Otra forma de acceder a la cultura: el consumo online se afianza en la era pospandemia

  • Uppers.es publica un especial de cinco artículos sobre cómo la pandemia ha acelerado cambios en sectores clave: Trabajo, Medicina, Formación, Cultura y Consumo

  • La 'cultura de salón', desde el ordenador o el móvil, se ha impuesto durante la cuarentena atrayendo a nuevos públicos y convirtiéndose en un canal más de distribución de contenidos. Queda por saber si es rentable y hasta cuándo

Pandemias y cambio social suelen ir de la mano. Todo indica que el coronavirus dejará tras de si una sociedad transformada, impulsando una evolución que se hubiera producido de manera natural en 10 ó 20 años. Uppers ha pulsado la opinión de distintos expertos sobre este futuro adelantado que ya puede apreciarse en cinco áreas: la formación, el consumo, la medicina, la cultura y el trabajo.

Cultura 'de salón' y experiencias a golpe de clic

Música, cine, series, teatro, obras maestras del arte, lectura de libros, periódicos, revistas, visitas a los mejores museos del mundo… sin salir de casa. El confinamiento ha hecho que consumamos contenidos culturales y audiovisuales como nunca y desde nuestro dispositivo móvil. El acelerador de partículas del coronavirus ha hecho que la cultura, literalmente 'de salón', haya irrumpido con fuerza.

La cultura es un elemento de cohesión social en tiempos de crisis. Y el coronavirus lo ha confirmado. "Los resultados de un estudio reciente elaborado por Mastercard reflejan que los españoles están invirtiendo en experiencias. El 40% está gastando más dinero en experiencias virtuales: la mayoría, el 78%, se ha suscrito a un servicio online de streaming para ver películas, series o programas de televisión y más de una cuarta parte (28%) ha visitado virtualmente un museo u otros lugares de interés cultural", explica Paloma Real, directora general de Mastercard España.

Además, también hemos sido voraces consumidores de la oferta online que de manera gratuita han dispuesto las entidades culturales. Las organizaciones que se han visto obligadas a cancelar su agenda con motivo de la crisis del Covid-19 han trasladado algunas de sus actividades a la web. Muchas de estas opciones ya existían, pero su oferta se está ampliando o se están dando a conocer con más fuerza en este contexto, cuando no ha sido posible acceder a ellas de ninguna otra forma.

Museos, cine y series online: luces y sombras

El Prado e ha tomado este periodo como una oportunidad para dar impulso a su web y sus redes sociales. Empezaron el mismo miércoles, 11 de marzo, día en que, junto con otros museos importantes en Madrid, como el Thyssen o el Reina Sofía, cerraron sus puertas al público por el coronavirus. Ahora, en una cuarentena más ligera que ha permitido la reapertura bajo fuertes restricciones, los datos son buenos. Si su web tuvo el año pasado una media de 20.000 usuarios al día (frente a los 8.500 visitantes físicos diarios), durante el confinamiento la media de visitantes de la web ha superado los 150.000.

Si en los museos, el viento ha soplado a favor. En el sector audiovisual, la lectura es menos positiva. Las grandes productoras tuvieron que cancelar o retrasar sus grandes estrenos y eventos. Por dar solo dos muestras: en 2020 ni película de James Bond ni festival de Cannes o de Venezia.

Las plataformas online, en cambio, sí han experimentado un auge. Según un estudio de Nielsen, el 72% de los españoles admite disfrutar de estas plataformas durante la cuarentena, frente al 53% de 2019. Por plataformas, según este mismo informe, el 75% de los usuarios prefieren ver contenido en Netflix, pero el crecimiento más acusado lo registra Amazon Prime Video, que ha pasado del 40% al 55%. Movistar+ y HBO se mantienen con el 36% y el 33%, respectivamente, y Disney+, que entró en el mercado español el pasado 24 de marzo, acumula un 15%.

