El fruto seco que sacia el apetito y mantiene a raya la báscula

  • Se trata de un fruto seco rico en grasas saludables, proteínas y fibra que genera la sensación de saciedad y ralentiza la digestión

  • Además es muy efectivo para reducir los niveles de azúcar y favorece la salud de las mujeres durante la menopausia

  • El alimento que Harvard recomienda para el desayuno

A pesar de la mala fama que acarrean en algunos círculos por su contenido en grasas, los frutos secos nos encantan. Y la verdad es que aportan más beneficios a la salud que perjuicios. Además de estar muy ricos, son una fuente importante de proteína vegetal, nutrientes, antioxidantes y ácidos grasos monoinsaturados como el Omega 3, que son fundamentales para mantener el cuerpo en buenas condiciones con el paso del tiempo.

Los frutos secos son super alimentos saludables cuando se encuentran en su forma sin sal. Pueden consumirse en cualquier momento, en los descansos, a mitad de las comidas o en el desayuno. No es extraño que la Fundación Española del Corazón aconseje ingerir 50 gramos diarios.

Hay quien piensa que incluir frutos secos en nuestra dieta va a favorecer automáticamente que ganemos unos kilos de más. Es cierto que son relativamente altos en calorías, pero esto solo significa que hay que procurar no excederse en su ingesta diaria recomendada.

Un fruto seco ideal para controlar el apetito

Dentro de la amplia gama de frutos secos, nos queremos detener en una de las variedades más beneficiosas para nuestra salud, más saciante para perder peso y más efectiva para reducir los niveles de azúcar. Hablamos de las avellanas.

Hablamos de un fruto seco rico en grasas saludables, proteínas y fibra. Esto es de gran ayuda a la hora de mantener la sensación de saciedad y controlar el apetito. Además, la fibra puede ayudar a ralentizar la digestión y dejarte con una sensación de plenitud que favorecerá que no consumas alimentos de forma excesiva y, por tanto, que controles el peso.

Eso sí, las avellanas son relativamente altas en calorías debido a su contenido en grasas y, aunque éstas sean saludables, deben ser consumidas con moderación. Por tanto, controla la cantidad de porciones que ingieres y así conseguirás el déficit calórico que favorecerá la pérdida de peso y disfrutar de sus múltiples beneficios, entre los que se incluyen los siguientes:

Fuente de grasas saludables

Como ya hemos dicho, las avellanas son ricas en grasas saludables, como los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados. Entre ellos se incluye el ácido oleico y el ácido linoleico, grasas que pueden ayudar a reducir el llamado colesterol malo, el LDL, y a promover la salud cardiovascular, sobre todo en personas con diabetes tipo 2.

Rico en antioxidantes

Su riqueza en antioxidantes como la vitamina E y los flavonoides puede ayudar a proteger las células del cuerpo contra el daño causado por los radicales libres. Además, contribuyen a la salud cardiovascular y a la reducción del riesgo de enfermedades crónicas.

Fuente de minerales

El calcio, el magnesio, el potasio y el fósforo, presentes en las avellanas, son minerales cruciales para el mantenimiento de los huesos y dientes saludables. Esto es especialmente recomendable para las mujeres, porque tienen un mayor riesgo de desarrollar osteoporosis durante y después de la menopausia. Estos minerales también favorecen la función muscular, el equilibrio electrolítico y otros procesos corporales.

Vitaminas y nutrientes

Entre las vitaminas esenciales que contienen las avellanas están la vitamina E, la vitamina B6, el ácido fólico y la tiamina (vitamina B1), todas ellas imprescindibles en el metabolismo energético, la función celular y el sistema nervioso.

Control de la glucosa

Las avellanas, debido a su contenido en fibras y a los nutrientes que poseen, como el ácido oleico y el magnesio, ayudan a reducir y controlar la glucosa, aumentando la sensibilidad a la insulina. Por ello se le recomiendan tanto a pacientes diabéticos. Según un estudio de la Universidad de Toronto, un consumo diario de 57 gramos mejora el control glucémico y el nivel de lípidos de las personas con diabetes del tipo 2.