Richy Castellanos, el hombre con más de 5.000 famosos en su agenda: "Me han ofrecido mucho por ella, pero nunca me vendería"

  • Entrevistamos a uno de los relaciones públicas y organizadores de eventos más conocidos del mundo

  • Consiguió que 465 celebridades felicitasen a Julio Iglesias por su 80 cumpleaños en un vídeo de más de cuatro horas

  • Su sentido de la lealtad le ha llevado a rechazar propuestas millonarias por contar confidencias en los platós

No hay mejor frase para presentar a Richy Castellanos que esta de Pedro Ruiz: "No sé si habrá juicio final, pero si lo hay, que lo organice Richy Castellanos". Desde luego, allí estarán esperándole Paco de Lucía, Maradona o, quién sabe, Juan Pablo II con las llaves del cielo, no por santo, sino por su extraordinaria habilidad para contener su lengua conociendo obras y milagros de cualquier celebridad. Pero sigamos con su presentación.

Madrileño del 68, Richy quiso ser futbolista y tenía talento para ello. Llegó a jugar en segunda división, pero una lesión truncó su sueño de fichar por el Real Madrid. El percance sirvió para que aflorase ese otro talento que resultó asombroso: su desparpajo. Si hay que encajarle en alguna profesión, diremos que es organizador de eventos y relaciones públicas (el mejor por estos lares, según dicen). No pudo ser un astro del balón, pero en esto, hay que admitirlo, es una auténtica leyenda. Y algo de casta le viene al galgo: su abuelo ya fue representante de Rafael Farina.

En 1992 fundó la empresa Camarón Eventos, que todavía dirige. Organiza eventos, ruedas de prensa, conciertos, estrenos de películas o importantes partidos de fútbol benéficos, co-mo el clásico entre artistas y famosos. A su llamada acuden todos: Joaquín Cortes, José Mota, Omar Montes, Emma Suárez, Marilia, Raquel Perera, Gabino Diego, Maxi Iglesias, Beatriz Rico, Grecia Castta, José Tomás, Nieves Álvarez o Kalina de Bulgaria. ¿Su secreto? "Vivir deprisa y torear despacio", nos confiesa. Eso, como veremos, invita a muchas preguntas.

¿Cómo empezaste a acercarte a las celebridades?

La lesión deportiva me llevó a rehabilitarme en un Holiday Gym del centro de Madrid. Como ya entonces tenía labia para aburrir, el propietario me propuso llevar a famosos al gimnasio. "Si eres capaz de traerme a gente conocida, te saco a hombros en Las Ventas", bromeó. Los primeros fueron Los Chunguitos y les ofrecí una equipación y una suscripción gratuita. Me salieron caros porque al día siguiente se presentaron 18 Chunguitos, pero ahí comencé mi andadura. Después llegaron Pedro Ruiz, Luis Cobos, Antonio Banderas…

Así hasta 5.000 famosos o más, que tienes en tu agenda. De ahí a conseguir su amistad hay un trecho. 

Respeto absoluto. Ellos me dan su confianza y yo respondo con honestidad, discreción y profesionalidad. Eso genera la base fundamental para una amistad que poco a poco se va nutriendo con otros elementos, como el cuidado o la intuición para saber qué necesitan. Por otra parte, nunca he vendido mi piel. Siempre he valorado mi dignidad y mi seguridad.

Sé que te lo han preguntado, pero no está de más, por si se ha revalorizado desde la última vez. ¿En cuánto tasarías tu agenda?

Me pagarían cantidades muy altas, pero no hay precio porque la confianza no se vende. Ni por un millón de euros desvelaría un secreto. Me han ofrecido mucho por ir a los platós y contar cosas, pero jamás traicionaré a un amigo. Prefiero perder ganando.

¿Cómo guardabas tantos teléfonos cuando ni siquiera había móviles?

Papel y boli. Así de sencillo. Apuntaba los números en cualquier parte y, una vez en casa, los pasaba a la agenda. A menudo hacía fotocopias del papel original. El de Lola Flores lo apunté en una servilleta. También es cierto que, incluso hoy, llevo gran parte de los teléfo-nos grabados en la cabeza.

No todas las celebridades te habrán respondido con igual simpatía. ¿Quién te ha dejado peor sabor de boca?

Solo te puedo decir que he conocido personas especialmente magníficas, como Maradona, José Mota, Santiago Segura, Alejandro Sanz, Joaquín Cortés o Julio Iglesias. Con los años, he desarrollado un instinto felino para no dejarme comer o para intuir qué personas no se mueven con el corazón. 

