Elegir un buen calzado y cuidar la circulación: la importancia de cuidarse los pies después de los 50

  • Las personas mayores son uno de los grupos que más problemas padecen en los pies, y que más consecuencias perjudiciales para su salud pueden acarrear.

Cuando llegamos a 50 años, se dice que hemos llegado a caminar alrededor de 120.700 kilómetros. Para ponerlo en perspectiva, eso son más de tres vueltas alrededor al mundo. Por eso mismo, nuestros pies a menudo comienzan a quejarse, incluso si estamos sanos y sin sobrepeso. Sin embargo, no necesitas sufrir en silencio, ya que los pies envejecidos pueden ser tratados con facilidad. Algunas de las dolencias más comunes en los pies pasado el medio siglo son:

  • Juanetes: deformidades de los pies causadas por la expansión del tejido y el hueso alrededor de la articulación del dedo gordo.
  • Fascitis plantar: una inflamación dolorosa que se encuentra en el tejido conectivo de la planta del pie.
  • Artritis: una condición dolorosa y dolorosa que ocurre en la articulación del dedo gordo del pie.
  • Infecciones del pie diabético: complicaciones que surgen de entumecimiento o mala circulación.
  • Neuropatía diabética: un dolor ardiente en el pie, como resultado de una condición diabética.
  • Hongos de uñas de los pies: problema de engrosamiento y descoloración de las uñas.
  • Martillo de dedo: una deformidad donde los dedos pequeños terminan doblándose o doblándose.
  • Pie de atleta: una infección común que causa piel roja, escamosa y picazón.

Los pies son, sin duda alguna, una de las partes del cuerpo que más castigamos. De ellos depende nuestro equilibrio en mayor medida, pues son los encargados de desplazarnos. Además, también condicionan la postura que adquiere nuestro cuerpo. Mientras que, sin embargo, les prestamos menos atención de la debida y tendemos a acordarnos de ellos cuando empezamos a detectar algún problema.

Durante esta etapa de la vida cuidar los pies es indispensable para mantener el bienestar, pues, inevitablemente, es un punto propenso a presentar manifestaciones negativas a consecuencia de la edad. Es decir, el pie maduro es de por sí un pie en riesgo. Por ello, para reducir el riesgo de aparición de posibles patologías es fundamental cuidarlos.

Cómo cuidar nuestros pies

  • Elegir un calzado adecuado es una de las cuestiones más transcendentales a tener en cuenta a lo largo de nuestra vida. Los más convenientes son unos zapatos lo suficientemente flexibles, que ejerzan a modo de buen soporte y permitan una pisada cómoda. A estas edades los pies tienden a hincharse, por lo tanto, los materiales elásticos que no aprieten los pies van a ser la mejor elección, y siempre naturales. Ojo con la talla, procura que te midan los pies en la zapatería, y cuando compres zapatos, que sean de tu talla. No todos los modelos ni todas las marcas tienen el mismo tallaje.
  • Mantener una rutina de higiene es otro de los aspectos que más se tienen que considerar en el cuidado de los pies. En el caso de edades avanzadas, existe una mayor probabilidad de formación de hongos. Por ello, después de cada lavado es muy importante llevar a cabo un secado adecuado, incidiendo, sobre todo, en las hendiduras que se encuentran entre los dedos de los pies, para evitar la maceración.
  • Cuidado de las uñas. Hay que prestar siempre atención a la hora de cortarlas para evitar las uñas encarnadas. Lo correcto es hacerlo en forma recta, para evitar malformaciones y dificultades al caminar.
  • Circulación. Otro de los problemas más frecuentes de la edad es una mala circulación que afecta a nuestras extremidades inferiores. Por ello, se deberán evitar todos aquellos calcetines o medias que obstaculicen la circulación, pues van a favorecer la aparición de varices. Así que, lo más recomendable es utilizar calcetines de algodón siempre, ya que es un material natural que permite la correcta transpiración del pie.
  • Rozaduras. Puedes utilizar lubricantes tipo Body Glide o manteca de cacao en la superficie superior de los pies para evitar las rozaduras. Ponte zapatos distintos cada día. Los zapatos deben airearse y secarse antes de volvértelos a poner.
  • Hidratación. Después del baño o ducha, aplícate una crema de pies como Eucerin Intensive Repair Foot Cream. También puedes aplicar vaselina y luego ponerte calcetines antes de dormir.
  • En el caso de las mujeres, hay que evitar en la medida de lo posible los tacones finos.

Aun teniendo en cuenta todos estas pautas, si experimentas algún tipo de dolor en el pie, aquí te dejamos algunos consejos prácticos antes de consultar con el especialista.

Pierde algo de peso: esto reducirá el estrés en tus pies y rodillas.

Compra buenos zapatos: tus pies se beneficiarán de protección adicional y un ajuste mejor.

Comprueba el tamaño de tu pie: los pies envejecidos tienden a alargarse y ensancharse.

Trata de hacer ejercicios de cardio de bajo impacto para reducir el estrés articular.

Mantén los pies tan secos y limpios como sea posible.