¿Coger el toro por los cuernos o dilatar la reacción? Un experto explica cómo actuar ante un fracaso

  • Pedro Sánchez ha decidido adelantar las elecciones generales tras el resultado adverso de las autonómicas y municipales para el Partido Socialista: ¿es bueno tomar decisiones inmediatamente después de un fracaso?

  • Guillermo Fouce, profesor de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Fundación Psicología Sin Fronteras: "Ante un fracaso o ante algo inesperado, el primer consejo es que nos tomemos un tiempo para pensar en las alternativas "

  • "Los fracasos hay que asumirlos y deben servir para hacernos cambiar de rumbo, para que puedan tener consecuencias positivas"

Ante un fracaso o ante una amenaza, hay dos respuestas: esperar o huir. Saber qué hay que hacer en cada momento, según las circunstancias, es quizá lo más complicado de la vida. A eso se le llama 'timing' y es fundamental para lograr el éxito, pero también es clave para que se dé el fracaso. El revés para el Partido Socialista en las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo ha obligado al presidente del Gobierno a tomar la decisión de adelantar las elecciones generales. Es una manera reactiva de plantar cara a un fracaso que puede trasladarse a otras esferas: un divorcio, un despido, una enfermedad o el cese de cualquier proyecto. ¿Cuál es la mejor manera de gestionar una derrota? Entre coger el toro por los cuernos o dejar que se cumpla eso que nos amenaza, ¿hay una receta para salir indemnes?

Tiempo para reflexionar

"Ante un fracaso o ante algo inesperado, el primer consejo es que nos tomemos un tiempo para pensar en las alternativas y para analizar qué ha pasado, no es aconsejable tomar decisiones en caliente", explica Guillermo Fouce, profesor de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Fundación Psicología Sin Fronteras. La causa es que cuando la mente está agitada o 'secuestrada' por las emociones no puede razonar con la misma claridad y solvencia. "Las decisiones en caliente suelen ser precipitadas y suelen responder al momento duro y difícil por el que atravesamos. No suelen tener buenos efectos", confirma Fouce.

El refranero también lo confirma: "En tiempo de mudanza, no hacer cambios". ¿Ha desoído Pedro Sánchez el consejo? A veces parece que se toman decisiones precipitadas por la manera de comunicarlo, pero puede ocurrir que esa decisión estuviera planteada como posibilidad, esperando el momento de hacerse pública. "Me atrevo a apuntar que quizá la decisión del presidente del gobierno no se debe a algo que no se esperase. Probablemente, él tenía datos y posiblemente tenía también -me atrevo a decir- pensada esta respuesta por muchas razones, aunque no puedo corroborarlo", señala este experto.

Observar el mapa emocional

En eso de esperar o actuar ante un posible fracaso, la gestión del tiempo, no tanto el tipo de personalidad, es la clave, según Guillermo Fouce. "Los tipos de reacciones ante un fracaso que tienen que ver con las personalidades o con la forma de vivirlo siempre están relacionadas con la precipitación. Se pueden tomar decisiones rápidas, arriesgadas, sin medir las consecuencias y sin asimilar ese fracaso, algo que pasa mucho en las relaciones personales y los divorcios, por ejemplo", asegura

El experto insiste también en la importancia de observar el mapa emocional completo: "Los timings deberían ser más suaves y responder a análisis más profundos".

¿Qué y por qué ha pasado?

En esa gestión ideal del fracaso es importante saber qué y por qué. "Analizar qué ha pasado y, sobre todo, por qué ha ocurrido es fundamental. Hay que esperar que baje el impacto emocional del fracaso inesperado e intentar comprenderlo para poder acertar con las decisiones que se tomen. El principal consejo es no tomar decisiones en caliente porque juntamos el corazón y la cabeza", sostiene Guillermo Fouce.

El psicólogo ofrece otras recomendaciones de qué toma de decisiones personales acometer cuando se vive un fracaso:

  • Tomarse un respiro: "La primera es darse un espacio de calma para analizar qué ha pasado".
  • Evitar el secuestro emocional: "Hay que tratar de eliminar las emociones y no precipitarse".
  • Atreverse al cambio: "A partir de ahí, si lo vemos necesario, hay que tomar decisiones de cambio de rumbo".
  • No negar el fracaso: "Los fracasos hay que asumirlos y deben servir para hacernos cambiar de rumbo, para que puedan tener consecuencias positivas a partir de ese fracaso".
  • Vivir el fracaso con serenidad con nosotros y con las personas afectadas: "Es importante comunicar el fracaso y sus consecuencias con serenidad, sin precipitarse, incluir elementos emocionales, sin auto-culparse ni culpar a otros, equilibrando la responsabilidad propia con la de las propias circunstancias. Ahí nos ayudará el análisis pausado de lo que ha ocurrido".