¿Te recibió Juan Pablo II en el Vaticano?

Sí, soy muy creyente y sé que Dios me acompaña en todos los momentos.

¿Has tenido que pagar un precio alto por una vida tan intensa?

Ningún precio. Es la vida que he escogido y me siento muy satisfecho porque es muy bonita.

En 2013 publicaste 'El hombre que susurraba a los famosos', escrito por Eloy Arenas. El libro no consiguió arrancarte ninguna confesión, pero tu biografía sí acumula anécdotas que se pueden contar. 

Me permito hablar de mi admiración hacia Paco de Lucía. Imponía mucho, pero era humilde y muy perfeccionista. Le llevaba a comer una paella o una fabada. Era uno de los grandes guitarristas, solo comparable a Keith Richards. Conseguí también que Maradona le plantase a David Beckham en los labios.

A Raúl González le presentaste tú a la que hoy es su mujer. ¿También has ejercido de casamentero?

No, ni mucho menos, aunque intuición para ello no me falta. Lo de Mamen y Raúl González fue un flechazo casual. Ella trabajaba de camarera y él ya era una estrella del fútbol. Les presenté y Raúl supo de inmediato que Mamen sería la madre de sus hijos. También presenté a Guti y Arancha de Benito y a Carlos Moyá y Carolina Cerezuela, incluso fui padrino de su hija. 

Háblanos de algunos de esos amigos tan populares.

Puedo nombrar a Julio Iglesias, el mayor icono universal, genio entre los genios y una leyenda viva que todo el mundo, empezando por mí, respeta, admira y quiere. José Mota está entre mis mejores amigos. Es el número uno del humor. Por tenaz, infatigable y trabajador. También Joaquín Cortés, uno de los grandes. Un maestro de maestros con mayúsculas. Y no me olvido de Alejandro Sanz. Mi amistad viene de hace más de 35 años, cuando su padre le decía que se cortase el pelo y él respondía que quería ser rockero. Hoy es el mayor poeta, junto a otro mítico, que es Joaquín Sabina. Me enorgullece ser amigo de todos ellos.

Uno de tus hitos profesionales es el vídeo que le regalaste a Julio Iglesias por su 80 cumpleaños con la felicitación de más de 465 artistas y personalidades de todo el mundo. Entre ellos, el rey Juan Carlos y la infanta Elena, Iñaki Gabilondo o Matías Prats. ¿Cómo lo conseguiste?

Me llevó siete meses y muchas llamadas. Con algunos necesité muchos intentos y otros res-pondieron a la primera. la princesa Kalina de Bulgaria, gran amiga mía y familia del Rey, quien no dudó en enviarme dos vídeos para felicitar a Julio Iglesias. Uno suyo y otro del rey emérito. Alguno descartó participar y sé que al ver el resultado se arrepintió. Es un vídeo de casi cuatro horas que a Julio le encantó y me dio las gracias, igual que se las dio al propio rey Juan Carlos en una llamada telefónica.

¿De dónde viene esa amistad con Julio Iglesias?

El director de Halcón Viajes, Javier Hidalgo, gran anfitrión, me presentó al cantante en 1996. Ellos son muy amigos y en Punta Cana mantuvieron una relación casi fraternal. Con Julio Iglesias sigo en contacto, me ha abierto las puertas de su casa y hablamos por teléfono a menudo. Él está muy bien.

Codearte con famosos te exigiría frecuentar Kapital, Pachá, Alegoría, Barnon y cualquier otro local de moda. ¿Cómo sale uno con la cabeza ilesa?

Ni bebía ni fumaba, lo que me permitía resistir y también tener claridad a la hora de hablar y negociar. Ese mundo de la noche lo dejé hace tiempo y opté por la organización de eventos y presentaciones de libros, obras de teatro, películas o conciertos. Además, siempre me ha gustado entrenar y mantenerme en forma.

¿Te sorprende el fenómeno de los influencers?

Es todo ficticio, inexistente. Ni siquiera los seguidores se ajustan a la realidad. Buena parte de lo que ellos hacen, ya estaba inventado hace décadas y yo lo practicaba. Fui pionero en conseguir patrocinios para los artistas.

¿Qué será lo siguiente? ¿Una película sobre tu vida?

Sí, tengo un proyecto muy avanzado, aunque aún no puedo dar muchas pistas. Me interpre-tará un actor de fama internacional con dos guionistas de lujo. Con ella no aspiro más que a contar una historia muy real, una vida de mucho trabajo y a un hombre muy tenaz y orgulloso de lo que ha hecho y hace.