Pendientes del retorno económico

Este escenario podría sugerir que, pese a algunas zonas de sombra, el confinamiento no le ha ido del todo mal a la cultura. "Evidentemente, igual que para otros muchos sectores, esto ha sido un mazazo en cuanto a ingresos. Falta por determinar cuál ha sido el retorno económico en aquellas actividades culturales que han sabido adaptarse en tiempo y forma y ya tenían sus correspondientes servicios online con pasarelas de pago incluidas", explica Enrique Carrasco, profesor de Comunicación Publicitaria en la Universidad Europea de Canarias.

Este experto pone un ejemplo para poder entender mejor la coyuntura: "si un museo tenía x clientes mensuales antes del confinamiento, habría que calcular, después del cierre presencial, si se han mantenido visitas online y cuántas, y si se ha podido recuperar económicamente al menos una parte del dinero perdido por la falta de público con otras iniciativas. Y así con otros formatos culturales. Los cines, las salas de exhibición y los teatros, muy dependientes de sus públicos presenciales, habrán sufrido bastante", advierte.

La atracción de nuevos públicos

El consumo online en todos los sectores ha estado hasta este momento más ligado a los millennials. Y la cultura no es una excepción. De hecho, los más jóvenes han sido avezados consumidores de cine, conciertos y series online. ¿Se han acercado ahora a otro tipo de contenidos culturales? "Probablemente, la nueva realidad haya recuperado a personas que preferían lo presencial pero que han tratado de adaptarse a lo virtual", señala Enrique Carrasco.

Y al revés: ¿se han incorporado nuevos consumidores? "También es muy posible que se hayan ganado nuevos públicos, por ejemplo, nuevas generaciones de jóvenes que, aunque nativos digitales y muy adaptados al consumo digital y audiovisual en streaming, se hayan interesado momentáneamente por la cultura, desde la descarga de más ebooks, hasta la visita virtual a museos", matiza el experto.

Oportunidades ganadas y perdidas

A grandes rasgos, y pese a las lagunas económicas, parece que el sector de la cultura ha sabido capitalizar la cuarentena logrando que las marcas, desde las grandes instituciones hasta enseñas más modestas, ganaran en términos de imagen. ¿Hasta qué punto puede considerarse así?

"A todos nos ha pillado bastante desprevenidos y es necesario analizar caso a caso, y cada subsector en particular. Para algunos servicios ha sido una oportunidad, como el audiovisual en plataformas o las televisiones incluso porque, aunque los ingresos publicitarios han bajado, se sigue contratando publicidad de marcas que han querido comunicar nuevos mensajes solidarios en anuncios totalmente nuevos y 'adoptados", explica Enrique Carrasco.

En el sector editorial, el balance es menos positivo. "En este caso, los beneficios no han aumentado, sino que se han dirigido a las ventas de ebooks. Algunas editoriales sí se han encargado de correr y ponerle buena cara a las nuevas circunstancias, como Agapea, que ha servido los libros en los domicilios. También ha pasado que mucha gente ha cogido libros que tenía sin leer en casa o ha releído algunos de ellos", señala el experto.

¿Competencia para el consumo presencial?

Para Enrique Carrasco, recuperar los hábitos de consumo cultural depende de cuándo esté disponible la vacuna que nos inmunice contra el Covid 19. "La gente va a volver a la calle con precauciones y con un cierto miedo. Pienso en los cines, que para mí es de mis grandes pasiones. Tengo muchas ganas de volver, pero, evidentemente, con seguridad. Creo que poco a poco la gente irá repoblando los espacios culturales, sobre todo cuando se lance definitivamente una vacuna contra el virus".

Sobre si la cultura online será imprescindible en la Nueva Normalidad, Carrasco se muestra cauto. "Seguirá funcionando, pero no olvidemos que la gente valora mucho el contacto social, las relaciones interpersonales, que han quedado congeladas. Y por ello van a disfrutar más acudiendo a un teatro o a un cine y a cenar algo, cuando se pueda de verdad, que optar por quedarse en casa tomando una copa frente a una pantalla". Al margen del virus, los peligros de la pantalla también acechan: "acaba destrozando la vista y provocando irritabilidad cuando transcurren muchas horas frente a ella". Así las cosas, cuando la pandemia ceda, volveremos a vivir la cultura en la calle.