Apadrinar un olivo: la iniciativa que ha devuelto la vida a un pueblo desde la ciudad

  • Apadrinaunolivo.org lleva recuperados 8.500 árboles, aunque el objetivo es llegar a los 100.000

  • Desde que comenzó, el pueblo de Oliete ha crecido en población y la escuela sigue abierta

  • Tras ponerle tu nombre, puedes seguir a tu olivo por las fotos de la app

¿Un nuevo teléfono? ¿Un dron? Ningún regalo te va durar tanto como un olivo centenario que, además, te da su aceite. Apadrinaunolivo.org lleva recuperados 8.500 olivos abandonados de un pueblo de Teruel gracias a un proyecto de apadrinamientos solidarios que regala experiencias y vínculos con el medio rural, aceite de 'tu' olivo y la satisfacción de estar comprometido con la agricultura sostenible y con el renacer de un enclave de la España vaciada. Hablamos con Alberto Alfonso, su creador, el culpable de que el pueblo de Oliete (donde nació su padre) haya revivido y su escuela cuente ya con una decena de niños. Y subiendo. El pasado mes fue invitado a la madrileña Cumbre del Clima para contarlo.

Hay un lugar en Teruel donde el padrón pierde nombres, pero sus olivares los recuperan. Porque cada olivo se llama con el de su padrino o su madrina de esta iniciativa. Y ya van 5.000 bautizados. Con los fondos recaudados, Apadrinaunolivo.org ha recuperado ya 8.500 árboles. ¿El objetivo? Llegar a 100.000, que son los olivos centenarios abandonados en Oliete (Teruel) por el éxodo de población de las últimas décadas. "Si el olivo no se cuida, se muere", sintetiza Alberto Alfonso, de 43 años, que fundó Apadrinaunolivo hace cinco.

Alberto creció viendo cómo el pueblo de su padre iba perdiendo vecinos, niños, casas, bares, comercios, servicios… y cómo se iban echando a perder cientos de hectáreas pobladas de olivos. Hasta que decidió crear este proyecto: "Cuando me lo contó, me parecía una locura, pero ha demostrado que se puede, que tenía razón", cuenta Rogelio Villanueva, el alcalde de Oliete.

El pasado mes de diciembre, Alberto Alfonso fue invitado a la Cumbre del Clima, donde habló de la importancia de impulsar proyectos de agricultura sostenible en el medio rural en "la transición ecológica que tenemos que hacer, sí o sí". "No se puede mirar al futuro sin poner el foco en las áreas rurales. No puede olvidársenos que son el complemento del medio urbano, son las reservas de agua y el oxígeno de nuestras ciudades. Ni la ciudad ni el campo pueden vivir sin el otro", cuenta Alberto.

Un pueblo y una escuela que reviven

Recuperando los olivos, se está recuperando la vida natural en un paraje de 250 hectáreas y, con ello, la vida económica y social en un pueblo que no ha dejado de perder habitantes en las últimas décadas. Si en 1996 eran 499 empadronados, en 2019 quedaban 351, según el INE. Pero, como dice el alcalde de Oliete, "si hay trabajo, hay vida". Y eso es lo que ha traído Apadrinaunolivo, que da empleo a 18 personas, ocho de ellas fijas, y ha conseguido que el pueblo vuelva a tener una almazara.

Según Rogelio Villanueva, Oliete es el único municipio de la comarca que tiene habitantes nuevos y por ello le felicitan los alcaldes de otros pueblos. En el INE puede verse cómo ganó 7 empadronados en 2017. Y en 2019, al menos se han registrado otras nueve personas más. Eso, en un pueblo que se muere, es mucho. La escuela, que estuvo a punto de cerrar hace tres años, se mantuvo abierta porque ingresaron los hijos de tres familias nuevas afincadas en el pueblo. En total tiene 10 alumnos, y dos más vienen en camino.

Además, Oliete tiene tres bares, dos casas rurales, dos tiendas, una panadería (la de Rogelio) y una farmacia. "Si el proyecto de Apadrinaunolivo sigue creciendo, al menos todos esos negocios seguirán funcionando y el pueblo seguirá vivo", dice el alcalde. "Y cuantos más olivos se recuperen, más trabajo, sobre todo en épocas de cosecha".

