Johnny Depp está pasando una muy mala racha. Desde que en 2016 se divorciara de Amber Heard, el actor, uno de los rostros más reconocibles del cine de los 90, se ha visto envuelto en un gran número de conflictos judiciales que han acabado por dinamitar su carrera. La denuncia por malos tratos de su exmujer, el pleito perdido contra el periódico inglés “The Sun” y una filtración de 2016 en la que aparecía ebrio y con una actitud violenta han hundido su popularidad hasta apartarlo de las grandes producciones de Disney y Warner.
Fuera de la saga de “Animales Fantásticos” (Warner) y de la franquicia de “Piratas del Caribe” (Disney), el que fuera una de las estrellas más queridas de Hollywood se encuentra ahora en una complicada situación financiera, y para intentar solventarla se ha visto obligado a vender uno de sus muchos tesoros: su pueblo francés.
Parece un error, pero no lo es: Johnny Depp tiene un pueblo en Francia. Concretamente, en Plan de La Tour, una comuna de la Provenza francesa situada a menos de 30 kilómetros de Saint-Topaz, la lujosa ciudad donde cada año se reúnen los miembros más destacados de la jet set nacional e internacional. Fundado en el siglo XIX, este pueblo se alza en un terreno de más de 17 hectáreas y cuenta con varios edificios, un estudio de arte, un restaurante privado, dos piscinas y, como no, una bonita iglesia. El actor lo adquirió allá por 2001, cuando comenzaba a salir con la cantante Vanessa Paradis.
Durante el tiempo que duró la relación, la pareja y sus dos hijos, Lily-Rose y Jack, disfrutaron de largas temporadas en este bucólico refugio, pero todo llegó a su fin cuando se separaron en 2012. De hecho, el actor ya había intentado vender el pueblo en 2015 por nada menos que 23 millones de dólares, pero ahora, seis años más tarde y con una vida que ya no es lo que era, su precio ha subido hasta los 55,5 millones.
Más allá de su ubicación en la bonita Costa Azul, lo cierto es que hay muchos detalles que explican esta suma de dinero. Uno de ellos es la millonaria inversión que Depp hizo para reformarlo al poco de adquirirlo. Según el portal inmobiliario Top Ten Real Estate Deals, el actor se habría gastado en torno a diez millones de dólares en restaurar todos los edificios del pueblo, respetando su esencia y su antigua estructura de vigas de madera y piedra. Pero eso no es todo. Además de mantener su espíritu decimonónico, el pueblo cuenta con todos los lujos que uno puede imaginar de un famoso.
Rodeado por un precioso paisaje de olivos, viñedos y robles de más de 300 años, la villa francesa de Johnny Depp cuenta con un gimnasio completamente equipado, una enorme bodega para vinos, una pista de patinaje, dos piscinas y una acogedora plaza con comedor al aire libre y una vegetación exuberante. La mansión principal tiene 400 metros cuadrados y dispone de cinco dormitorios, tres baños, una biblioteca y una sala en la que el intérprete solía dedicarse a la pintura, una de sus muchas pasiones. Además, casi todas las estancias están equipadas con una chimenea para hacer frente a las bajas temperaturas del invierno.
A lo largo de los años, Johnny Depp se ha refugiado de la contaminación, el estrés y el ruido de Estados Unidos en este pequeño pueblo. Tal y como él mismo comentaba en 2010 en una entrevista con la revista francesa VSD, aquí tenía la “impresión de vivir en un paraíso”. Sin embargo, aquella idílica época al lado de Vanessa Paradis en la que podía presumir de ser una de las estrellas más queridas de Hollywood ya ha terminado, y ahora al actor solo le queda intentar recuperarse.