Los tres beneficios para la salud de comer la piel del pollo

  • Expertos de la Universidad de Harvard aseguran que la piel de pollo es beneficiosa para la salud

  • El pollo es una carne rica en proteínas y una fuente importante de vitaminas y minerales

  • Eliminar la piel puede tener un motivo más nutricional que de seguridad

Entre las carnes animales, el pollo es, sin duda, la favorita del mundo. Es la carne que más se consume globalmente: la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) calcula que en 2021 se consumieron 133 millones de toneladas de carne blanca en el mundo.

Desde hace algunos años se ha popularizado la idea de que comer la piel de pollo no es saludable, lo mismo que la recomendación de que debe de removerse de la carne antes de su preparación o eliminarla antes de comer si el producto se compró listo para comer y se cocinó con piel.

En contraposición, hay quienes opinan que un pollo sin piel tiene poco sabor, ya que, aseguran, el sabor de este alimento lo proporciona la piel durante su preparación, además de que su consumo, afirman, a pesar de lo mínimo que pudiera afectar a la salud, vale la pena. Desde Uppers hemos descubierto que no solo no tiene nada de malo, sino que tiene grandes beneficios

Esta carne puede ser cocinada en miles de formas, así que se puede incluir en todos los menús que desees, pero hay una en particular que es más deliciosa y es asarlo con piel. Los expertos de la Universidad de Harvard, aseguran que esta parte de las aves tiene muchos beneficios y a lo largo de los años le han hecho una injusta mala fama

Los beneficios de la piel de pollo

El mismo estudio de Harvard asegura que el pollo contiene pocas grasas saturadas y es rico en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, ambas beneficiosas y recomendables para una buena salud cardiovascular. Aunque existen otras más recomendables. “Si como fuente de grasas tenemos que escoger entre un pollo con piel o unos frutos secos, mejor optar por lo segundo. Pero eso no quiere decir que la piel del pollo sea mala”, aseguran en el estudio. 

  1. Cuida el corazón. Su grasa insaturada es amigable para el corazón; baja la presión arterial y regula la producción de hormonas. Además, su aporte calórico no es tan alto: 213 calorías por 100 gramos. Se ha reportado que la piel de pollo sola aporta 32.4 g de grasa y 13.3 g de proteína por cada 100 g. Cuando la piel ya está integrada en la pieza del pollo, el valor de estos nutrientes puede ser mayor o menor, de acuerdo con la proporción carne/piel, es decir, un muslo tendrá mayor proporción de piel/carne que una pechuga; de ahí que, dependiendo de la pieza del pollo, las proporciones de los nutrientes pueden modificarse.
  2. Evita el uso excesivo de aceite . La epidermis del pollo actúa como una barrera, la cual no permite el paso del aceite a la carne en grandes cantidades, además que ofrece omega 6 y omega 3; elementos esenciales para una salud cardio vascular. La piel ayuda a que el aceite no penetre tanto en la carne y esta puede ser retirada al momento de consumirla si no se desea hacerlo. En el asado, el dejar la piel protege de la pérdida de humedad durante la cocción y ayuda a que las proporciones de sus componentes sean más estables por cada 100 g de alimento que se consumen, además de brindarle sabor.
  3. Reduce el apetito. Produce en el estómago una sensación de satisfacción, la cual inhibe el antojo por más comida y dulces por un tiempo más prolongado.

Recomendaciones para cocinar el pollo

La siguiente es una lista de recomendaciones que debes tener en cuenta la próxima vez que prepares pollo. Siguiendo estos consejos podrás tener confianza en la inocuidad de este alimento. Preparar el pollo de forma segura te ayudará a prevenir intoxicaciones y evitar la contaminación con peligrosas bacterias.

  • Nunca dejes el pollo recién comprado a temperatura ambiente. Refrigéralo o congélalo tan pronto como sea posible.
  • Lava tus manos, la superficie donde prepararás el pollo, los utensilios, la tabla de cortar y cualquier otro implemento que entre en contacto con la carne cruda. Hazlo antes y después de prepararlo.
  • No laves el pollo antes de cocinarlo. Esta práctica aumenta el riesgo de contraer bacterias.
  • Asegúrate de que el pollo está completamente cocido. Debe estar suave, seco y blanco, nunca rosado y grasoso.
  • Nunca mezcles el pollo crudo con el cocinado.
  • No guardes el pollo cocinado en la nevera por más de 2 días.
  • Transporta el pollo cocinado en envases herméticos y a temperaturas inferiores a los 6 grados o superiores a los 60 grados.
  • Prepara el pollo como más te guste hay recetas para todos los tipos.