Síndrome de la bata blanca o por qué se te dispara la tensión al pisar un hospital

  • Uno de cada cinco adultos padece este síndrome

  • Quienes lo padecen tienen el doble de probabilidades de morir de enfermedad cardíaca

  • Te explicamos cómo tomarse bien la tensión en casa

Es curioso cómo un lugar que nos ayuda a mejorar nuestro estado de salud puede provocarnos tranquilidad y ansiedad a partes iguales. No podemos contener ese nudo en el estómago que se nos pone cuando entramos en un hospital. Y es que hay que reconocer que pocas veces se cruzan sus puertas para algo positivo. El malestar en alguno es tal que repercute incluso en su estado de salud, disparándose su tensión. Le pasa, ni más ni menos, que a uno de cada cinco adultos. Es lo que se conocer como 'Síndrome de la bata blanca'. Te explicamos qué es y cómo identificarlo.

Puede inducir a error en determinados diagnósticos

Se dice que una persona tiene el 'Síndrome de la bata blanca' cuando la presión arterial que se toma en la consulta es más alta que el promedio de tensiones que se toma fuera del entorno hospitalario. Se trata de una variable continua, que suele pasar de forma habitual y que puede magnificar o infravalorar la hipertensión, ya que puede llevar a un diagnóstico erróneo por parte del profesional sanitario.

A día de hoy, se considera como un mal leve, pero no necesariamente es así. El problema que observan los expertos es que quienes lo padecen, pueden tener la misma reacción ante otros momentos que les generen estrés. En ese caso, probablemente requiera un diagnóstico de hipertensión, que podría estar relacionado con el uso de medicamentos específicos, cambios de estilo de vida o una combinación de las dos cosas. Por otro lado, se puede dar el caso que el profesional sanitario no valore este nivel como algo extraordinario y trate una hipertensión que, en realidad, no existe.

Implica un mayor riesgo de muerte

De acuerdo con varios estudios realizados recientemente, este síndrome podría relacionarse con consecuencias fatales. Un nuevo estudio elaborado por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania ha revelado que los pacientes con hipertensión de bata blanca no tratada no solo tienen un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, sino que tienen el doble de probabilidades de morir de enfermedad cardíaca que las personas con la presión arterial normal.

"Los estudios sugieren que aproximadamente uno de cada cinco adultos puede tener hipertensión de bata blanca. Nuestros hallazgos subrayan la importancia de identificar a las personas con esta afección. Creemos que los individuos con hipertensión aislada en el consultorio que no toman medicamentos para la presión arterial deben ser vigilados de cerca para detectar la transición a la hipertensión sostenida", explica la autora principal del estudio, Jordana B. Cohen.

De ahí que sea importantísimo monitorizar la presión arterial a partir de cierta edad y de forma asidua es fundamental. De hecho, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, que siguieron a 64.000 personas durante cinco años, concluyeron que las mediciones de la presión tomadas en el hogar regularmente eran el pronosticador más fuerte con relación a las muertes cardiovasculares, mucho más que las realizadas en el consultorio médico.

Cómo tomarse la tensión correctamente en casa

Dada la importancia de controlarse la tensión, es fundamental hacerlo bien. ¿Dónde debo colocármelo? ¿Cómo hay que tener el brazo? ¿Qué momento del día es el mejor para hacerlo? ¿Sirve cualquier máquina? Respecto a esto último, es fundamental que el aparato esté homologado para que muestre resultados fidedignos.

Lo ideal es hacerlo antes del desayuno o de la cena y evitar el café, té, alcohol y el tabaco media hora antes de la prueba. También es recomendable ir al baño antes de hacerlo, porque la vejiga debe estar vacía. Sitúate en una habitación tranquila y en silencio, en un momento en el que no estés especialmente estresado.

Para llevar a cabo la medición, siéntate con la espalda reposada en una silla y las piernas sin cruzar. Deja el brazo que vayas a emplear encima de una mesa y no lo muevas. Ponte el tensiómetro siguiendo las instrucciones del fabricante, que pueden ser colocarlo unos 2 o 3 cm por encima del codo o en la muñeca. Deja la palma hacia arriba y comienza la medición. Repítelo dos veces.