Los mecánicos especialistas donde van los vips desde hace 50 años a revivir sus Porsches: “Hacemos barbaridades”

  • El taller arrancó hace más de 100 años reparando carrocerías de coches de la pre guerra, casi de madera, y ahora está especializado en Porsche

  • El 'backdating', en el que añaden las comodidades actuales a los clásicos, es una de sus especialidades

  • Por Juliá 911 han pasado todo tipo de Porsches, incluídos los de algunos clientes que figuran en el Top 5 de la Lista Forbes

Si alguien te pregunta cuál sería el coche de tus sueños, seguro que entre los tres primeros que te vienen a la cabeza estaría un Porsche. Este deportivo, icónico y capaz de sobrevivir al paso del tiempo sin inmutarse a través de sus variados modelos, es, precisamente, la pasión que ha hecho de un taller, Julià 911, uno de los mayores expertos en la marca alemana del mundo. Allí cualquier sueño de cualquier amante de Porsche se puede hacer realidad.

El taller es propiedad de Josep Egui Julià, tercera generación de una familia que allá por 1920 comenzó a rodearse de motores y neumáticos y que ahora, con Jan Egui, hijo de Josep, a los mandos, es un referente para los fanáticos de Porsche en Europa y en el mundo. 

Padre (Josep) e hijo (Jan), nos explican cómo han llegado hasta aquí. Jan hace un poco de historia: “Estamos en la cuarta generación de una saga familiar dedicada al taller. Ahora mismo yo estoy bastante al mando, digo bastante porque mi padre sigue por aquí, se pasa constantemente. Es un caso de jubilación activa. Tiene 75, pero está en perfecto de salud y lo que le llena es venir aquí y nosotros encantados. Aporta sabiduría”.

No todo ha sido Porsche en más de 100 años de historia: “Mis abuelos arrancaron un taller en el que hacían básicamente temas de carrocería. Eran carroceros de vehículos pre guerra, coches de madera. En los años 50 y 60 empezaron a trabajar más un coche más moderno, de posguerra. Y ya en los 70 fueron evolucionando, pero era muy difícil que entrara producto exterior en España. Ahí fue cuando, poco a poco, mi padre se fue poniendo al mando y creando un taller multimarca, con la parte de mecánica. Ahí, de un modo casi accidental, sin buscarlo, empezaron a trabajar con Porsches”.

Desde entonces hasta ahora han pasado más de 50 años en los que les ha movido una pasión por la marca de deportivos alemanes. “En aquel momento no eran especialistas, pero se fueron apasionando por ese coche. A medida que trabajaban con Porsches se daban cuenta de una serie de características y les fue fascinando la marca. Las dos últimas generaciones hemos apostado por Porsche porque tenía sentido”, explica Jan. 

Una casualidad y mucho trabajo

Los primeros pasos fueron casi por casualidad, pero llegar a la élite de la mano de una marca tan icónica ha conllevado mucho esfuerzo: “Hemos aprendido, estudiado, mejorado y trabajado muchísimo para ser lo que somos ahora. Como todo en la vida, ha sido cuestión de formarse, leer, hacer cursos, empollarse biografías y trabajar en ello. Tenemos una biblioteca entera de Porsche. Empezamos a comprar manuales técnicos y empezamos a experimentar y a trabajar en ellos con proveedores especializados hasta lograr el background que tenemos ahora”.

Hoy tienen más de 70 Porsches en el taller. Unos para reparar, otros para hacer el mantenimiento, algunos para restaurar y otros tantos para vender. Julià 911 es poco menos que un museo. “Súper deportivos hay muchos pero Porsche tiene un equilibrio muy bueno, porque es un súper deportivo, pero es austero y contenido al mismo tiempo. Hasta casi el 2000 no tenían grandes cubicajes. Eran motores sencillos y fiables”, explica Jan.

Pero, si estamos ante una de las marcas de deportivos más importantes de la historia, la pregunta es: ¿Cómo se puede mejorar un Porsche? La respuesta, tan clara como la pregunta: “A pesar de que un Porsche es un Porsche, hay muchas formas de ‘mejorarlo’ o evolucionarlo. Aquí cogemos un coche de los años 90 y no lo restauramos como si saliera de la fábrica sino que, humildemente, lo dejamos mejor porque, además de restaurarlo, le ponemos la suspensiones que son mejores que las que salían de fábrica entonces, le ponemos unos neumáticos actuales, la seguridad actual, las comodidades actuales… En definitiva, lo mejoramos”.

Aquí cogemos un coche de los años 90 y no lo restauramos como si saliera de la fábrica sino que, humildemente, lo dejamos mejor

El bagaje de tantos años entre motores les ha proporcionado, además, una ventaja extra: “Ahora, con tanto conocimiento, sabemos ya cuáles son los puntos débiles del motor, que todas las marcas los tienen, y los solventamos”.

