Psicólogo, sobre cómo gestionar a los padres que insultan en los partidos: "A muchos chavales les da vergüenza su familia"

  • José Fernández, psicólogo deportivo, resalta que, cuando los progenitores insultan, los hijos pueden normalizar esas conductas, algo que no resulta conveniente ni en el deporte ni en la sociedad en general

  • "Los padres deben respetar, mostrar tolerancia e interesarse por cómo se siente su hijo tras finalizar el encuentro"

  • "Los chicos pueden aprender que valen más si ganan o alcanzan el éxito deportivo"

Participar en competiciones deportivas, como el fútbol o el baloncesto, supone un intenso y emocional momento para el adolescente, tanto a nivel individual como en grupo. En este escenario los protagonistas son los chicos, quienes demuestran sus habilidades, su capacidad de trabajo y superación, para lograr un objetivo común. No obstante, algunos adultos, padres y madres de los mismos, se encargan de dañar el instante y perjudicar por añadidura no solo a sus hijos, también a otros, compañeros en el campo. Asimismo, progenitores llegan a creerse entrenadores e infieren insultos al árbitro o familiares de jugadores rivales de su propio hijo, llegando a verse casos a nivel público, donde se encaran ya no solo verbalmente, también físicamente unos con otros. Entonces, ¿se enseña como adultos a los chicos que agredir verbal o físicamente está bien en ciertas ocasiones? José Fernández, psicólogo deportivo, miembro del equipo de Lorena Cos (Psicología Deportiva y Alto Rendimiento), explica a las familias qué puntos deberían mejorar a la hora de acompañar a sus hijos al campo.

¿Cómo perjudica a los niños que sus padres griten e insulten en sus partidos al rival? ¿Afecta a su rendimiento y autoestima?

 Los niños siempre están aprendiendo. Aprenden de sus experiencias y cuando son pequeños de lo que ven, por imitación. En psicología lo llamamos aprendizaje vicario. No podemos darle a un botón y que los niños dejen de aprender. Entonces, la cuestión es qué queremos que estos aprendan, cómo queremos que se eduquen y se desarrollen.

Podemos pensar: ¿Cuáles son los motivos para que un padre o madre insulte al rival? ¿Qué es lo que enseñamos a nuestros hijos cuando tenemos este tipo de conductas? ¿Les enseñamos que todo vale para ganar, que la violencia está justificada o que es más importante ganar que respetar al árbitro o al rival?

El insulto es una conducta violenta y los jóvenes expuestos corren el riesgo de normalizar y adquirir ese tipo de conductas. Y desde luego, hemos de entender e interiorizar que no resultan para nada beneficiosas para el deporte, ni para la sociedad en general. Los jóvenes pueden aprender erróneamente que el triunfo da el valor

¿Cómo les hacen sentir esas actitudes a los jóvenes? ¿Pueden preferir que sus padres no vayan a verlos al campo?

En general, los jóvenes sienten el apoyo de sus padres hacia el deporte y estos hacen lo que sea por ayudar a sus hijos. Sin el apoyo de sus padres, muchos no harían deporte.

No obstante, si el insulto está motivado por un estímulo excesivo frente al triunfo del hijo, puede ir acompañado de otras conductas respecto al deporte de los hijos que supongan presión, estrés, y sobreprotección. Los chicos pueden aprender que valen más si ganan o alcanzan el éxito deportivo. Es muy peligroso para la salud mental de los jóvenes deportistas que lleguen a asociar su autoestima a su éxito deportivo.

Soy conocedor de jóvenes que prefieren que sus padres no vayan a verlos competir. Y con esto, no se trata, ni existe pretensión alguna de demonizar a los padres, que en general, saben estar para con sus hijos. Pero, algunos, sí se equivocan por falta de información. Por este motivo, es tan necesario el trabajo con padres desde la psicología deportiva.

¿Cómo debería comportarse el padre o la madre que vaya a ver competir a sus hijos?

Deberían animar, respetar los protocolos de cada deporte, mostrar consideración y tolerancia por los árbitros y sus instrucciones, los rivales y los compañeros de equipo de sus hijos.

Aconsejaría a los padres, que mantuviesen un estado de ánimo equilibrado tanto en la victoria como en la derrota. Una vez finalizado el encuentro, deberían interesarse en cómo se siente su hijo y no solo por los resultados del partido.

¿Considera usted que ha crecido la violencia en el deporte y en el área de juego? ¿Cuál podría ser la solución?

No podría contestar de una manera razonada a esta pregunta. Considero que el deporte ha evolucionado mucho. Cada vez se trabaja de una manera más profesional y se satisfacen más las necesidades de todos los actores involucrados.

La psicología del deporte se ha normalizado y actualmente muchos deportistas, entrenadores y padres se benefician de trabajar con un psicólogo deportivo.

¿De qué se trata la formación deportiva?

Para los deportistas, el deporte y la competición es una herramienta educativa extraordinaria. El deporte motiva y es un vehículo estupendo para que las personas se conozcan a sí mismas y se desarrollen a nivel físico y mental. Los profesionales de la psicología del deporte intentamos que el deporte sea una experiencia enriquecedora para todos sus practicantes.

Cuando trabajamos con padres, les ayudamos a comprender mejor el deporte de sus hijos y a optimizar su funcionamiento como padres, aportándoles recursos para manejar mejor su motivación, sus emociones y su comportamiento.

¿Logran los padres con su comportamiento que sus hijos adolescentes repitan las conductas que tienen en las gradas?

Depende. Cómo dijimos antes, se corre el riesgo de que los chicos normalicen estos comportamientos y puedan reproducirlos. Los más pequeños aprenden mucho imitando a los mayores y por supuesto, pueden copiar cualquier conducta de sus adultos de referencia, incluidas las malas. Los más mayores, que ya han formado sus propios códigos de valores y estarán también influenciados por su equipo, interpretarán de una u otra forma, el comportamiento de sus padres en ese determinado contexto.