"La clave del éxito en Asia contra la pandemia es su civismo": la controvertida reflexión del filósofo Byung-Chul Han

  • El popular filósofo coreano de 61 años, afincado en Berlín, publicaba una columna apelando al comportamiento de la ciudadanía asiática como clave para erradicar el virus del que tomar nota en Europa y Estados Unidos

  • Pero sus declaraciones no están exentas de crítica: análisis y reflexiones de científicos, periodistas y ciudadanos ofrecen una versión menos mágica y más compleja de este éxito

En tiempos en los que nos hemos acostumbrado a recibir respuestas inmediatas introduciendo nuestras preguntas en una barra de búsqueda, la reflexión del último pensador influyente se aparece en nuestros timeline como si de la receta definitiva contra esta incertidumbre sanitaria y económica se tratara. ¿Qué está por venir? ¿Saldremos de esta? ¿Qué han hecho allí que no estamos haciendo aquí? Hace unos día ese efecto placebo se volvía a repetir con una columna que el filósofo surcoreano Byung-Chul Han (61) publicaba en Ideas (El País): 'Por qué a Asia le va mejor que a Europa en la pandemia: el secreto está en el civismo'.

No es la primera vez que este ensayista y profesor de la Universidad de las Artes de Berlín, donde vive y escribe desde los 26 años, publica sus reflexiones sobre el momento actual, casi, casi, en streaming. Crítico con el capitalismo acelerado, la hiperproductividad y la autoexplotación y sus consecuencias sobre la salud, como apunta desde su best seller 'La sociedad del cansancio', crea sus textos sin embargo a la misma velocidad pasmosa que más tarde se difunden. En mayo, inmersos de lleno en la primera ola europea, Hal apuntaba en una entrevista con EFE que esta crisis acentuaría la tendencia a sobrevivir por encima de vivir -algo así como el fin del disfrute-: "Viviremos como en un estado de guerra permanente", dijo con motivo de la publicación en español de su ensayo 'La desaparición de los rituales' (Herder).

Medio año después y de nuevo coincidiendo con la publicación aquí de otro de sus textos, 'Caras de la muerte. Investigaciones filosóficas sobre la muerte' (Herder), vuelve la vista hacia atrás y analiza en la columna mencionada el caso de éxito asiático en la lucha contra el virus. Pero sus conclusiones no han estado exentas de objeción.

¿"El secreto está en el civismo"?

China, Corea del Sur, Japón, Taiwán o Singapur están lejos de atravesar una segunda ola del nivel de la europea. En Wuhan, 10 meses después de convertirse en epicentro de la pandemia, los ciudadanos han dejado de llevar mascarilla por la calle. Mientras que en España, en los últimos 14 días, se han notificado 245.039 nuevos casos.

"¿La exitosa contención de la pandemia en Asia se debe pues —como muchos en Occidente suponen— a un régimen de higiene que actúa rigurosamente y que recurre a la vigilancia digital?", pregunta el filósofo. "Evidentemente, no. Como sabemos, el coronavirus se transmite por contactos estrechos y cualquier infectado puede especificarlos por sí mismo sin necesidad de estar sometido a vigilancia digital". A través de diferentes ejemplos, Byung-Chul Han se aproxima a la idea de que civismo y acción colectiva ha sido la clave determinante para combatirlo. "Cuando las personas acatan voluntariamente las reglas higiénicas, no hacen falta controles ni medidas forzosas, que tan costosas son en términos de personal y de tiempo", escribe.

Y explica que, en su opinión, esa predisposición a acatar se convierte en un salvoconducto no solo para combatir el virus sino también para evitar represiones mayores: "La paradoja de la pandemia consiste en que uno acaba teniendo más libertad si se impone voluntariamente restricciones a sí mismo".

Así, ese "factor X" que conduce a la bajada y control de cifras en Asia y que resultaría "difícilmente explicable" incluso para la medicina, según Hal, aplicándolo a Occidente, "no sería otra cosa que el civismo, la acción conjunta y la responsabilidad con el prójimo". "La pandemia nos enseña qué es la solidaridad", afirma el filósofo. "La sociedad liberal necesita un nosotros fuerte. De lo contrario se desintegra en una colección de egoístas. Y ahí el virus lo tiene muy fácil".

