"Toda la familia está entristecida": consejos de experta para retomar la relación con un hijo con el que no te hablas

  • En la entrevista con Oprah que todavía retumba en Buckingham Palace, el príncipe Harry mostró su decepción con su padre, Carlos de Gales, que dejó de contestarle al teléfono cuando su hijo renunció a su papel institucional.

  • Hablamos con la psicóloga Ainhoa Madoz para que nos dé algunas pautas a tener en cuenta a la hora de intentar retomar la relación con el hijo con el que no te hablas.

  • "El paso del tiempo, en estos casos, puede ser un gran enemigo".

"Siempre le querré. Pero hay mucho dolor, y arreglar esa relación seguirá siendo una de mis prioridades". Son palabras del príncipe Harry, hijo del príncipe Carlos de Gales y heredero al trono de Inglaterra, sobre su padre. Las dijo en la entrevista que los duques de Sussex concedieron a la periodista Oprah Winfrey y que ha causado un seísmo en el seno de la familia real. Harry se refiere al vacío que su padre le hizo cuando él y Meghan Markle, su mujer, se mudaron parcialmente a Canadá tras haber renunciado a su papel institucional como miembros de la realeza británica. Al parecer, el príncipe Carlos dejó de responder las llamadas de su hijo, enfriando la relación entre ambos.

Las tensiones entre padres e hijos son normales, pero extenderlas en el tiempo puede suponer un deterioro importante de la relación hasta el punto de, incluso, terminar perdiendo el aprecio mutuo. Recomponer los lazos es difícil cuando existen reproches, más aún cuando no se hablan las cosas. De la mano de la psicóloga Ainhoa Madoz, responsable del grupo de Psicología Relacional del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental (COPAO), ofrecemos una serie de pautas a la hora de afrontar esa conversación tan difícil y volver a poner la relación en el sitio que le corresponde. Porque hablando se entiende la gente y nada es para siempre.

¿Cómo romper el hielo?

¿Merece la pena romper un vínculo tan estrecho? Ese es el punto de partida. "La manera de comenzar a romper el hielo es tomando atención sobre el padecimiento que nos está provocando la ruptura con nuestro hijo por una serie de desencuentros desafortunados", explica Madoz. Hay que pensar si lo que ocurrió "fue tan grave en ese momento como para provocar ese desenlace".

Ponerse en el lugar del otro es también importante a la hora de afrontar la conversación. "En ocasiones no podemos tener las mismas necesidades o formas de pensar, y por lo tanto, hemos de tolerar que un hijo piense o actúe de diferente manera con respecto a nosotros", argumenta la psicóloga. "Este puede ser el primer punto de partida para retomar una relación con él más flexible, respetuosa y segura". Y lo mismo en el caso de que el interlocutor sea el padre.

Deja atrás la culpa y los reproches

De la misma forma que dos no discuten si uno no quiere, las dos personas sienten malestar cuando esto ocurre. Esta premisa ha de ser tenida en cuenta a la hora de intentar arreglarlo. "Inicialmente lo que importa es reanudar la relación, independientemente de quién comenzó a marcar las diferencias entre ambos", afirma Madoz.

Aún así, "es cierto que, en un principio, puede estar una persona más herida con otra con respecto a los comportamientos que se han desarrollado en el momento de la discusión o en el desarrollo del tiempo"; sin embargo, "para poder conectar con el otro y poder retomar la relación, la culpa ha de dejarse a un lado y centrarse fundamentalmente en la importancia que tiene para nosotros la persona que hemos perdido", añade, "en lo difícil que está siendo vivir sin tenerla presente, sin tenerla como apoyo, sin tenerla como compañía".

¿Qué pasa si no quiere arreglarlo?

Es muy posible que, en algún momento de la conversación, se enfade y no quiera seguir adelante. Reconduce la situación con tacto. "Una manera de reconducir la conversación es intentar pararle con amabilidad y calma y comunicarle que si en algo no has estado acertado y ello te ha hecho daño, que no era tu intención". Recuérdale que para ti es muy importante seguir juntos y que harás lo posible por reanudar la conversación. "Es fundamental no entrar en ese momento en el que ocurrió, porque ese hecho puede activar el nerviosismo de ambos, y de nuevo caer en una desregulación emocional que les provoque de nuevo una incapacidad para comprender las necesidades de ambas partes".

Eso no signifique que haya que obviar el motivo de la disputa. "Sobre el tema que provocó las diferencias, sí será necesario cuando la relación esté reanudada, abordarla con la suficiente tranquilidad para que desde el respeto se puedan valorar y respectar las diferencias entre ambos", recomienda

¿Qué frases o palabras uso?

Primero de todo, calma. Tanto en el ambiente como en el tono. Busca una forma de decir las cosas que sea distendida, donde los argumentos vayan en dirección hacia el "reconocimiento y confianza hacia el otro". Algunos ejemplos: 'te recuerdo', 'pienso en ti', 'te echo en falta'.

¿Qué he de evitar?

Que se sienta atacado. Por ello, nada de dar voces ni echar en cara nada. "No debemos emplear un tono alto y agresivo, y utilizar acusaciones, reproches o imposiciones sobre el comportamiento del otro", recomienda Madoz. Por ejemplo: 'no te ocupas de mí', 'debes atenderme... soy tu padre'...

Equilibrio entre lo racional y emocional

En una conversación así, lo normal es que las emociones afloren más de lo que querríamos. En cualquier caso, no se entiende una parte sin la otra. "Podemos pensar en establecer un estado emocional más calmado y estable, que no estemos excesivamente nerviosos o excitados, ya que de esa manera podremos comenzar una conversación con mayor apertura y amabilidad con el otro", asevera la psicóloga. Será así como podamos desarrollar las ideas de una manera pausada y tranquila, "sin que la otra persona se sienta invadida u ofendida".

¿Cuál es el mejor momento para tener la charla?

Aunque Madoz reconoce que la situación perfecta no existe, indica que sí podemos encontrar un buen momento acorde a las circunstancias personales de la otra persona. Y da algunas ideas. "Podemos elegir un día y una franja horaria que sabemos es más adecuada para que pueda atendernos con tranquilidad y con tiempo suficiente".

Y no lo alargues

Idealmente, no hagas que el enfado se eternice. "El paso del tiempo, en estos casos, puede ser un gran enemigo", concluye la psicóloga.