Una de las especialidades en Julià 911 es el backdating, que podría traducirse como llevar hacia atrás la fecha. Jan nos explica en qué consiste: “La línea de los años 70 es una de las que más gusta a nivel estético, pero a esos coches, evidentemente, les faltan elementos de confort, frenan poco… Entonces buscamos un Porsche ya existente, más moderno, y le hacemos un look más antiguo pero con prestaciones iguales o mejores a, como mínimo, los años 90. El resultado es un coche de un aspecto muy retro, muy clásico, pero con todo tipo de comodidades como sistemas de audio con Carplay, con bluetooth, ópticas LED... Montamos de todo manteniendo siempre la estética antigua. El backdating es un coche con aspecto de los 70 pero comodidades actuales”.

Al menos un año en el taller

Sin duda, este tipo de customización es uno de los grandes reclamos del taller, que invierte buena parte de las horas de trabajo en ello: “Ahora mismo tenemos 7 u 8 en producción para este tipo de trabajo. Se trata de gente que quiere un coche clásico, pero también quiere utilizarlo cada día y hacer viajes. En estos proyectos empleamos un año como mínimo”, analiza.

Cierto es que no a todos les gusta este tipo de prácticas: “Los puristas lo ven como una locura y tenemos una línea de clientes y amantes del Porsche clásico que vienen con el coche 100% original, como salió de fábrica, y así se lo restauramos. Son, sobre todo, coleccionistas, a los que hacemos trabajos de coches 100% en acabado original”.

Tenemos una línea de clientes y amantes del Porsche clásico que vienen con el coche 100% original, como salió de fábrica, y así se lo restauramos

Entre los cientos y cientos de encargos que han recibido en el taller a lo largo de estas últimas cinco décadas, los propios protagonistas rememoran varios: “Aquí hemos dejado como nuevos Porsches quemados totalmente, otros que daban miedo del óxido que tenían, otros que han sufrido accidentes graves y estaban irreconocibles. De todo. Cuando te traen un Porsche que tiene 40, 50 ó 60 años te das cuenta de que ha tenido muchas vidas. Incluso algunos que aparentemente están bien, pero cuando lo desmontas encuentras cosas increíbles”.

El motivo por el que les llega “de todo” al taller lo tienen más que claro: “Hemos hecho auténticas barbaridades con algunos coches porque nadie tira un Porsche a la basura y siempre se busca recuperarlo. Nadie lleva un Porsche al desguace por muy mal que esté”, zanja Jan.

Hemos hecho auténticas barbaridades con algunos coches porque nadie tira un Porsche a la basura y siempre se busca recuperarlo. Nadie lleva un Porsche al desguace por muy mal que esté

La restauración o el backdating no son sus únicas labores. En Julià 911 también preparan coches de calle para competición: “Ahora tenemos un proyecto de un cliente que está a punto de empezar el Pekín-París con un Porsche 911 al que hemos tenido que adaptar todo para este tipo de viaje. También tenemos clientes que participan en rallies de diferente tipo y adaptan sus Porsches para ello. Lo más importante para un rally, además de que el coche sea fiable mecánicamente, es todo el tema de seguridad y de refuerzos. Hay que poner sistema de barras antivuelco, protecciones por abajo del coche o el sistema de extinción”.

El perfil del cliente del taller es bastante uniforme: “Tiene un punto bastante generacional. La gente a la que le gustan los clásicos normalmente se fijan en los coches de su infancia, cuando tenían 15 ó 20 años, y ese es el coche que buscan. El poder adquisitivo es importante porque, siendo realistas, los coches de colección son coches caros y, lamentablemente, tal y como está montado el sistema, a mayor edad más capacidad para comprar este tipo de cosas. El perfil de edad es medio o alto”.

En el trato, al menos en su gran mayoría, impecables: “Son humildes aunque tengan gran capacidad de poder adquisitivo. Suele ser gente culta, discreta y educada, algo que se agradece porque en este sector te puedes encontrar otro tipo de perfiles”, asegura Jan. 

Aleix Espargaró, piloto de MotoPG, les llevó su Porsche

Entre estos clientes, cómo no, también hay famosos, aunque la privacidad es lo primero: “Tenemos clientes de todo tipo, muchos famosos aunque no necesariamente mediáticos. Aquí ha venido gente que está en el Top5 de Forbes. No solemos hablar de esto por una cuestión de privacidad, pero, por ejemplo, Aleix Espargaró, que es piloto de MotoGP, hace poquito se restauró un 993 Turbo con nosotros y lo quiso enseñar él mismo en sus redes”.

La confianza es básica cuando uno deja su coche en el taller, así que si se trata de un Porsche y de dejarlo durante un año en manos de un ‘desconocido’, aún más. En Julià 911 tratan de que el cliente siga el proceso casi en directo: “Hoy en día tenemos muy fácil ser transparentes con los clientes. Absolutamente todos los trabajos que hacemos en los coches quedan documentados, hacemos videollamadas con los clientes en momentos importantes, les mandamos vídeos y fotos, les mandamos todas las referencias de los recambios… Este ejercicio de transparencia durante el proceso es la forma más fácil de tener esta confianza intacta”.

En todos estos años han entrado por las puertas del taller infinidad de modelos, cada uno único y peculiar. Sin embargo, uno es la joya de la corona para Jan: “Un Porsche 904 Carrera GTS, un coche de los años 60, de la época de la competición. Es el típico vehículo prototipo que no tiene nada que ver con 911 a nivel de estética ni de nada. Es un coche para circuito. Para mí es el top 1 de los que hemos tenido”.