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Cuando las temperaturas suben a los máximos estratosféricos que hemos vivido este verano, pocas cosas resultan más placenteras que tomarse una caña bien fría con el rumor del mar de fondo. La cerveza es una de nuestras bebidas favoritas, un imprescindible en las quedadas con familiares y amigos y la estrella de la temporada estival.
Según los datos de Cerveceros de España, los españoles consumimos una media de 52 litros per cápita de cerveza al año. Somos, de acuerdo a un ranking elaborado por la web Expensivity, el segundo país de toda la Unión Europea en cuanto a consumo, solo por detrás de la República Checa. Se calcula, en concreto, que cada español bebe unas 417 latas al año, es decir, más de una por día. Y de estas latas, la mayoría se beben en verano, ya que es donde se concentra el 31% de las ventas.
Pero ¿dónde hay que poner el límite? ¿Cuándo debemos echar el freno para no pasarnos de la raya y poder tener un consumo responsable? Desde siempre, todos hemos oído hablar de lo beneficioso que resulta beber una copita de vino al día, pero ¿qué pasa con la cerveza? ¿Podría tener efectos positivos para nuestra salud?
Para dar respuesta a este tipo de preguntas, un grupo de expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha elaborado el documento “Consumo moderado de cerveza y sus efectos en la salud cardiovascular y metabólica: una revisión actualizada de la evidencia científica reciente”, un documento publicado recientemente en la revista Nutrients que revela cuántas cervezas podemos tomar para que aporte beneficios para nuestra salud.
En concreto, este trabajo, que no es un estudio como tal, sino una revisión de investigaciones anteriores, señala que el consumo moderado de cerveza es de 196 gramos a la semana para los hombres(28 gramos al día, aproximadamente) y de 112 gramos a la semana para mujeres (en torno a 16 gramos diarios), lo que equivaldría a una o dos cervezas diarias para ellos y a una única cerveza para ellas.
La investigación defiende que un consumo moderado de esta popular bebida alcohólica puede disminuir el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular o un problema de diabetes en el caso de los hombres. Además, afirma que la cerveza puede aumentar la densidad ósea y reducir el riesgo de fractura en ancianos, y niega que una ingesta moderada de la cerveza tradicional o sin alcohol aumente el peso corporal en personas obesas.
No obstante, para que este consumo resulte beneficioso es importante que se distribuya a lo largo de los días y que se eviten los episodios de consumo excesivo, es decir, las borracheras, ya que un consumo excesivo irregular puede acabar afectando a nuestra salud.
En este sentido, los autores también insisten en que estas propiedades saludables están condicionadas por el estilo de vida de los consumidores. En concreto, apuntan a que el consumo de estas cantidades recomendadas debe estar asociado a una alimentación sana y equilibrada y hacen hincapié en los valores de la dieta mediterránea, una alimentación extremadamente sana caracterizada por por el alto consumo de alimentos frescos, un bajo consumo de grasas animales y una ingesta responsable de bebidas fermentadas, como el vino o la cerveza, que suelen tomarse durante las comidas.
A pesar de los beneficios que esta popular bebida alcohólica puede aportarnos, los investigadores recomiendan decantarse por opciones sin alcohol si estamos tomando medicamentos o vamos a conducir. El alcohol es una de las principales causas detrás de los accidentes de tráfico en nuestro país, así que es mejor olvidarlo si vamos a echarnos a las carreteras. Además, los autores también recomiendan que las mujeres embarazadas o en periodos de lactancia busquen otras alternativas a la cerveza tradicional.