¿A qué horas debes evitar comer si quieres perder peso?

  • Hay ciertas horas del día en las que nos invade un hambre voraz y nos comemos cualquier cosa sin pensar

  • Una dietista australiana las ha concretado exactamente: son tres momentos críticos del día que podemos evitar con una alimentación saludable

  • Uno de los mayores peligros está en la máquina expendedora de dulces y snacks del trabajo

A veces nos volvemos un poco locos con las dietas más ahora que estamos pensando en esa playa querida. El verano implica dejar al aire todas las partes de nuestro cuerpo que han permanecido al abrigo de pantalones y jerséis. Lo malo de esas dietas es su efecto rebote. Los profesionales nos siguen insistiendo con toda la razón y fuerza científica del mundo que lo recomendable es alimentarse de forma saludable y hacer ejercicio. Además, en Uppers hemos tomado nota de las recomendaciones de una dietista que ha concretado a qué horas debes evitar comer si quieres perder peso.

La dietista que ha marcado “las horas malditas” del horario diario es Susie Burrell, muy conocida en Australia por su experiencia y programas de nutrición y psicología a los que aporta un enfoque práctico y fácil para alcanzar el bienestar.

En España lo aconsejable es seguir la dieta mediterránea. Muchas de las recetas de Susie Burrell son muy semejantes. Está demostrado que mejora la salud y mantiene a raya múltiples enfermedades gracias a que persigue una alimentación a base de productos frescos y de temporada, con la ingesta diaria de frutas y verduras, al igual que el consumo de las proteínas de las legumbres, los huevos y los lácteos como yogures y quesos no grasos, junto a pescados blancos y azules que son ricos en Omega-3, cereales y AOVE.

En el canal de noticias australiano 7News, Susie Burrell apuntó las tres horas exactas del día en las que se debe evitar comer nada para perder peso o con el fin de mantenerlo. Estas tres horas, según la dietista, son las 11:01 horas de la mañana, las 15:14 horas de la tarde y las 21:30 horas de la noche.

La determinación de estos tres momentos concretos proviene de un estudio llevado a cabo en el Reino Unido y publicado por el Daily Mail cuyas conclusiones mencionó en antena Burrell. El estudio había analizado la dieta realizada por un grupo de personas que “consumieron 750 calorías adicionales cada día durante los citados períodos de alto riesgo”. Tal como se comprobó, estaban asociados a “una visita matutina a la cafetería, al té de la tarde y a un atracón regular después de la cena”.

Propuestas para los picoteos entre horas

Burrell apuntó que en esas franjas horarias ya han pasado unas horas desde el desayuno de primera hora, el almuerzo y la cena según las costumbres británicas y australianas. El problema está cuando las comidas principales no se han hecho correctamente ni a partir de alimentos saludables y saciantes. La dietista pretende evitar el clásico picoteo entre horas o los antojos que generan la compra de productos nada recomendables en las máquinas expendedoras que se encuentran en el trabajo. Lo habitual es que se trate de snacks a partir de fritos, grasas de las malas y azúcares. Además, propone sustituir esa ingesta inadecuada de calorías que se convierten en grasa corporal por otras propuestas de alimentación saludable.

La nutricionista australiana recomienda realizar unas tres horas después del desayuno, antes de las 10:30 horas de la mañana, “un pequeño refrigerio”, a base de café, yogur griego, queso y un par de galletas integrales, sin superar las 200 calorías. El objetivo es no sentir hambre hasta el almuerzo.

Después del almuerzo principal, lo que correspondería con ese té de la tarde, Burrell propone tomar una barrita elaborada con nueces, “rica en nutrientes y controlada en porciones” o unas verduras con requesón o con hummus. Su intención es sustituir con alimentos saludables los dulces y los snacks de las máquinas expendedoras que ya hemos mencionado.

Por último, en ese tramo horario cuando ya se cenó hace rato, Burrell apuesta por el té o el chocolate negro, eliminando la ingesta de dulces frente a la televisión, “un hábito que puede ser excepcionalmente difícil de romper”.