Teresa Viejo y los efectos de la curiosidad en la madurez: "Previene el deterioro cognitivo"

  • ¿Es cierto el refrán de que 'la curiosidad mató al gato'?

  • Hablamos de ello con Teresa Viejo, autora del libro ‘La niña que todo lo quería saber. La curiosidad: claves para una vida más inteligente y feliz’

  • "Nos enseña a comprender la riqueza de vivir muchas vidas en una"

La curiosidad se podría definir como la intención de descubrir algo que uno no conoce. De niños, la curiosidad nos atrapa, nos lleva a explorar todo lo que tenemos a nuestro alrededor, sin embargo, con la edad, parece convertirse en una cualidad negativa, incluso el refranero español reza eso de ‘la curiosidad mató al gato’. La periodista Teresa Viejo, autora del libro ‘La niña que todo lo quería saber. La curiosidad: claves para una vida más inteligente y feliz’, quiere derribar esa creencia. Ganas de saber, inagotable necesidad de aprender, energía para observar, buscar, averiguar. “La curiosidad es la única vacuna contra la incertidumbre” y puede salvarnos, literalmente, la vida. 

¿Se puede desarrollar la curiosidad a los 50?

Se puede desarrollar a cualquier edad. Que la neurociencia haya demostrado la plasticidad de nuestro cerebro y, por tanto, la aparición de nuevas neuronas junto a nuevas sinapsis que se traduzcan en nuevos aprendizajes, es un hallazgo formidable. Con la edad quizá prescindiremos de algunas tareas, pero también incorporaremos otras nuevas. La labor preventiva de la curiosidad respecto del deterioro cognitivo, así como los beneficios de adquirir conocimientos, demuestran que todos podemos cuidar nuestra salud cerebral. 

¿Cómo podemos hacerlo?

Estimulamos la curiosidad adoptando nuevos hábitos y entrenamientos diarios como los que empleamos para tonificar nuestro cuerpo, observando, descubriendo lo extraordinario en la rutina, así volviendo más indagatoria nuestra comunicación. Mi trabajo es ese: enseñar a las personas a entrenar su curiosidad. Comprobar cómo esta práctica conecta con nuestro niño o niña interior es muy gratificante. 

Sin ella nos agotamos y empezamos a morir

¿En qué sentido la curiosidad puede hacernos renacer en la madurez?

Si entendemos la vida como un continuo nacer y morir es mucho más sencillo vivir. Identificar y cuidar de nuestra curiosidad es parte del desarrollo personal, ya que crecer implica enfrentarnos a pérdidas, a fallos en nuestras expectativas, y también a logros y hallazgos providenciales. En cada momento estamos renaciendo; no hablo de reinventarnos -eso implica cierta presión social no siempre cómoda-, sino de comprender la riqueza de vivir muchas vidas en una.

¿Puede ser nuestro gran aliado durante el envejecimiento?

Aludiré aquí a la frase de José Saramago, que antes ya pronunciara el mismo Ramón y Cajal: “solo envejecemos cuando perdemos la curiosidad”. Más que fijarnos en lo que hace la curiosidad por nosotros cuando llegamos a la vejez, deberíamos de cuidar de ella desde que somos conscientes de que abrirnos al mundo nos hace sentir vivos y jóvenes.

¿Dónde está la curiosidad en la práctica? Cada vez que conocemos a una persona sin ningún prejuicio sobre ella, cuando experimentamos algo desconocido en el trabajo; cuando viajamos, leemos, nos lanzamos a un hobby o una práctica nueva, cuando miramos con asombro un paisaje descubriendo en él matices ignorados hasta entonces…

¿Qué relación existe entre la curiosidad y la salud mental?

Existe un estudio llevado a cabo por la Academia Norteamericana de Neurología que recojo en el libro y al que conviene echar un vistazo pues estudia durante cinco años a más de 2.000 seniors, comprobando que quienes tenían un alto comportamiento curioso vivían cinco años más de vida. También se pueden leer las aportaciones del presidente del comité científico de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad, el doctor Manuel Castillo. En síntesis, la curiosidad estimula la secreción de dopamina y neurotransmisores que cuidan de nuestro cerebro, y disminuyen el estrés oxidativo. Informaciones como esta deben de ser divulgadas continuamente.

La curiosidad es la única vacuna contra la incertidumbre

¿La curiosidad desarrolla nuestra mente o también algo más?

Como seres holísticos, cualquier mejora en nuestra mente se traduce en beneficios para nuestro cuerpo: alguien que tiene curiosidad por descubrir ciudades, monumentos o paisajes, andará más que quien permanezca horas y horas viendo la televisión en un sofá. Quien conoce personas está activo, su conversación es más fluida, se siente pleno, realizará actividades que le llevan a potenciar su sistema cognitivo… 

¿Qué es el liderazgo curioso? ¿Quiénes lo pueden aplicar?

El liderazgo curioso es mi propuesta a los distintos modelos que cohabitan en este tiempo. Ya sabíamos que las organizaciones no podían gestionarse como lo hacían durante el siglo XX, pero la pandemia ha acelerado los procesos y ahora buscamos con afán modelos humanistas, conectados entre sí. Todo el mundo puede ser un líder curioso, dirija un equipo de 2 o 200 personas, o se lidere solo a sí mismo o misma.

El líder curioso es quien no se sabe las respuestas, sino que indaga soluciones a través de sus preguntas, escucha de forma activa sin caer en los prejuicios, integra la diferencia en su trabajo y la pone en valor, no cae en la prisión de los sesgos cognitivos y trata de entender por qué los demás piensan de forma diferente, estimula la inteligencia colectiva, entrena su propio criterio buscando todas las posibilidades para entender las cosas. Quien convierte los problemas en retos y desafíos.

¿Existe, por tanto, una relación entre la curiosidad y la motivación?

En el libro recojo varias anécdotas que lo reflejan bien, cuando despertamos la curiosidad hacia una materia o una actividad nos sentimos motivados para seguir acercándonos a ella. Si no activamos la curiosidad hacia algo es difícil mantener la motivación. Recojo muchas prácticas sencillas que podemos realizar en el día a día y redundan en nuestro bienestar físico y emocional.