Anosmia por coronavirus, resfriado común o la edad: saber distinguir la pérdida de olfato

  • Te explicamos cómo diferenciar exactamente la pérdida de olfato asociada la covid-19 y la que se puede tener con un resfriado

  • La anosmia se incrementa con la edad ya que durante el envejecimiento se produce una pérdida significativa de las neuronas receptoras olfatorias

El olfato. Es una de las cosas que primero pierden los enfermos por coronavirus. Concretamente, ocho de cada diez lo hacen, según un estudio de la Federación Internacional de Sociedades de Otorrinolaringología. Sin embargo, la congestión nasal es también uno de los primeros y más frecuentes síntomas del resfriado común, una de las enfermedades mas habituales en esta época del año, en la que los grandes cambios de temperatura entre el día y la noche son cada vez más pronunciados. Con esta primera sintomatología tan similar, puede cundir en pánico, sobre todo en los grupos de riesgo de ambas afecciones, los mayores. Te damos las claves para diferenciar exactamente la anosmia o pérdida de olfato asociada la covid-19 y la que se puede tener con un resfriado.

Nariz no taponada, primera gran diferencia

La congestión nasal causada por un resfriado o gripe se produce por una inflamación de los vasos sanguíneos y los tejidos del interior de la nariz que están llenos de líquido e impiden el paso normal del aire. Ésta, suele estar asociada también a la secreción excesiva de moco o de secreciones nasales acuosas, también denominadas, goteo nasal, que en muchas ocasiones están relacionadas también con la imposibilidad de realizar una correcta respiración.

Sin embargo, cuando se trata de la pérdida del sentido del olfato en pacientes con coronavirus, estos "pueden respirar libremente, no tienden a tener la nariz taponada ni goteando y no pueden detectar los sabores amargos ni dulces", según apuntan los resultados de un estudio publicado en la revista ‘Rhinology’ y realizado por investigadores europeos liderados por Carl Philpott, vicepresidente de la Sociedad Británica de Investigaciones Otorrinolaringológicas (BOARS). Es decir, que aunque no puedan oler no tienen mocos.

Pérdida repentina y aguda frente a una más gradual

Además, esta pérdida de los olores es mucho más fuerte y repentina en pacientes con coronavirus que en aquellos que padecen un resfriado común, en los que el proceso suele extenderse entre uno y tres días y se agudiza con el paso de las horas. Los enfermos de covid-19 son, en la mayor parte de los casos, incapaces de identificar olores en su totalidad de un día para otro.

Para los investigadores, estas evidencias se tratan de un gran descubrimiento, sobre todo en lo relacionado con la detección. "Esto quiere decir que las pruebas olfativas y gustativas podrían utilizarse para discriminar entre los pacientes de COVID-19 y las personas con un resfriado o gripe regular. Aunque estas pruebas no podrían sustituir a los instrumentos de diagnóstico formales, como los hisopos de garganta, podrían ser una alternativa cuando no se dispone de pruebas convencionales", apunta Philpott.

En muchos casos, único síntoma

Malestar general, tos, dolor de cabeza, fiebre, dolor de garganta, mocos… son los tradicionales síntomas del resfriado común, que como llevamos viendo meses son similares a los de coronavirus. Sin embargo, cuando se trata de un resfriado se suelen manifestar todos a la vez y mejoran pasados tres días.

Otra de las diferencias que han encontrado los investigadores es que, en el caso de la covid-19, en muchos pacientes la pérdida de olfato es el único síntoma patente de la enfermedad, son asintomáticos en todo lo demás. "Esto sugiere que la parte de nuestra nariz responsable del olfato también podría ser el lugar donde el coronavirus se afianza en el cuerpo", apunta el investigador.

La edad, otra razón para la pérdida olfativa

Además de asociada a procesos virales, durante el envejecimiento se produce una pérdida significativa de las neuronas receptoras olfatorias, lo que provoca una disminución olfativa. Este trastorno, en su máximo grado, impide apreciar cualquier olor y se conoce como anosmia.

Según la Organización Mundial de la Salud, el 5% de la población mundial la sufre y en España afecta a unas 400.000 personas. Si hablamos de prevalencia, se incrementa con la edad, alcanzando el 32% a partir de los 80 años, según un estudio publicado por la revista 'Chemical Senses'.

Cuando esta pérdida olfativa surge en una edad avanzada es un factor que debe ser estudiado independientemente ya que puede estar asociado a procesos degenerativos y no solo a procesos patológicos nasales, sinusales, a infeccionen de las vías respiratorias (como es el caso del resfriado común y el coronavirus) o a traumatismos craneales.