Cambiar de vida tras un batacazo laboral: "Al menos una semana de reflexión es clave"

  • La psicóloga Teresa Terol nos ayuda analizar la situación y sacar lo mejor de ella

  • ¿Es momento de reinventarse?

  • "Hay que aprender para o bien mejorar en algunas habilidades o estudiar cómo podíamos haberlo hecho diferente"

"Dejo los cargos a disposición de mi partido, porque habrá hombres y mujeres que lo podrán hacer mejor que yo". Fueron las palabras de Juan Marín tras el batacazo electoral de su partido en Andalucía. El exlíder reconoció que se sentía “el máximo responsable del resultado electoral" de Ciudadanos y, por lo tanto, creía que había que "entrar con dignidad y marcharse con dignidad". La resaca de la decisión no está siendo buena y hoy le ha costado mantener la compostura y se le han escapado unas lágrimas pero ha reconocido que “han sido muchas horas arrebatadas a la familia y son buenos chavales, ya es hora de volver a casa”. Hablamos con la psicóloga Teresa Terol para que nos explique cuál es la mejor manera de gestionar una marcha profesional y cómo hay que encarar el nuevo futuro que se abre ante nosotros tras una decisión de este tipo (ya sea voluntaria u obligada).

No se acaba el mundo

Lo primero que debemos comprender es que cambiar de trabajo no es el fin de la vida. Por un tema cultural, en nuestro país, y sobre todo entre las generaciones Uppers, saltar entre puestos de trabajo no suele estar bien visto, sin embargo, cuando miramos a nuestros vecinos europeos o a Estados Unidos el concepto es totalmente diferente y mantenerse en la misma compañía durante años da una mala impresión laboral y significa que la persona no tiene buena capacidad de crecimiento y de adaptación a los cambios. 

“España no hay una tendencia habitualmente a esa forma de ver la vida, de cambiar de trabajo, de estar constantemente buscando mejorar nuestras condiciones. Pero no tiene por qué tener una connotación negativa, no es tan horrible como puede parecer en el momento. Si bien es cierto que los cambios son diferentes en función del momento vital en el que nos encontremos. El contexto es clave, no es lo mismo tener cargas, hijos, una hipoteca... todo influye”, apunta Terol. 

Parar, parar y parar

En estas situaciones a veces se gana, otras se pierde, pero siempre se aprende. “Debemos analizar todo que ha pasado para aprender de ello, verlo de una forma objetiva. Mi recomendación es que los primeros días, tras haber acabado todo el papeleo, debemos darnos un tiempo y espacio para respirar y relajarnos. Una semana para desconectar, para tomar aire, para digerir la situación, pero no para estar dándole vueltas, ni buscando soluciones, ni planes de acción”, asevera la psicóloga. 

A partir de ahí, empezamos a buscar los errores, lo que hemos hecho que pueda que haya influido. No debemos ni quitarnos responsabilidad ni caer en el machaque de que todo es por nuestra culpa. Hasta si ha sido por un error, debemos entender que ha ocurrido en un contexto determinado y no generalizar. "Hay que aprender para o bien mejorar en algunas habilidades o estudiar cómo podíamos haberlo hecho diferente". Verlo como una oportunidad y no como un obstáculo. Hay que tener una actitud proactiva.

¿Es momento de reinventarse?

Cuando nos ocurre algo verdaderamente inesperado y debemos dar un vuelco a nuestra vida, dentro del plan de acción debe estar el pensamiento fuera de la caja, aprovechar la oportunidad y tomar el obstáculo como una oportunidad. A veces no vemos las oportunidades hasta que nos dan el regalo de la perspectiva del tiempo. 

Hay que romper un poco el miedo e intentar ver para qué nos puede servir, qué otras áreas de trabajo nos gustaría experimentar y tomarnos un pequeño tiempo para tomar buenas decisiones. De ahí que sea fundamental no hacer lo primero que se nos ocurra. No hacer también es hacer” concluye Terol.