Bosé y las teorías de la conspiración: las tres motivaciones psicológicas que se activan en el cerebro negacionista

  • "En una época de gran confusión como esta, la gente quiere respuestas y se siente atraída por las conspiraciones porque prometen satisfacer ciertas motivaciones psicológicas"

  • Karen Douglas, psicóloga y doctora de la Universidad de Kent, explica qué pasa en el cerebro de los negacionistas

  • Miguel Bosé es una de las voces negacionistas que más peso está teniendo durante la pandemia del coronavirus

La pandemia del coronavirus ha desatado la pasión por las teorías de la conspiración. Tanto es así que hasta la OMS ha tenido que intervenir. Entre los negacionistas, suenan algunas voces especialmente alto. Es el caso de Miguel Bosé. El cantante aprovecha cualquier oportunidad para hacerse eco de sus opiniones sobre la situación sanitaria actual y el papel del Gobierno y las farmacéuticas en la ecuación. Sin ir más lejos, en la entrevista con Jordi Évole, el artista ha llegado a afirmar estar "del lado de la verdad. Absolutamente. ¿Ha matado a 2,6 millones de personas? ¡No me digas! ¡De 7.700 millones! ¿Una pandemia? ¡No tiene ni la casta de epidemia!". En esta línea, Bosé pidió un cambio "somos más, si nos levantamos se acabó el juego", pero aseguró no cuestionar a los científicos. "Jamás en este debate he ido a denigrar la investigación. Ellos saben lo que cuesta dar con una vacuna (…). ¿Por qué no hemos llegado a tener vacunas de las enfermedades...?"

Aunque durante la historia, han sido muchos los acontecimientos que se han puesto en entredicho, desde que el hombre pisó la luna hasta si los Beatles existieron, los momentos de crisis e incertidumbre suelen ser las más recurrentes para este tipo de conspiraciones. "En una época de gran confusión como esta, la gente quiere respuestas y se siente atraída por las conspiraciones porque prometen satisfacer ciertas motivaciones psicológicas. Dominar los hechos, tener autonomía sobre el bienestar propio, una sensación de control y sentir que tienes el poder de conocer cierta información que otra gente no tiene es lo que nos lleva a creerlas", explica la doctora en psicología Karen Douglas, docente en la Universidad de Kent, Reino Unido. La experta asegura que las personas se sienten atraídas por estos movimientos para intentar satisfacer tres motivos psicológicos importantes. Te contamos cuáles son.

Motivos epistémicos, damos cualquier fuente como buena

Se refieren a la necesidad de tener conocimiento, certeza y aparecen para saciar el deseo tener información. Cuando sucede algo importante, cuando ocurre un gran evento, la gente naturalmente quiere saber por qué sucedió. Quieren una explicación, saber la verdad y estar seguros de ella. "La evidencia psicológica sugiere que las personas se sienten atraídas por las teorías de la conspiración cuando se sienten inseguras, ya sea en situaciones específicas o de manera más general”, explica la experta.

Además, también existen otras razones relacionadas con el nivel de educación, de lo que consideramos válido como fuente de conocimiento. "Las personas con niveles de educación más bajos tienden a sentirse atraídas por las teorías de la conspiración. Y eso no se debe a que la gente no es inteligente, simplemente que no se les ha permitido tener o no se les ha dado acceso a las herramientas que les permitan diferenciar entre buenas fuentes y métodos, también fuentes creíbles y fuentes no creíbles. Por lo tanto, buscan ese conocimiento y certeza, pero no necesariamente en los lugares correctos".

Motivos existenciales, necesitamos sentirnos seguros

El segundo conjunto de motivos son lo que llamamos existenciales. Y se refiere a las necesidades de las personas de estar o sentirse seguras en el mundo en el que viven y también de sentir que tienen algún tipo de poder o autonomía sobre las cosas que les suceden. "A la gente no le gusta sentirse impotente, fuera de control. Por eso, llegar a las teorías de la conspiración podría permitir que determinadas personas sientan que tienen información que explica por qué no tienen ningún control sobre la situación. La investigación ha demostrado que las personas que se sienten impotentes y desilusionadas tienden a gravitar más hacia las teorías de la conspiración", apunta Douglas.

Motivos sociales, sentimiento de pertenencia a un grupo

Son los referidos al deseo de las personas de sentirse bien consigo mismos y dentro de los grupos a los que pertenecen y, potencialmente, una forma de hacerlo es sentir que tienen acceso a información que otras personas no. "Esto les genera un sentimiento de superioridad sobre los demás. Hemos descubierto que esa necesidad de estar por encima del resto está asociada con la creencia en las teorías de la conspiración. Las personas que tienen un sentido exagerado de la importancia de los grupos a los que pertenecen, pero al mismo tiempo, el sentimiento de que en esos grupos son subestimados, son un blanco fácil. Estos perfiles tienen la idea de que su grupo es bueno, moral y honrado, mientras que otros son los malhechores que están tratando de arruinarles la vida", comenta la doctora.

Pese a que siempre han existido, algunas de las más fuertes tuvieron lugar al finalizar la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría, el fácil acceso a internet ha favorecido que estas voces se escuchen más que nunca. "Las teorías conspiratorias cada vez ganan más peso debido al manejo de redes sociales. La gente tiene acceso fácil a información de todo tipo, sin filtro, cada vez es más fácil acceder a datos acordes a la idea que se sigue. Pese a que no hay evidencia de que cada vez haya más teorías de este tipo, sí que las comunidades crecen y la gente que las forma se siente más apoyada y reafirmada", concluye Douglas.