Óscar, sobre la menopausia de su mujer: "Si pudiera volver a esos años me informaría para saber cómo ayudar"

  • Óscar y Ángeles disfrutan de una vida acomodada conseguida en sus 25 años de matrimonio. Entre ellos, hay una única frontera: la menopausia de ella

  • El 69% de las mujeres españolas con menopausia cree que sigue siendo un tema tabú

Óscar y Ángeles han cumplido sus bodas de plata. Son padres de un hijo que tuvieron con más de 40 años. Fue una maternidad y una paternidad deseada. Para su familia, sus amigos y su entorno forman un matrimonio ejemplar. Y lo son, si nos fijamos en los aspectos que pueden facilitar la convivencia: valores, gustos y aspiraciones similares y hasta parecida ideología política. Óscar y Ángeles lo comparten todo, excepto una zona de la intimidad llamada menopausia. ‘Uppers’ ha hablado con ellos para conocer su experiencia.

Óscar (56): “Algo en lo que no pinto nada”

Damos por hecho que palabras como ‘menopausia’ o ‘climaterio’ son conocidas por todos. Sin embargo, lo habitual es que reine el desconocimiento, según se desprende del artículo de Uppers "Los diez consejos que todo hombre debe conocer para acompañar a su pareja durante la menopausia". Para Óscar, directivo en una agencia de comunicación, eran conceptos lejanos: “Para mí, la menopausia era algo que le pasaba a mi madre. Sabes que existe y que en algún momento llegará a la vida de tu mujer, pero no te lo planteas. Cuando nos casamos, no pensaba en ello. Y ahora, la verdad, tampoco”.

La situación no cambió demasiado cuando Ángeles empezó a sentir los primeros síntomas. “Algunas veces, mi mujer me decía algo, pero creo que a ella también le resultaba incómodo hablar de eso. Le he preguntado algunas veces si he visto algo raro, pero igual que le pregunto cuando veo que se siente mal. A mí siempre me había parecido algo ajeno y al tiempo natural. Algo, en definitiva, en lo que no pinto nada”.

Cambios en el sexo, más información

Sobre los inevitables cambios que vienen con la menopausia, pensó que era algo asociado a la edad: “con los años cambiamos, yo mismo he engordado. Parece que estamos igual, pero hemos cambiado, también en la parte anímica: tengo menos energía y he perdido interés por cosas que antes me interesaban”. ¿También por el sexo? "El sexo sigue siendo muy importante para mí, pero reconozco que ahora es peor. Ese es el principal cambio en nuestro matrimonio: ahora lo hacemos menos, para ella es más incómodo y a veces hasta doloroso", explica Óscar, para quien la menopausia de su mujer sí ha terminado siendo una experiencia transformadora: "si ahora pasara por aquellos años, me informaría para saber cómo ayudar a mi pareja. La acompañaría y le demostraría que estoy ahí, que puede contar conmigo. No lo hice y creo que tuve que hacerlo."

Ángeles (57): “No quería admitir todas mis inseguridades”

Un falso embarazo situó a Ángeles en el principio de su menopausia. “Mi reacción fue de incredulidad. Tuve a mi único hijo con 41 años, de manera natural y cuando lo decidimos, sin tardar ni someternos a ningún tratamiento. Pensamos que tener un segundo también sería fácil, aunque fuera mayor. Con 46 años estábamos intentándolo plenamente convencidos de que lo conseguiríamos. En el agosto de ese año tuve una falta y pensé que por fin estaba embarazada. No fue así: fue el primer mes en el que me faltó la regla”, afirma Ángeles, una fotógrafa free-lance. “Me sentí muy decepcionada. Es como si recibieras la noticia de que ya no eres joven. De repente, te ves hasta menos atractiva, menos útil. Para alguna amiga, dejar de menstruar fue una liberación. Para mí, no, dejé de sentirme una mujer plena”, explica.

La menopausia me pilló en plena crianza de mi hijo, no disfrutaba como las otras madres y me sentía culpable

Hay varias razones por las que Ángeles no compartió su angustia con su pareja, aunque la más importante tiene que ver con su auto-imagen femenina. “En ese primer momento, no quise contarle nada. Hubiera sido admitir ante él todas esas inseguridades. Para mi pareja yo quería seguir siendo la mujer joven y atractiva de la que se enamoró. Puedo parecer vanidosa o soberbia, pero no me gusta mostrarme débil. Quizá debía haber hablado más con él”, admite. Ángeles tuvo que compaginar todos sus malestares con la crianza de su hijo: “la menopausia me pilló con mi niño muy pequeño. Me costaba hacer cosas con las que las otras madres disfrutaban. Me sentía culpable por eso”.

Con el tiempo Ángeles y Óscar sí empezaron a hablar, sobre todo, de los síntomas físicos. No hubo más remedio, algunos eran indisimulables: “El calor… las taquicardias, que aparecen sobre todo por la noche, cansancio, insomnio… Era obvio que estaba mal, pero no puedo culparle, seguramente a él le quedaba lejos todo esto. Aparte de ofrecerse para acompañarme al médico, no me sentí arropada”, admite.

'Rebrandear' la menopausia

Ángeles también admite que su relación ha cambiado con los años y que la menopausia le ha hecho descubrir a un hombre desconocido. “A veces pienso que cuando llevas muchos años con una pareja los cambios son inevitables. Otras, sí me siento defraudada. Yo me enamoré de un hombre sensible, que me cuidaba. En estos años no lo he sentido así”.

Al igual que para Óscar, el sexo, para Ángeles, también ha ido a peor. “Siento menos deseo, y, al mismo tiempo, soy más exigente. No me vale de cualquier forma. A diferencia de cuando era más joven, necesito un ambiente, un cortejo… Ocurre poco. Físicamente, no soy la misma y lo noto en que a veces me duele, algo que también influye en mi pareja”.

Lejos de resignarse, Ángeles ha decidido que quiere vivir con plenitud y ha hecho suya la campaña de una conocida agencia de publicidad británica. La campaña, titulada “Crear una nueva marca para la menopausia” (Rebranding The Menopause), parte del lema “Me-No-Pause” (fonéticamente igual que ‘menopause’); es decir, “yo no paro”. Y se ha puesto a ello: dieta sana, nuevas lecturas, nuevos hábitos, nuevas pautas vitales y recomendaciones claras para las mujeres que inicien esta etapa. Incluso ejercicios específicos, como la rutina Kegel. “Iría a buen médico y le pediría que me explicara, que me diera pautas. Me gustaría que se hablara de la menopausia con la naturalidad con la que se habla de la adolescencia o del embarazo. Es como si las mujeres, cuando ya no podemos reproducirnos, dejáramos de importarle a la sociedad. Seguro que los hombres también se sentirían así más implicados. Y, desde luego, con mi pareja sería más clara. No esperaría a que él me preguntara o se diera cuenta. A los hombres también hay que educarlos”, concluye.

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