“La segunda dosis me ha pegado duro”: preguntamos a los expertos por qué produce más reacción que la primera

  • Muchos de los que reciben la segunda dosis aseguran que han tenido más reacción que con la primera

  • "Es normal que el organismo al conocer al enemigo, que ya se inoculó en la primera dosis, quiera luchar contra él y por eso surge el proceso inflamatorio"

  • ¿Paracetamol antes o después de vacunarme?

Estamos a mediados de junio y probablemente hace seis meses nadie se hubiese imaginado esta situación. La vacunación sigue avanzando sin descanso, casi el 42% de la población ya tiene, al menos, una dosis en nuestro país y casi 11 que ya presumen de estar completamente inmunizados. Todas las comunidades de sumergen así en la inoculación del grupo de entre 40 y 49 años, es decir, los nacidos entre 1972 y 1981. A estas alturas de la campaña, el 100% de los ancianos en residencias y mayores de 80 años tiene ambas dosis, los septuagenarios, salvo excepciones, también, y los mayores de 60 años, aunque nueve de cada diez ya tienen una inyección, solo el 22% goza de ambas. Algo similar sucede en el grupo de entre 50 y 59 años. Los Uppers están a la espera de la segunda dosis. ¿Cómo me encontraré después de ponérmela? ¿me tengo que tomar un paracetamol preventivo? ¿cuál será el precio de la inmunidad completa?

La reacción depende de la edad y de nuestro sistema inmunitario

"Pues la segunda dosis de Moderna pega duro. Hacía 150 años que no tenía fiebre. Después de siglo y medio de 36.5, un 37.3 es un auténtico tormento", son las palabras que el escritor Manuel Vilas publicaba en redes sociales, tras recibir el pinchazo para completar su inmunidad. Su caso no es aislado. Aproximadamente el 30% de los que reciben la vacuna van a tener algún efecto del tipo escalofríos, un poco de fiebre, dolor muscular, de cabeza…

Víctor Jiménez Cid, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid y parte del grupo de discusión de la Sociedad Española de Microbiología, nos explica por qué ocurre esto. "Si tu organismo ya conoce el antígeno que se está inoculando en la vacuna, va a estimular de manera inmediata lo que se llama los mecanismos de inmunidad, con liberación de mediadores pirogénicos, es decir, de fiebre y que te causan malestar y síntomas generales. Para que sea fácilmente comprensible, es normal que el organismo al conocer al enemigo, que ya se inoculó en la primera dosis, quiera luchar contra él y por eso surge el proceso inflamatorio".

Sin embargo, la respuesta inmunitaria no es la misma en todas las edades. Tiende a reducirse con el paso de los años y, por eso, los jóvenes y la población de mediana edad, tiende a notar más esta reacción que los adultos mayores. José tiene 96 años y ya cuenta con ambas dosis de Pfizer. Su mujer, Carmen, también, y ninguno de ellos ha sufrido ningún efecto adverso más allá de dolor en el lugar del pinchazo el día siguiente a la inoculación. "Estamos muy contentos de tener las vacunas y poder besar y abrazar a nuestra familia de nuevo", reconoce José. En contrapartida, Carlota, farmacéutica de 28 años, recibió la segunda inyección de Astrazeneca hace apenas una semana y tuvo episodios febriles esa noche. "Me desperté empapada como a las cinco de la mañana, tenía fiebre y ya no conseguí conciliar el sueño. Un paracetamol fue suficiente para sobrellevar bien el día, acudí a trabajar sin problema, solo más cansada de lo habitual", nos cuenta.

Estas reacciones no deben asustarnos, todo lo contrario, pueden aportarnos un cierto halo de tranquilidad. "La reacción es normal, incluso si me apuras, es buena señal. Eso significa que tu organismo está reaccionando y está disparando las señales de alerta. Ojo, no decimos que, si alguien no tiene reacción, no haya generado anticuerpos. Pero sí que es cierto que el hecho de que se produzca una respuesta inflamatoria es que el organismo está respondiendo a lo que te inyectan y eso es probablemente bueno", apunta el catedrático.

A los 50, es la lotería

¿Entonces qué puedo esperar si soy de mediana edad? Desgraciadamente no se sabe. En términos generales, a mayor edad, la tendencia a ser inmunológicamente reactivo se reduce. Al administrar la segunda dosis el ejército de anticuerpos que hemos entrenado se activan, pero en cada cuerpo de una forma diferente. Ana se encuentra en la cincuentena y recibió su primera dosis de la vacuna de Pfizer en el Wanda Metropolitano. Tras la primera inyección tuvo algunos efectos secundarios, sobre todo un gran cansancio y somnolencia y un moderado dolor de brazo. "En mi caso además me levanté con conjuntivitis, que precisamente fue uno de los síntomas que tuve cuando pasé el coronavirus hace más de un año ya. Todo despareció a lo largo del día", nos cuenta.

Ahora espera ansiosa la segunda cita para conseguir la inmunidad completa, asegura que los efectos colaterales son un mal menor que se olvidarán en breve, tan pronto como pueda disfrutar de la vida, como siempre. "Me cuentan buenos amigos médicos que la segunda dosis suele provocar más efectos secundarios que al primera. Y me recomiendan que tome paracetamol de forma preventiva sin esperar a que los efectos aparezcan. De hecho, me dicen que ha sido habitual entre médicos tomar paracetamol tras la administración de la segunda".

El uso profiláctico de medicamentos es un tema, como poco, conflictivo. Jiménez Cid es precisamente farmacéutico y él recuerda que los fármacos son terapéuticos y que para no caer en un uso abusivo deben tomarse cuando aparecen síntomas, no antes. "Dos de cada tres personas no van a tener ningún efecto adverso y, bajo mi perspectiva, no tiene ningún sentido que metamos químicos al cuerpo sin necesidad. Evidentemente, si existe malestar o fiebre hay que tomarlo, pero no antes", apunta.