La gran euforia argentina, a análisis: "Se llama Kama Muta y sucede pocas veces"

  • Cuando se da una situación de euforia puede hablarse de Kama Muta, una emoción nueva que se define como algo sobrecogedor, con una respuesta fisiológica, que, además, favorece las relaciones humanas porque puede compartirse en grupo

  • Lara Ferreiro, psicóloga: "Una de las hormonas que se liberan es la testosterona: algunos van a querer tener más sexo"

  • "La euforia se contagia a través de las neuronas espejo, la wifi que conecta los cerebros"

En un partido lleno caprichos del destino y en el Mundial más polémico de la historia. Argentina logró en ese entramado complejo su tercera copa como mejor selección de fútbol del planeta. Durante cuatro años, los argentinos disfrutarán de la distinción de manera relajada. Pero hoy no hay espacio para la serenidad. La imagen de la euforia de toda una nación fluye por todas partes. Lágrimas, risas, sonrisas, cantos, abrazos, alegría desbordada y desbordante... Hemos querido llegar al interior de la euforia para saber qué está ocurriendo en la mente de los ganadores cuando acaban de cumplir su sueño.

Kama Muta, más que conectados

Cuando se da una situación de euforia podría hablarse de kama muta, una emoción que comienza a estudiarse ahora y que se define como algo sobrecogedor que se expresa a través de lágrimas o de vello erizado y que, además, favorece las relaciones humanas porque puede compartirse en grupo. Según explica Laura Rojas-Marcos en su libro 'Convivir y Compartir', el término es de origen japonés y despierta sentimientos de compasión y deseo de acercamiento a otras personas, provocando una profunda conexión emocional.

La psicóloga Lara Ferreiro lo confirma: "Kama Muta es la emoción universal, máxima y absoluta. En este caso, sí puede hablarse de eso". Sin embargo, no terminaría de explicar todo lo que desencadena la euforia compartida. "Las emociones que despierta un triunfo así son múltiples. La primera, desde luego, es la alegría. De hecho, existen las lágrimas afectivas, las que aparecen cuando lloramos de felicidad. Esa alegría genera cercanía y comunidad. Ayer cuando paseaba por Cibeles vi a muchos argentinos llorando, cantando... También se puede dar el Síndrome de Stendhal, las lágrimas asociadas a la belleza. Cuando algo es muy bello, algunas personas se sienten abrumadas", afirma la psicóloga.

"La sorpresa también se da en emociones intensas. Hay gente que quizá pensaba que Argentina no podía ganar y se sorprende. Luego están los sentimientos de felicidad. Las emociones intensas hiperactivan el sistema nervioso simpático y es muy curioso porque desencadenan una respuesta de lucha y huida". Esta euforia llena de emociones intensas tiene fecha de caducidad. La propia intensidad hace que no puedan ser duraderas. "Las emociones excesivas suelen durar menos de 24 horas", confirma la experta.

¿Cuáles son las emociones asociadas a la euforia?

"Si tuviera que hacer una lista de las sensaciones que se han despertado en los argentinos, serían alegría, gratitud, interés, serenidad, una vez pasadas 24 o 48 horas, esperanza, inspiración, amor y orgullo de país. Estas son las ocho emociones fundamentales que genera un sentimiento intenso", explica Lara Ferreiro, antes de entrar de lleno en la 'fiesta' hormonal que supone haber logrado una proeza deportiva como el Mundial.

"Lo primero que se genera es oxitocina, que es la hormona del amor, es el momento de decir "cómo quiero a mi país". A los argentinos se les ha despertado el sentimiento de nación a través del fútbol. Eso es un clásico: la oxitocina se segrega cuando hay sentimientos de comunidad", afirma la psicóloga.

No solo amor

Pero lograr un sueño no solo despierta plácidas sensaciones amorosas. "La adrenalina, la hormona de la alerta máxima, es otra de las que hace su aparición. Se genera mientras se está viendo el partido porque hay un riesgo de que no se vaya a ganar, los músculos se contraen para salir corriendo si es necesario... También aparece la noradrenalina, cuando ponemos toda nuestra atención en la pantalla o en el terreno de juego. Es la hormona que interviene en momentos estresantes. Sube la presión arterial y hasta sudamos", asegura esta experta.

Pero son las sensaciones placenteras las que siguen primando, sobre todo al alzarse con el triunfo. "Cuando ganaron, las endorfinas, las hormonas de la felicidad y el bienestar, se dispararon. Estas hormonas también aparecen cuando practicamos deporte y cuando nos reímos. También aparece la dopamina, la hormona del placer, la que se genera cuando tenemos una recompensa por algo. Imaginemos la gran recompensa de ganar un Mundial. Y, por supuesto, se segrega testosterona, la hormona de la lujuria que impulsa la agresividad y el deseo sexual. Después de ganar, algunos van a querer tener más sexo", afirma la psicóloga.

Emociones, tan contagiosas como los virus

¿Nos sentimos eufóricos todos al mismo tiempo o hay alguien que lo hace primero y contagia su entusiasmo? "Por supuesto que hay un contagio. Nos contagiamos a través de las neuronas espejo, tanto las emociones positivas como las negativas. Por eso, por ejemplo, cuando estamos con una persona deprimida, luego nos sentimos fatal", asegura la psicóloga.

Las emociones, por tanto, se contagian como si fueran un virus. "De hecho, existe el contagio emocional, como ya descubrió Daniel Goleman. Es un proceso primitivo y subconsciente que actúa en sincronía y que nos ha permitido la supervivencia. A través de la expresión facial, la sonrisa, las lágrimas y las propias neuronas espejo compartimos las emociones. Las neuronas espejo son la wifi que conecta los cerebros y el hilo conductor es la empatía", argumenta esta experta.

La importancia del grupo

Si la emoción de una persona puede tocar a otra, ¿qué ocurre en un grupo cuando todos sus miembros están experimentando un fuerte sentimiento de euforia? Para Lara Ferreiro, "el grupo juega un papel muy importante. Somos seres sociales. A mí misma me daban ganas de saltar ayer (y no soy argentina), pero un triunfo así no llega a afectar a la autoestima", asegura la psicóloga.

La razón es que la autoestima es un valor mucho más profundo. "La autoestima es algo más sólido, que se trabaja con los años. Es lo que tú vales para ti. Un triunfo como ganar el Mundial afecta al estado de ánimo temporal. No te vas a sentir mejor porque tu selección haya ganado. Puede engordar a tu ego, pero nada más", subraya la experta.

Sin embargo, la copa de Qatar sí puede influir en el sentimiento de orgullo patriótico. "Te sientes orgulloso de ser argentino. Hay un sentimiento de euforia compartida hacia el país. La autoestima de la nación, si lo queremos llamar así, sí va a aumentar", asegura Ferreiro.