La velocidad también importa. Así lo confirma un reciente estudio publicado por la revista médica estadounidense JAMA Network Open. Asegura que las personas de 45 años que caminan lento envejecen más rápidamente. La investigación, realizada por la Universidad de Duke, en Estados Unidos, evaluó a mil personas de 45 años y concluyó que aquellos que andaban más despacio presentaban un peor estado de salud.
Los pulmones, los dientes o el sistema inmunológico fueron algunas de las zonas corporales donde la diferencia era mayor. Sus rostros también daban más muestras de envejecimiento y presentaban más dificultades a la hora de hacer pruebas neurocognitivas. El tamaño del cerebro era menor y sus funciones estaban más atrofiadas.
"Lo más sorprendente es que los resultados son de personas de 45 años. Por lo tanto, nuestros hallazgos sugieren que quizá la velocidad de la marcha no solo tiene interés geriátrico, como suele estudiarse", explica Line JH, investigador de psicología y neurociencia de la Universidad de Duke. Según los datos, aquellos que caminan a una velocidad media de dos metros por segundo se mantienen mejor y obtienen mejores resultados que los que lo hacen a una media de 1,3 metros por segundo.
"Este estudio lo realizamos a los mismos participantes desde los 3 hasta los 45 años y descubrimos que una velocidad lenta supone problemas físicos y cerebrales años antes de la vejez", explica Terrie E. Moffitt, investigadora principal del mismo. Además los resultados de las pruebas de coeficiente intelectual, comprensión del lenguaje, tolerancia a la frustración, habilidades motoras y control emocional que se les realizaron de niños ya predijeron qué tipo de caminante serían. Además afirma que "la velocidad de la marcha está asociada a una respuesta peor a la rehabilitación y a las enfermedades relacionadas con la edad, incluidas las cardiovasculares y la demencia".