de afrontar las adversidades es un patrón que se repite en todas las personas a las que hemos entrevistado.
Una de las características comunes es que son vitalistas, les gusta la vida. ¿Esto se puede aprender o viene de fábrica?
Generalmente viene de fábrica, pero el ambiente también te modifica, y las cosas se pueden aprender. Estas personas no solo están vivas con más de 100 años, es que tienen ganas de vivir. Transmiten energía a través de su actitud y de su voz, si los escuchas y no los ves, no pensarías que tienen esas edades. Quieren seguir adelante y hacer cosas nuevas. Una de las mujeres se rompió la cadera a los 98 años. Los médicos le dijeron que no volvería a caminar, pero a los dos meses ya estaba andando. Junto a esto está que quieren participar, se involucran en las actividades que se organizan en su entorno. Una mujer que tenía 100 años los martes tenía un grupo de lectura, los jueves iba a un gimnasio especial, y todos los días de 10 a 11 hacía ejercicios. Un hombre de 103 años que vivía en una residencia nos “regañó” porque llegamos un poco tarde a la entrevista, y él tenía una fiesta de los abuelos y luego bingo que no se quería perder.
Las relaciones también juegan su papel, ¿no?
Sí, son esenciales. Todos sienten placer con el contacto con otros y lo buscan de manera natural. También son personas que se sienten queridas, por su familia, por sus cuidadores… Y también son personas altruistas, disfrutan ayudando a los demás sin pedir nada a cambio. Esto se repite en las trayectorias vitales de los entrevistados, y en la actualidad también se sienten bien ayudando en lo que pueden.
¿La vida laboral, las responsabilidades también influyen en la longevidad?
Lo que hemos constatado es que todos los entrevistados eran responsables con sus obligaciones. Hacían bien su trabajo y eran honestos. Muestran un alto rendimiento en lo que hacen. Por esta razón han sido trabajadores muy valorados, ya fueran limpiadores, pastores o maestros. Sus jefes les dieron puestos de responsabilidad y trataron de convencerlos de que no se fueran cuando querían dejar sus trabajos. Igualmente, las amas de casa, que sacaron familias adelante en condiciones muy difíciles. Son responsables y perseverantes, y tienen un gran sentido del deber.
¿Para gente así debe ser difícil perder la autonomía?
Totalmente. Son personas que siempre han tomado sus propias decisiones, han tomado el control de su propia vida y la han dirigido hacia donde querían ir. Una mujer de 102 años nos contaba que su marido tenía su coche y ella el suyo. Condujo hasta los 99 años, cuando sus hijas se lo prohibieron. Pero también son personas prácticas, que se adaptan bien a las nuevas realidades buscando oportunidades en ellas. Se adaptan, pero no pierden su propio criterio.
¿Son personas agradecidas a la vida?
Sí, son gente positiva, pero no en el sentido de ser necesariamente optimistas o alegres, sino en el sentido de que están agradecidos por la vida y que han sabido disfrutarla a pesar de las dificultades que han experimentado. Están agradecidos por las cosas buenas que les suceden, y no suelen guardar rencores ni pasar facturas por los malos tragos. Tienen tendencia a ver el lado amable de la vida y disfrutar de las cosas pequeñas, de los regalos cotidianos que a muchos se nos escapan en el día a día.
¿La inteligencia tiene que ver con la felicidad?
Lo que hemos visto es que nuestros centenarios disfrutan del placer de tener una mente activa, ya sea leyendo, jugando a las cartas, haciendo crucigramas o sudokus. Sienten curiosidad, les gusta aprender cosas nuevas y aprenderlas por ellos mismos. Una mujer de 102 años nos contaba como empezó a viajar con una amiga después de la muerte de su esposo. Tenía casi 80 años, y ha estado en París, Roma, Berlín, Bruselas, Varsovia, Jerusalén y Turquía. Esta mujer votó en las últimas elecciones y sabía quiénes fueron los candidatos.
Estas ganas de ser activos intelectualmente son independientes de la formación de los individuos. Un hombre de 103 años que fue pastor muchos años nos contaba cómo sus ovejas devoraban algunos huertos de los vecinos porque él se pasaba las horas muertas leyendo. Muchos de nuestros centenarios han aprendido sus oficios por su cuenta, sin que nadie les enseñe.
¿Puede darnos una receta para llegar a los 100 años alegres y saludables?
1.- Persigue la vitalidad
Mantén una actitud vivaz, activa y participativa.
Mantente activo, física e intelectualmente.
2.- Disfruta de la interacción
Cuida las relaciones sociales.
Estate dispuesto a ayudar a los demás.
Hazles saber a tus seres queridos que los amas.
3.- Practica el compromiso
Promueve actitudes de compromiso, responsabilidad, honestidad y perseverancia a lo largo de la vida.
4.- Toma el control
Trata de ser dueño de tu propia vida, sintiéndote responsable de tus actos y sus consecuencias.
Ponte objetivos realistas a corto/medio plazo y persevera en su consecución.
Ten una visión amplia, y se capaz de encontrar oportunidades más allá de tu entorno cercano o de tu zona de confort.
Establece un orden y ciertos hábitos en la vida diaria, para que las exigencias cotidianas no te desborden.
5.- Intenta motivarte intelectualmente
Mantente intelectualmente activo, incluso encontrando nuevas áreas de conocimiento y aprendizaje (como pintar, escribir, etcétera).
Se curioso, por ejemplo, aprende sobre nuevas culturas, viaja, lee.
6.- Sé positivo
Practica la gratitud, se consciente de todo lo bueno que hay en tu vida.
Practica el disfrute, aprende a identificar y explotar las experiencias positivas diarias.
7.- Resiste
Desarrolla habilidades que te permitan aceptar los eventos negativos y estresantes como parte de la vida y, en la medida de lo posible, extrae la esencia positiva de un evento adverso.
8.- Utiliza la inteligencia
Desafía tu mente, trata de resolver problemas que se vuelvan progresivamente más exigentes. Y aprende cosas nuevas.