Pon a punto tu memoria: ejercicios para mantener nuestras neuronas activas

  • Conviene realizar ejercicios mentales y así mantener nuestras neuronas activas.

  • Combatiremos trastornos neurodegenerativos como el alzheimer o el parkinson.

A la edad madura le atribuimos alas: una sabiduría reposada o un ojo clínico fruto de muchos años de experiencia, por ejemplo. Además, somos capaces de analizar la vida con un equilibrio sereno. Por desgracia, estos años en los que el aprendizaje deja paso al placer del autoconocimiento y las experiencias vividas también pueden traer malos equipajes en la memoria. ¿Te has planteado alguna vez que pasa con ella a medida que envejecemos? ¿Y sabes que puedes hacer ejercicios mentales para mantenerla fresca?

Las aguas turbias

No es ningún secreto: con la edad, nuestro cerebro puede oxidarse un poco. La cabeza comienza a llenarse de pequeños acantilados, huecos donde nuestra plasticidad neuronal falla al construir recuerdos. Las instantáneas de nuestra propia vida, en ocasiones, llegan a ser más borrosas de lo normal, y esto nos entristece. También nuestra agilidad mental y capacidad de reacción suele disminuir un poco. A veces hasta nos cuesta encontrar esa palabra que estamos buscando, otras repetimos historias, otras tantas tardamos en pescar ese recuerdo, qué pasó aquel día, con qué esfuerzo nos cuesta traerlo a la superficie.

Estas fallas de memoria entran dentro de lo plausible. No comportan deterioros cognitivos graves o enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer o el parkinson, y por eso mismo no debemos preocuparnos.

Eso sí, el cerebro es un músculo con enorme margen para mantenerse afilado como un bisturí, y nos conviene ponerlo a prueba, moldearlo con ejercicios, hacerlo saltar a la comba para que las imágenes de nuestra propia vida, las fechas de los cumpleaños o esa tarea inaplazable tengan la fortaleza y nitidez de los espejos. Ejercicios, ejercicios, ejercicios.

La mente se puede entrenar

Deporte de sillón. Existen multitud de actividades cognitivas que puedes realizar tú sin tener que secuestrar a tu pareja. Puedes practicar el ajedrez, rellenar sopas de letras, sudokus, crucigramas, autodefinidos... Los juegos de mesa como el parchís o el dominó funcionan igualmente bien. Todo lo que estimule cognitivamente nuestro córtex y lo ponga a abrir puertas será bueno para tu memoria a corto y largo plazo.

Apréndete un verso. ¿Qué tal si te propones aprenderte la estrofa de un poema cada día de la semana? A los siete días no solo habrás ejercitado tu memoria, sino que podrás declamárselo con voz de angelus a alguno de tus seres queridos para ganar puntos. Puedes hacer lo mismo con palabras del diccionario, con recetas de cocina, inicios de novela o diálogos de películas.

Memoriza visualmente. Prueba a pasear por alguna habitación de tu casa y escoger cinco objetos y sus ubicaciones; incluso puedes hacerlo con la habitación entera. Tómate tu tiempo para retener la posición de estos objetos, tanto como te sea cómodo para luego realizar el ejercicio. Siéntate en otro cuarto y dibuja la habitación y dónde estaba colocado cada objeto.

Desentierra las matemáticas. De adulto, nadie va a darte un reglazo porque no te sabes las raíces cuadradas. Tener a mano un cuaderno para realizar operaciones matemáticas sencillas, o complicarlas tanto como desees, puede ser una muy buena forma de plantar las primeras vigas de hierro forjado en tu cerebro. Sumas, restas, mínimo común denominador, ecuaciones. Llénate la cabeza de números.

Nemotecnia, una técnica de asociación mental y vieja amiga de cualquier estudiante. Un ejercicio bastante entretenido consiste en tratar de memorizar cinco palabras (cerdo, guadaña, hermana, hoyo, nieve), y para ello crear una historia lo más ilógica posible que las conecte. 'Mi hermana sonaba como un cerdo al ver la guadaña. Enseguida se escondió en el hoyo a buscar la nieve'.

Cadena de términos. Otros ejercicios de estimulación cognitiva que funcionan de perlas implican el juego con las palabras. Por ejemplo, podemos escoger una que empiece por una letra determinada. (árbol). A continuación, debemos escoger y decir en voz alta una palabra que empiece por la última letra de la palabra anterior (logia). Así con cinco palabras. Este ejercicio requiere que antes de repetir en voz alta las palabras escogidas, realicemos una operación matemática (restas sencillas durante treinta segundos). Al terminar el ejercicio matemático, tendremos que repetir esas cinco palabras escogidas en el orden intacto en que las pensamos.

Existen multitud de variaciones para este último juego mental, desde escoger listas de objetos que contengan cierta letra, a realizar algo parecido al juego de la ruleta de la fortuna, con frases en las que falten ciertas vocales y consonantes y que tengamos que rellenar.