"Reducción incompleta": ¿qué hay de las herramientas técnicas contra el virus?

Las palabras de Byung-Chul Han pueden sonar vacías, como ese 'todo saldrá bien' que durante semanas colgó de tantos balcones a modo de mantra pero falto de realismo. Desde Twitter, la periodista Macarena Vidal Liy, corresponsal de El País en China, se pronunciaba al respecto con un completo hilo: "Sobre el papel del 'civismo' como clave de la derrota de covid en Asia. Esa reducción es incompleta, además de una idealización incluso peligrosa, creo", arrancaba su explicación.

Por un lado, Vidal argumenta que es una información "incompleta/inexacta": "En Wuhan, por ejemplo, para hacer cumplir el confinamiento tuvieron que poner vallas", explicaba. Y en países como Japón o Corea del Sur, cuenta en otros ejemplos, los ciudadanos no han acatado siempre a rajatabla las recomendaciones del gobierno, como hacerse pruebas masivas o cuarentenas voluntarias.

"Decir que lo principal ha sido el civismo es obviar lo fundamentales que han sido las herramientas técnicas de lucha contra la covid en estos países: cuarentenas estrictas, cierre de fronteras, gran capacidad de pruebas (Japón, relativa excepción), estrategias muy localizadas. Por supuesto, rastreos a cascoporro, sin escatimar un céntimo en tecnología. ¿Invasiva? En Corea del Sur se han utilizado las tarjetas de crédito y los GPS del móvil para trazar los movimientos. Ha sido polémico, pero también se ha invertido mucho en comunicación y transparencia hacia la población, que en gran medida parece haber aceptado la transacción de pérdida (temporal) de privacidad a cambio de batir al virus conservando una vida diaria más o menos normal", escribe la periodista.

Por último, señala, "recordar también que en Asia, si acatan las normas anticovid sin grandes protestas, es porque le han visto las orejas al lobo con el SARS y el MERS, y los gobiernos aquí ya contaban con planes de contingencia antiepidemia muy bien aceitados, que pusieron en marcha a gran velocidad". Afirmación que Helena Legido-Quigley, profesora asociada de Salud Global en la Universidad de Singapur y en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres que analiza junto a otro grupo de investigadores las "lecciones aprendidas en los países que mejor respuesta han tenido frente al virus", le corrobora a la periodista en un artículo. "Desde el primer día desarrollaron estrategias ambiciosas para hacer test y establecieron un sistema de seguimiento de infectados, contactos, y aislamiento. En Europa el sistema de rastreadores se abandonó y solo en excepciones como Alemania lo introdujeron desde el principio".

Una satisfacción con los procedimientos palpable también en los testimonios de los propios ciudadanos. Lo contaba a Uppers Sara Landesa, empresaria gallega afincada en Wuhan, en una entrevista con Esther L. Calderón: "Hubo un positivo esta semana en la ciudad de Qingdao y cerraron la ciudad inmediatamente y se hicieron 9 millones de test PCR a todos los habitantes. Es decir, en 3-5 días saben exactamente quién está contagiado en una ciudad con más habitantes que Madrid".

El papel de la cooperación ciudadana

Sin reducir el éxito al comportamiento ciudadano pero reconociendo su importancia. Como explica en el mismo texto la investigadora Legido-Quigley, el aislamiento, el acceso a pruebas y aplicaciones o el uso de mascarillas voluntarios, como consecuencia a esa conciencia antiepidémica más arraigada "puede atribuirse a la cultura colectiva". Afirmar que el éxito se debe solo a una cuestión cultural, apuntaba Macarena Vidal Liy, puede resultar peligroso, conduciendo a la complacencia: "ELLOS pueden controlarla porque les han educado así; NOSOTROS no somos así y, por tanto, no vamos a dominarla".

"Repetimos así el gravísimo error de la primera ola: en Asia son diferentes, qué exótico y qué lejos pilla todo. Es imposible que lo que hacen en Asia sea referencia, porque son distintos", recuerda la corresponsal en China, para quien la fórmula, vista desde primera línea, "no tiene secretos, asiáticos o no. Responsabilidad individual, herramientas técnicas que funcionen, liderazgo y comunicación clara a los ciudadanos. Deben darse todos los ingredientes. Si falla alguno, el virus sigue".