Con el verano llegan las altas temperaturas, los sofocos, las noches tropicales y la necesidad permanente de refrescarnos. Sin duda, los aparatos de aire acondicionado son una de las armas más efectivas que tenemos a nuestra disposición para no morir de calor y mantener confortable nuestro hogar , pero a cambio pueden arruinarnos a poco que nos descuidemos. El aumento en el consumo eléctrico tiene un impacto directo en la factura de la luz, pero si conocemos algunos trucos y consejos para optimizar el aire acondicionado podremos minimizar el gasto energético.
Muchas veces cometemos el error de creer que cuanto más baja sea la temperatura mejor estaremos. Lo cierto es que la temperatura ideal del hogar depende de varios factores, de lo frioleros o calurosos que sean quienes viven en él, de su edad, o de la humedad ambiental. Pero en cuanto a uso eficiente del aire acondicionado se refiere, la temperatura de confort en un ambiente cerrado y de actividad pasiva se sitúa en verano entre los 23ºC y los 25ºC, según un estudio del IDAE (Instituto para la Diversificación del Ahorro y la Energía).
Bajar de esos 23 grados supondrá no solo que el aire esté más reseco y perjudique nuestra salud, sino que aumente innecesariamente el consumo energético. De hecho, cada grado que bajemos la temperatura con respecto al valor óptimo puede suponer entre un 5% y un 7% de incremento en el consumo de electricidad en nuestros equipos. Poner la casa a 20 grados o menos puede suponer un incremento cercano al 35% en el coste total.
Pero cuidado, porque si por querer ahorrar subimos la temperatura por encima de los 26 grados entonces lo que conseguiremos será incrementar la sensación de bochorno, la incomodidad y la dificultad para conciliar el sueño por las noches.
Mantener el aire acondicionado encendido de manera constante, en vez de apagarlo y encenderlo repetidamente, puede ayudarte a evitar picos de consumo energético y a mantener una temperatura estable en el hogar. Asimismo, es recomendable ubicar el equipo en lugares con una buena circulación de aire, como encima de las ventanas, y asegurarse de que la unidad exterior esté protegida del sol directo o, al menos, intentar proporcionarle sombra.
La mayoría de los aires acondicionados tienen una función de ahorro de energía o modo 'Eco'. Activarla para que el dispositivo regule automáticamente la velocidad del ventilador y la temperatura puede suponer un ahorro en el consumo de hasta el 30%.
Si tu aire acondicionado tiene la opción de programación, configúralo para que se encienda y apague automáticamente según tus horarios de ocupación. Esto evita que el aire acondicionado funcione innecesariamente cuando no estás en casa. También puedes programar en función de las horas nocturnas. Dormir con el aire acondicionado no es lo más aconsejable, pero si lo haces, es mejor que programes las horas de funcionamiento para evitar un consumo excesivo.
Que tu casa cuente con un buen aislamiento térmico es, quizás, la recomendación más importante. Las fugas de frío generadas por una mala calidad de sellado pueden aumentar el consumo de energía. Es buena idea instalar ventanas de PVC o modelos similares que permten que la temperatura generada por el aire acondicionado se mantenga, sin que entre frío o calor a la vivienda.
Como todos los electrodomésticos, el aire acondicionado también necesita de un mantenimiento. Esto es bastante sencillo. Basta con limpiar los filtros al menos una vez cada 12 meses con agua y un producto de limpieza cualquiera. Eso sí, los filtros no podrán volver a colocarse hasta que no estén completamente secos.