Guía para padres contra el ciberacoso: los síntomas más frecuentes que tu hijo puede estar sufriendo

  • Este 5 de noviembre se celebra el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, incluido el ciberacoso, y contamos los principales síntomas de esta lacra para que los padres lo puedan identificar con más facilidad

La lacra del ciberacoso no deja, ni siquiera en tiempos de pandemia. Según un estudio de la Fundación ANAR y la Fundación Mutua Madrileña, uno de cada cuatro casos de acoso escolar se produce por ciberbullying, una proporción que aumenta con la edad y se sitúa en el 36,5% a partir de los 13 años. Por eso, que los padres sepan reconocer los "síntomas" de si los hijos están sufriendo ciberacoso es fundamental para tratarlo cuanto antes y tomar las medidas necesarias antes de que vaya a más.

Según este estudio, "la edad de inicio del ciberacoso es de 13,6 años, una edad media superior a la del acoso escolar en general (11,6 años), probablemente relacionado con el momento de acceso de los más jóvenes a las tecnologías". A través de teléfono móvil, que es la herramienta más habitual para acosar telemáticamente y, sobre todo, desde WhatsApp, se insulta (en el 62,6% de los casos), se amenaza (24,3%) y se difunden fotos, vídeos e imágenes comprometidas (20,9%).

Por suerte, hoy en día el ciberacoso está muy estudiado y, a pesar de que puede evolucionar con la aparición de nuevas redes sociales como TikTok, las pistas para detectarlo son muy claras y quedaron reflejadas en el manual 'Guía de actuación contra el ciberacoso'.

Cambios en los hábitos del menor ciberacosado

Donde primero se pueden detectar los primeros síntomas de ciberacoso es en el cambio de las rutinas del menor. Entre estos, están las siguientes modificaciones en sus hábitos:

  • En el uso de dispositivos móviles o de Internet
  • De asistencia a clase
  • Por ausencia en actividades hasta ese momento preferidas
  • En altibajos en los tiempos de estudio y en el rendimiento del trabajo escolar
  • De variaciones en sus actividades de ocio habituales
  • De regularidad en la cantidad de comida y maneras de comer
  • Por permutas en los grupos de iguales, en ocasiones antagónicos
  • En relación con los adultos, en cuanto a la frecuencia y dependencia de ellos
  • En cuanto a su capacidad de concentración y de mantenimiento de su atención
  • Por modificación de sus costumbres de ocupación de su tiempo libre
  • En estados de humor
  • Por variabilidad de grupos de referencia.

Cambios en el estado de ánimo

Otro de los puntos donde los padres tienen que estar ojo avizor para detectar ciberacoso es en los cambios del estado de ánimo, fundamentalmente en el humor. Además también se pueden producir momentos de tristeza, apatía e indiferencia, así como reacciones agresivas que no eran habituales. Otro de los puntos en los que fijarse con detenimiento son las excesivas reservas en la comunicación. Más de lo habitual.

Cambios en su red social

Nos referimos a su red de contactos, de amigos con los que se movía habitualmente, su pandilla. El ciberacoso también puede dejar huella en este aspecto, con intercambios extraños de red social por repentina pobreza, ausencia de amistades y de relaciones sociales.

Otro de los síntomas puede ser la falta de defensa ante supuestas bromas públicas u observaciones públicas,

inocuas aparentemente a ojos de los adultos, así como el miedo u oposición a salir de casa.

Cambios físicos o en sus pertenencias

En esta guía también se hace mención a otro tipo de cambios a los que hay que prestar atención para detectar el ciberacoso. En concreto, los expertos recomiendan estar atentos a:

  • En su lenguaje corporal ante determinadas presencias: hombros encorvados, cabeza gacha, falta de contacto en ojos, rechazo de la presencia pública,…En la ocupación de espacios escolares: cercanía a adultos, miedo a recreos, ocupación de rincones, paredes y espacios protegidos y controlables visualmente,…
  • De ocultamiento especial cuando se comunica por Internet o móvil
  • Explosiones agresivas momentáneas
  • Manifestaciones de enfermedad o dolencias frecuentes
  • Pérdida y/o deterioro de pertenencias físicas, lesiones físicas frecuentes sin explicación razonable.

Cambios somáticos

Por último, también se hace referencia a otro tipo de cambios más visibles pero que pueden estar disfrazados de síntomas de cualquier enfermedad como una gripe o unas migrañas.

  • Aumento o pérdida de peso rápido derivados de cambios en el comportamiento ante la comida: falta de apetito o comidas compulsivas
  • Mareos frecuentes con síntomas no comunes
  • Dolor de cabeza o estómago que no ocasionan despertares nocturnos pero que impiden realizar actividades normales como el ir al colegio
  • Diarreas frecuentes sin ir acompañadas de vómitos o fiebres

Sin embargo, a pesar de todas estas recomendaciones de la guía y de todos los síntomas posibles, no hay mejor detector que la mirada de un padre o una madre a su hijo y una conversación sincera y a los ojos para saber qué es lo que le está ocurriendo y por qué ha cambiado tanto.