Si hay un producto que no suele faltar en la despensa o en la nevera de prácticamente cualquier hogar español es, sin duda alguna, los huevos. Para hacer una tortilla, un revuelto, hacerlos cocidos o fritos, o para cualquier postre, nunca está de más tener unos cuantos para cualquier imprevisto en la cocina gracias a su versatilidad. Debido a ello también nos preocupamos cada vez más por su procedencia leyendo el código para saber de qué forma se han criado las gallinas que los han puesto, pero nada de eso nos libra de llevarnos una sorpresa cuando rompemos el huevo y los echamos en la sartén para freírlo y nos encontramos con dos yemas o con la clara de color rojo.
Lo primero es una gran alegría para el que le encanta mojar el pan en la yema, mientras que lo segundo, pese a ser inusual, puede ocurrir, nos debe hacer saltar las alarmas y pensarnos dos veces lo de servirlo en un plato para comerlo. Probablemente nunca te hayas topado con esta situación, pero no es imposible, y una británica ha puesto el debate sobre la mesa tras encontrarse con una clara roja cuando se disponía a hacer unos huevos a la plancha que, por suerte, no comió. Tal fue la repercusión que hasta el Mirror se hizo eco de la noticia.
Tras ver ese huevo rojo y por curiosidad, rompió el resto, que se encontraban bien, con su yema amarilla y su clara trasparente antes de cocinarse y volverse blanca. La mujer colgó lo que le había ocurrido en Facebook, donde le advirtieron de que no lo comiese porque podía provocar problemas de salud. Esto se debe a que cuando toma ese color es que hay presencia de bacterias pseudomonas que, según expone el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, pueden provocar enfermedades en los humanos, desde inflamaciones o neumonías hasta dolores de cabeza.
En el caso de tener dudas sobre el buen o mal estado, de los huevos que vas a consumir debes tener en cuenta los aspectos que revisar para saber si verdaderamente está en mal estado. Desde el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos apuntan a varios casos en los que tener cuidado.
Entre ellos, además de alarmarnos con el color rojizo de la clara, también debemos hacerlo sin la clara está descolorida o tiene cierta tonalidad verdosa. También debemos evitar su consumo cuando generan un olor desagradable, ya estén crudos o cocidos. Por su parte, si tiene manchas negras o verdes en cualquier parte tampoco hay que consumirlo y, en caso de que caiga parte de la cáscara debemos retirarla y no llevarla a la boca, ya que también nos puede generar problemas de salud.