Alimentos para calmar la tos: de las verduras a los cítricos o la miel

La tos, al igual que los bostezos o el parpadeo, es un mecanismo reflejo, que se puede provocar o bien inhibir. Es un hecho tan frecuente que, muchas veces, las personas no son conscientes de que tosen. Igualmente, la tos es la manera que tiene el cuerpo de responder cuando algo irrita la garganta o las vías respiratorias.

Una tos ocasional es normal y saludable, pero cuando es fuerte o muy prolongada puede producir cansancio e incluso problemas para dormir. La tos se produce por estimulación de la mucosa de los bronquios, la tráquea o la laringe, ya sea por acumulación excesiva de moco en la superficie, sequedad, enfriamiento o sustancias químicas.

Hay diferentes tipos de tos, y no todas son preocupantes o motivo de tratamiento.

  • Tos seca o no productiva: no produce expectoración.
  • Tos productiva: la que produce expectoración.
  • Tos seca falsa: no se consigue expectorar y se produce la deglución de la mucosidad (se da sobre todo en mujeres y niños).
  • Tos crónica o aguda: más de tres semanas de duración. Cuando la tos es más o menos permanente, tiende a perpetuarse porque la expulsión violenta del aire irrita la tráquea y la laringe. La tos crónica puede ser por una enfermedad latente que supera los mecanismos de defensa.
  • Tos psicógena (tics): todos conocemos a personas que tienen la costumbre de toser antes de hablar, y cuando están muy nerviosas (tos psicosomática).

Alimentos para calmar la tos

La salud y la nutrición van de la mano desde que el ser humano tiene uso de razón, Hipócrates decía: “Deja que la comida sea tu medicina, y la medicina sea tu comida”. Precisamente basándonos en esta creencia, hay alimentos que nos ayudan a calmar la tos.

  • Verduras crucíferas y aliáceas: incluir en la dieta alimentos ricos en compuestos azufrados es un buen remedio natural para ayudar a afrontar mejor los procesos infecciosos que provocan la tos. Tienen efecto mucolítico y fluidifican el moco, favoreciendo su expulsión. Entre estos compuestos encontramos la aliína y el dialilsulfuro presentes en la cebolla, el cebollino, la cebolleta, el puerro y el ajo; y el isotiocinato y el sulforafano, presentes en el repollo, la coliflor, el brécol, la berza, las coles de Bruselas o el nabo. En el caso del ajo, se suma también su efecto antiséptico, bactericida y expectorante, por lo que tradicionalmente se ha utilizado en casos de bronquitis crónica y gripe.
  • Alimentos ricos en betacaroteno y vitamina A: la vitamina A fundamental para mantenimiento de la piel y las mucosas que recubren las vías respiratorias. La vitamina A se encuentra en alimentos como la yema de huevo y en forma de betacaroteno en verduras como la zanahoria, la calabaza, el melocotón, el albaricoque o las espinacas.
  • Cítricos: sumando dos de sus propiedades, como su efecto antioxidante y su participación en la formación de colágeno, la vitamina C resulta ser una vitamina interesante para el sistema inmunitario y proteger las mucosas. Las principales fuentes son algunas frutas como fresas, grosellas, cítricos y kiwi y verduras como el pimiento, col, nabo, rábano, brócoli, patatas y perejil crudo.
  • Pescado azul: es importante entre otras cosas por su efecto antiinflamatorio, que también se refleja de manera efectiva sobre las mucosas de las vías respiratorias. 
  • Jengibre: tiene un sabor muy característico y picante que le proporcionan las resinas y aceites esenciales, entre los que destaca el gingerol que, además, es el que le otorga las propiedades antisépticas, ayudando a combatir posibles focos infecciosos y ejercen un efecto antitusivo y expectorante sobre las vías respiratorias. 
  • Miel. Ejerce efecto suavizante sobre la mucosa de la faringe y alivia la irritación de garganta.
  • Mucha agua: realizar una ingesta abundante de líquidos facilita la fluidificación y expectoración del moco. Se aconseja tomar un mínimo de 1,5-2 litros de agua en forma de agua, infusiones, zumos y caldos.
  • Menos lácteos: reducir el consumo de lácteos: durante el proceso gripal, en presencia de un exceso de mucosidad, se aconseja moderar el consumo de lácteos por su influencia en el aumento de la producción de moco. De esta manera no se empeora esta sintomatología.