Terapia EMDR o cómo 'borrar' heridas emocionales moviendo los ojos

  • La terapia, avalada por la OMS, consigue deshacer nudos emocionales en tiempo récord

  • Consiste en la estimulación bilateral del cerebro a través de movimientos oculares

  • Requiere de la total confianza entre terapeuta y paciente

¿Y si fuera posible deshacernos de los traumas que acarreamos moviendo los ojos de una determinada manera? No es magia y ya hay especialistas que trabajan con esta terapia. Uno de ellos es la psiquiatra Anabel Gonzalez. "La terapia EMDR consigue en días deshacer nudos emocionales", ha señalado en una entrevista en El País Semanal. Veamos en qué consiste este tratamiento, tan aparentemente simple que suscita cierta desconfianza.

¿Cuándo se descubre?

A finales de los años 80 la neuróloga Francine Shapiro desarrolló la técnica EMDR en base a la teoría de que hay un componente fisiológico en cada dolencia. En 1987, Shapiro observó que con el movimiento de sus ojos de un lado a otro, el malestar experimentando frente a sentimientos desagradables podía disminuir o desaparecer. Sus traumas podían minimizarse. Fue algo muy relevante porque los traumas son heridas psicológicas difíciles de curar.

Un trauma es una información almacenada en el cerebro de forma disfuncional.  Por esta razón, es invalidante, ya que no se puede integrar en la vida diaria. Hay situaciones traumáticas objetivas, pero otras, que no lo son en sí mismas, pueden dejar una huella negativa por nuestra reacción. Con el paso de los años, ante estímulos parecidos, podemos desarrollar reacciones desproporcionadas de miedo, ira, rechazo o bloqueo fisiológico o muscular que hay que tratar para que no nos limite en nuestra vida diaria.

El EMDR para el tratamiento de traumas es una terapia avalada por la comunidad científica y por la OMS 

¿Para qué se usa terapia EMDR?

La técnica EMDR se utiliza para ayudar a los pacientes a procesar sucesos traumáticos que han sucedido en su vida, pero también para superar fobias, adicciones, duelos patológicos y, en general, todas las situaciones que se vivan con angustia o tristeza. También es adecuada para mejorar el rendimiento en ciertos aspectos de su vida. En función del objetivo que queramos superar, puede aplicarse de distintas maneras, siempre a cargo de un profesional.

¿En qué se basa?

Es un concepto complejo, pero, de manera resumida, puede decirse que se basa en la estimulación bilateral de los dos hemisferios del cerebro con movimientos oculares o sonidos cuyo objetivo es que el paciente recupere en su memoria consciente imágenes o recuerdos del momento traumático.

Lo que se busca con el proceso EMDR es que los hemisferios conecten entre sí y procesar la información para reducir el problema emocional. Hace algo similar como la fase REM del sueño en que se afrontan estados de estrés de forma adaptativa creando conexiones entre experiencias pasadas para resolver problemas.

¿Cuáles son las técnicas?

Según cada tipo de trauma y dependiendo del paciente, se aplicarán distintas técnicas, que no son incompatibles con otras terapias. La primera, la de los movimientos oculares, es la que registra mayor curación.

  • Movimientos oculares horizontales. El paciente mueve los ojos siguiendo los movimientos horizontales que el terapeuta marca con sus dedos. El paciente debe seguir estos movimientos con la mirada sin mover la cabeza hasta realizar un total de 40 movimientos.
  • Estimulación auditiva bilateral. En esta se usan tonos o música bilateralizada que se escucha con auriculares. El terapeuta cuenta con un dispositivo que le permite controlar los sonidos, velocidad e intensidad.
  • Tapping. El terapeuta golpea con suavidad las rodillas del paciente alternando derecha e izquierda, mientras el paciente alterna el movimiento de sus manos, que están apoyadas en cada rodilla.

Los 6 pasos de la terapia EMDR

Aunque es una terapia muy efectiva, solo puede llegarse a ella cuando la situación emocional del paciente realmente lo requiera y siempre con la evaluación ponderada del terapeuta. La terapia EMDR se realiza en seis fases imprescindibles y acumulativas. Ninguna de estas fases puede eliminarse. Para que la terapia sea un éxito, el paciente, por su parte, debe compartir con el terapeuta cada cambio y sensación para que este pueda valorar el impacto de la terapia

1. Conocer el estado del paciente

En la primera fase, se registra el historial clínico de cada paciente. El objetivo es conocer los recuerdos del trauma y las sensaciones físicas o emocionales que lo acompañan, desde una creencia a un olor, un sabor, incluso una reacción concreta. Cuando se hace la historia clínica, también se establece un acuerdo sobre los objetivos terapéuticos.

2. Establecer una relación de confianza

El terapeuta le explica al paciente en qué consiste la terapia, también le da un pronóstico de su caso y despeja cualquier duda. Es importante que el paciente esté familiarizado con la terapia. La finalidad de esta fase es confirmar que la terapia es adecuada para el paciente y que se establece una relación de confianza entre ambas partes. En esta fase también se hace el consentimiento informado y se establecen las condiciones médicas del paciente y si toma algunos medicamentos.

3. Recuperar el recuerdo del trauma

En esta fase se identifica el recuerdo del trauma que se quiere procesar. El terapeuta pedirá al paciente una imagen de este recuerdo para empezar a trabajar en él. Lo habitual es que el paciente verbalice lo que le sugiere este recuerdo, tanto lo positivo como lo negativo. El terapeuta, siguiendo parámetros profesionales, será el encargado de puntuar el grado de perturbación del paciente.

4. Eliminar el trauma del recuerdo

Cuando el paciente logra acceder a su trauma, es probable que surjan nuevas emociones negativas, incluso con síntomas físicos. Es la fase más delicada, en la que la intervención del terapeuta es más necesaria y donde comienza la estimulación bilateral, habitualmente con la técnica de movimientos oculares.

Es crucial medir bien el nivel de perturbación del paciente y valorar otras intervenciones si hay un exceso de angustia. El objetivo es que pueda ahondarse en cada parte del recuerdo traumático. Tiene que agotar las asociaciones y situaciones que se conectan con el recuerdo para poder trabajar en profundidad.

5. Instalar el refuerzo positivo

El objetivo de esta fase es reforzar la declaración positiva, logrando que el paciente piense que puede controlar la situación que lo tenía bloqueado. El terapeuta, por su parte, evaluará el estado emocional del paciente pidiéndole que él mismo valore su estado en escala del 1 al 7. A partir del grado 6, la terapia estará dando sus frutos.

6. Liberar la tensión física

En esta fase se busca liberar la tensión residual física. Hay que buscar en el cuerpo posibles dolores o sensaciones desagradables que se procesan para eliminar la tensión. Si aparecen sensaciones de malestar o molestias en cualquier parte del cuerpo, hay que volver a trabajar el recuerdo. Por el contrario, si el paciente se siente bien, se hace un set de movimientos oculares para reforzar la buena sensación.