Dióxido de titanio, el aditivo calificado como no seguro: ¿qué alimentos lo tienen?

  • La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria ha elaborado un informe sobre los riesgo de la ingesta del dióxido de titanio

  • Este componente es un aditivo presente en muchos alimentos que vemos en el supermercado

  • La OCU pide tajantemente su retirada del mercado para "proteger la salud de los consumidores"

Que muchos de los alimentos que compramos en el supermercado llevan aditivos no es ninguna sorpresa. Ahora bien, hay algunos que son más o menos perjudiciales para la salud y el último al que se ha puesto en la diana es el dióxido de titanio. En los últimos días la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha emitido un informe sobre los riesgos que esta sustancia puede provocar si la ingerimos. Después de ello, la Comisión Europea va a proponer a los países miembros dejar de utilizarlo como aditivo, una medida que ya tomó Francia en 2020. ¿Para qué se usa? ¿En qué alimentos está presente?

Chicles, helados o sopas

E-171, es el código que el dióxido de titanio tiene como aditivo alimentario del que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha explicado que es innecesario y peligroso. Principalmente es un aditivo que se utiliza con frecuencia por sus propiedades blanqueantes y que está presente en alimentos como golosinas, chicles, helados, algunos lácteos, salsas blancas, sopas o en algunos procesados.

Ahora, el informe de la EFSA establece que el dióxido de titanio no debería seguir considerándose seguro como aditivo en diversos alimentos después de realizar una revisión de diferentes pruebas. ¿Por qué? Según ha comunicado la entidad "no se podía descartar la genotoxicidad (posibilidad de dañar el ADN) tras el consumo de partículas de dióxido de titanio. Tras su ingesta, la absorción de partículas es baja, pero pueden acumularse en el organismo".

Los países y la Comisión tienen la última palabra

Dado que el papel de la EFSA es simplemente evaluar el uso de esta sustancia como aditivo en los alimentos y no para otros usos, la pelota sobre una posible prohibición, como se ha hecho en Francia, está en el tejado tanto de la Comisión Europea como de los países que la conforman para tomar una decisión homogénea aprobada por parte de todos los países de la Unión Europea.

En todo caso, la entidad europea revisa frecuentemente las evidencias sobre aditivos y la exposición de las personas como consumidores, por eso algunos expertos piden a la gente que no se alarme pues, si finalmente se detecta una sobreexposición se reducirá su uso permitido o se eliminará de los productos porque realmente lo que se sabe es que su consumo no tiene consecuencias inmediatas en la salud.

La OCU pide su retirada

En cambio la OCU pide su retirada y prohibición para "proteger la salud de los consumidores europeos" porque algunos estudios les llevaron a sospechar de su toxicidad, además de que no hay una necesidad real para su uso, de hecho apuntan que muchos fabricantes lo han eliminado. Además, la OCU explica que el dióxido de titanio se utiliza principalmente por estética sin llegar a tener ni un valor nutricional o un componente beneficioso para los alimentos. En todo caso, también piden un estudio más a fondo para conocer bien qué efectos podría tener este componente sobre la salud.