El Gobierno de Aragón analiza cómo poder replicar la fórmula de Apadrinaunolivo en otras comarcas de la comunidad autónoma, revela Javier Allúe, comisionado del Gobierno aragonés para la lucha contra la despoblación. Hay 200 municipios en vías de desaparecer y, al margen de las políticas que se llevan a cabo desde arriba y que están frenando la despoblación rural, Allúe reconoce el papel clave que tienen los emprendedores como Alberto: "Hace falta más gente como él. Si en cada comarca tuviéramos un Alberto Alfonso, que sabe sacarle partido a los recursos naturales, la cosa sería bien distinta".

"Podemos aprovechar los recursos endógenos que tienen nuestras áreas rurales despobladas, generar productos de calidad y conectarlos con el medio urbano gracias a las herramientas digitales", explica Alberto. Lejos de sonar a apología vacía del cambio, su discurso entusiasta proviene del cambio en sí mismo que él ha propiciado con visión y mucho esfuerzo.

Alberto trabaja en Telefónica, en un puesto de responsabilidad, y, después de su jornada laboral, suma unas tres o cuatro horas de trabajo diarias a Apadrinaunolivo. Cuando empezó, él solo, le dedicaba más aún. Hoy comparte responsabilidades con dos amigos: Sira y Jose.

Un proyecto inclusivo

"Hemos demostrado después de 5 años qué existen oportunidades en las áreas despobladas del medio rural con un proyecto de emprendimiento de triple impacto, que potencia aspectos económicos, medioambientales y sociales", resume Alberto.

El tercer impacto de Apadrinaunolivo, el social, es el trabajo y la actividad que genera para personas con discapacidad intelectual y en riesgo de exclusión social. Nos lo cuenta José Antonio Mora, director de la Asociación Turolense de Ayuda a la Discapacidad Intelectual (ATADI).

"Estamos muy contentos con Apadrinaunolivo porque están creando oportunidades laborales y actividades ocupacionales para estas personas. Nos contratan servicios por temporadas, por ejemplo, para preparar las tierras, para condicionar el pie de los olivos, para la poda, para la recolección, para el acondicionamiento del río… Y también participamos en los eventos que hacen, por ejemplo, cuando vienen grupos de padrinos, o en las actividades que hacen de promoción del territorio".

Un regalo lleno de valores

Pero si por algo ha tenido impactos Apadrinaunolivo ha sido por las emociones. Alberto ha sabido devolverle a los padrinos y madrinas mucho más de lo que esperaban por los 50 euros al año que les cuesta apadrinar un olivo.

"Añadimos experiencias alrededor del apadrinamiento", explica. Por ejemplo, dando la posibilidad de visitar el olivo y colgar en él una etiqueta con el nombre elegido, y de compartir con otros padrinos la experiencia vivenciándola de manera colectiva. De paso, conocen el sorprendente patrimonio natural y cultural que hay entorno a su árbol (como, por ejemplo, la sima de San Pedro), y se les hace partícipe de la cultura del olivo y del aceite de oliva. Hasta pueden seguir el crecimiento de su árbol a través de una app que les muestra imágenes de su evolución a lo largo del año.

De esta manera, las dos botellas de aceite de oliva virgen extra que cada padrino recibe cada año en su casa son mucho más que dos litros de aceite.

En el último mes, Apadrinaunolivo.org ha dado un toque navideño a su programa de apadrinamientos con la campaña El árbol mágico. A toda la contrapartida solidaria y experiencial que conlleva el apadrinamiento, el regalo suma, una vez más, emociones. El obsequiado, convertido en padrino, recibirá en su casa una tarjeta fabricada con papel de semillas en la que podrá escribir un deseo para después, plantarlo, regarlo y ver cómo se convierte en florida celosía.

"Nosotros solemos decir que nuestros árboles son mágicos porque han hecho cumplir los deseos de mucha gente en Oliete. Y cuantos más padrinos, más deseos se cumplen", explica Natalia, de Apadrinaunolivo. "Así que esta tarjeta es una manera de devolver los buenos deseos a los padrinos. Nos pareció que poder plantar un deseo era una bonita forma de devolver esa ilusión, más aún estando en Navidad".

Sólo en el último mes, Apadrinaunolivo ha conseguido 300 nuevos padrinos para seguir recuperando olivos en Oliete. Y aún quedan los regalos de los Reyes Magos… Piénsalo: ningún regalo te durará más que un olivo centenario que, además, te da su aceite.

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