El filtro de TikTok que envejece, analizado por una antropóloga: "Los boomers están inventando el veranillo de la vida"

  • El filtro Aged se ha hecho viral y genera muchas controversias

  • "Nos dirigimos hacia una sociedad donde la edad ya no es relevante"

  • "El secreto está en sentir intactas las propias capacidades"

Hace unos días la cantante Rosalía publicaba un video en TikTok realizado con el filtro Aged, una nueva utilidad de la plataforma que modifica facciones y rasgos simulando cómo será tu rostro cuando seas viejo. "No sé por qué a todo el mundo le da miedo este filtro. Yo no lo veo tan cutre", escribía la cantante, que parecía feliz viendo cuál sería su aspecto dentro de unos años.

Otros famosos como la modelo Kylie Jenner, la influencer María Pombo, o el comunicador Ibai Llanos también han probado el filtro que envejece, lo que ha provocado cientos de comentarios a favor y en contra, y que se ha convertido en uno de los más usados en esta red social.

El filtro

Es cuando menos impactante. Edsa Wellness, una usuaria de TikTok, rompió en llanto al verse reflejada en el filtro. “Estoy llorando, ¡qué fuerte, qué fuerte verme de esta manera!”, exclamó entre lágrimas. Su reacción generó un gran revuelo en la comunidad, con más de 18 millones de reproducciones y una avalancha de comentarios y reacciones.

Otra usuaria acumuló más de 2,3 millones de me gusta después de comentar en un vídeo que su yo mayor "parece una tía divertida que te cuenta chistes verdes y te deja robar una galleta extra mientras tu madre no mira".

Hemos preguntado a la antropóloga de la Universidad del País Vasco, Paulina Osorio, porqué resulta tan impactante ver cómo será tu imagen cuando seas viejo, y por qué ha suscitado tanto interés y debate en las redes.

¿Es para tanto?

Decía Goethe que envejecer significa retirarse gradualmente de la apariencia. Lo que pasa es que las redes sociales son el mundo de la apariencia. Que las personas mayores de 50 años no deseen hoy en día permanecer al margen, sino hacer campaña contra la discriminación de la que son objeto, a pesar de que representan casi el 30% de la población, es una buena noticia.

¿Por qué tenemos esa aversión a envejecer?

Envejecer solo es tolerable si continuamos teniendo un cuerpo y una mente decentes. No nos engañemos, nadie quiere vivir muchos años si eso significa decadencia, demencia y enfermedad. Es absurdo negar la tristeza o prometer la abolición del envejecimiento. Lo que ocurre es que ya no hay una, sino muchas edades ancianas, y solo la que está inmediatamente antes de la muerte merece ese nombre. Se necesita un desglose más fino de la escala generacional.

Pero todo el mundo dice que el aumento de la longevidad es un logro de la Humanidad

Sí, pero tras de eso se esconde un engaño. Lo que la ciencia y la tecnología han prolongado no es la vida, sino la vejez. La verdadera maravilla sería mantenernos a las puertas de la muerte con el estado y la apariencia de un adulto de 30 o 40 años, fresco y listo para asentarse para siempre en la edad que elijamos. La ciencia de la longevidad está trabajando en esto, a través de una serie de tratamientos, intervenciones, investigación sobre las células, las mitocondrias... pero estamos lejos de ello.

Estamos apañados entonces...

Que no se me interprete mal, estamos en un tiempo nuevo que el demógrafo Julio Pérez Díaz llama la revolución de la longevidad. Una persona de 50 años hoy en día está en la misma situación que un recién nacido del Renacimiento: su esperanza de vida es de unos 30 años, el equivalente a toda la existencia de un europeo hace tres siglos. Lo que nos cuesta un poco más es llenar de sentido ese tiempo.

¿Y cómo lo hacemos?

El filósofo Pascal Bruckner cree que el secreto de una vejez feliz radica en cultivar todas tus pasiones, todas las capacidades hasta bien avanzada la vida, en no abandonar nunca ningún placer ni ninguna curiosidad, en lanzarse a retos imposibles, en continuar hasta el último día amando, trabajando, viajando, y permanecer abierto al mundo y a los demás. En una palabra, en sentir intactas las propias capacidades.

El problema está cuando se concibe al envejecimiento como una adaptación. No se puede reducir el proceso de envejecer a un mero ejercicio evolucionista de adaptación. Este es ante todo vivir, crear, construir y dar significado al ciclo vital en su conjunto.

¿Somos edadistas?

Sí, a veces somos nuestros peores enemigos. Este culto a la juventud que arrastramos desde hace unos años nos perjudica. A finales del siglo XIX, el Imperio austrohúngaro estaba gobernado por un soberano de 70 años rodeado de ministros muy ancianos, la opinión pública no se fiaba de la juventud. Ser joven era un obstáculo para cualquier carrera. Los jóvenes ambiciosos tenían que parecer mayores y empezar a envejecer en la adolescencia: acelerar el crecimiento de la barba afeitándose todos los días, llevar gafas con montura dorada, lucir cuellos almidonados, ropa rígida, una larga levita negra y, si era posible, tener un poco de sobrepeso, lo cual era signo de seriedad. A los 20 años, vestirse de persona madura era la condición sine qua non para el éxito. Hoy cualquier adulto trata de forma desesperada de parecer joven.

La edad es una convención que paraliza a los individuos en roles y posturas que el desarrollo de la ciencia y el aumento de la longevidad han hecho obsoletos. Hoy en día, muchas personas quieren liberarse de esta camisa de fuerza y aprovechar este espacio entre la madurez y la vejez para reinventar una nueva forma de vida. Es lo que Bruckner llama el veranillo de la vida; la generación del baby boomer es la pionera en este sentido, al crear el camino que recorre. Han reinventado la juventud y creen que están reinventando la vejez.

¿Reinventar la vejez?

La vida ha dejado de ser breve: en el 2050 habrá más sexagenarios que veinteañeros, se nos otorga una generación extra, esa nueva etapa tardía, sin precedentes en la historia. "De lo que soy ahora no se deduce que deba seguir siéndolo después" dijo René Descartes. A partir de los 50 años la brevedad de la vida comienza de verdad. Después de los 50 años deberíamos llenar nuestras vidas de toda variedad de apetitos.

Suena bien

Nos dirigimos hacia una sociedad donde la edad ya no es relevante. A una sociedad donde las expectativas hacia determinados comportamientos relacionados con la edad están cambiando estrepitosamente. Volviendo a Pascal Bruckner que ha estudiado en profundidad la filosofía de la longevidad el dice que debemos vivir más allá de nuestros medios físicos, intelectuales y amorosos como si acabáramos de heredar una inmensa fortuna, como si tuviéramos, incluso a los 70 u 80 años, una asignación de años adicionales, una edad de oro.