Amor, paso del tiempo y disfrute: seis poemas que pueden mejorar tu día (de seis autores que pueden cambiar tu vida)

  • Celebramos el Día Mundial de la Poesía buscando para tí seis joyas imprescindibles

  • Elizabeth Bishop, César Vallejo, Dylan Thomas o Idea Vilariño tocan temás que conectan con la sensibilidad Upper

  • La poesía llega a lugares a los que el lenguaje común no llega

La poesía no sirve para nada hasta que nos enfrentamos a algo que no podemos explicar o describir de otra manera, entonces se vuelve imprescindible. Esta nota, por ejemplo, no tiene ninguna utilidad, pero ¿de qué otra manera podríamos decirte que queremos que estalles y que vuelvas a ser sol? En Uppers celebramos el Dia Mundial de la Poesía con seis textos extraordinarios sobre el paso del tiempo, la sabiduría, la persistencia del amor y sí, sobre la rabia contra esa luz que parpadea (pero que aún brilla).

'Un arte'. Elisabeth Bishop.

Este celebrado poema de la gran Elizabeth Bishop (1911-1979) trata sobre el arte de la pérdida, lo que equivale a decir el arte de la aceptación. Muy probablemente la poeta tenía en mente la trágica pérdida de la arquitecta brasileña Carlota Costallat de Macedo Soares, que fuera el amor de su vida.

No es difícil dominar el arte de perder:

tantas cosas parecen llenas del propósito de ser perdidas,

que su pérdida no es ningún desastre.

Perder alguna cosa cada día. Aceptar aturdirse por la pérdida

de las llaves de la puerta, de la hora malgastada.

No es difícil dominar el arte de perder.

Después practicar perder más lejos y más rápido:

los lugares, y los nombres, y dónde pretendías

viajar. Nada de todo esto te traerá desastre alguno.

He perdido el reloj de mi madre. Y, ¡mira!, voy por la última

—quizás por la penúltima— de tres casas amadas.

No es difícil dominar el arte de perder.

He perdido dos ciudades, las dos preciosas. Y, más vastos,

poseí algunos reinos, dos ríos, un continente.

Los echo de menos, pero no fue ningún desastre.

Incluso habiéndote perdido a ti (tu voz bromeando, un gesto

que amo) no habré mentido. Por supuesto,

no es difícil dominar el arte de perder, por más que a veces

pueda parecernos (¡escríbelo!) un desastre.

(Traducción de S. Abrams y J. Margarit)

'No entres dócilmente en esa noche quieta'. Dylan Thomas.

El extraordinario poeta galés Dylan Thomas (1914-1953) podría haber pasado a la historia solo por sus últimas palabras: "He bebido 18 vasos de whisky, creo que es todo un récord". Afortunadamente dejó también una obra impresionante de la que extraemos este poema que ya era todo un clásico antes de ser viralizado en la versión de Michael Caine para la película 'Interestellar'.

No entres dócilmente en esa noche quieta.

La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;

Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.

Aunque los sabios al morir entiendan que la tiniebla es justa,

porque sus palabras no ensartaron relámpagos

no entran dócilmente en esa noche quieta.

Los buenos. que tras la última inquietud lloran por ese brillo

con que sus actos frágiles pudieron danzar en una bahía verde

rabian, rabian contra la agonía de la luz.

Los locos que atraparon y cantaron al sol en su carrera

y aprenden, ya muy tarde, que llenaron de pena su camino

no entran dócilmente en esa noche quieta.

Los solemnes, cercanos a la muerte, que ven con mirada deslumbrante

cuánto los ojos ciegos pudieron alegrarse y arder como meteoros

rabian, rabian contra la agonía de la luz.

Y tú mi padre, allí, en tu triste apogeo

maldice, bendice, que yo ahora imploro con la vehemencia de tus lágrimas.

no entres dócilmente en esa noche quieta.

Rabia, rabia contra la agonía de la luz.

(Traducción de Elizabeth Azcona Cranwell)

'No volveré a ser joven'. Jaime Gil de Biedma.

Pocos poemas reflejan la frustración de no abrazar la vida a tiempo... Más que un canto de cisne es pues, una exhortación de Jaime Gil de Biedma para quienes estamos a tiempo de vivirla plenamente.

Que la vida iba en serio

uno lo empieza a comprender más tarde

-como todos los jóvenes, yo vine

a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería

y marcharme entre aplausos

-envejecer, morir, eran tan sólo

las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo

y la verdad desagradable asoma:

envejecer, morir,

es el único argumento de la obra.

'Considerando en fío, imparcialmente'. César Vallejo.

Gran revolucionador de la poesía en lengua castellana con 'Trilce', el peruano César Vallejo nos regaló este texto extraordinario en su libro póstumo 'Poemas humanos'. Un canto de reconciliación con la cotidianidad de los días y la fragilidad del hombre, con la vida misma.

Considerando en frío, imparcialmente,

que el hombre es triste, tose y, sin embargo,

se complace en su pecho colorado;

que lo único que hace es componerse

de días;

que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando

que el hombre procede suavemente del trabajo

y repercute jefe, suena subordinado;

que el diagrama del tiempo

es constante diorama en sus medallas

y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,

desde lejanos tiempos,

su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo

que el hombre se queda, a veces, pensando,

como queriendo llorar,

y, sujeto a tenderse como objeto,

se hace buen carpintero, suda, mata

y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también

que el hombre es en verdad un animal

y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,

sus encontradas piezas, su retrete,

su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo

que él sabe que le quiero,

que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales

y mirando con lentes aquel certificado

que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,

viene,

y le doy un abrazo, emocionado.

¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...

'Mientras tú existas'. Ángel González.

En una carta escrita a su esposa, Susana Rivera, escrita en el año 2000 y publicada tras su muerte en 2008, el poeta Ángel González se despedía de ella con un "beso largo, interminable". Años antes le había escrito este poema de amor clásico, sencillo, diáfano, también interminable.

Mientras tú existas,

mientras mi mirada

te busque más allá de las colinas,

mientras nada

me llene el corazón,

si no es tu imagen, y haya

una remota posibilidad de que estés viva

en algún sitio, iluminada

por una luz cualquiera...

Mientras

yo presienta que eres y te llamas

así, con ese nombre tuyo

tan pequeño,

seguiré como ahora, amada

mía,

transido de distancia,

bajo ese amor que crece y no se muere,

bajo ese amor que sigue y nunca acaba.

'Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto'. Idea Vilariño.

A menudo se relaciona a la poeta uruguaya Idea Vilariño con el novelista Juan Carlos Onetti, con quien vivió un romance tormentoso. Por supuesto, la obra de Vilariño es mucho más que un registro de esa relación. Su poesía es una inteligencia apabullante, y esta marcada por la observación íntima y angustiante de su entorno.

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,

sino darse y tomar perdida, ingenuamente,

tal vez pude elegir, o necesariamente,

tenía que pedir sentido a toda cosa.

Tal vez no fue vivir este estar silenciosa

y despiadadamente al borde de la angustia

y este terco sentir debajo de su música

un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.

Tal vez debí quedarme en los amores quietos

que podrían llenar mi vida con un nombre

en vez de buscar al evadido del hombre,

despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto.

sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.

Tal vez pude subir como una flor ardiente

o tener un profundo destino de semilla

en vez de esta terrible lucidez amarilla

y de este estar de estatua con los ojos vacíos.

Tal vez pude doblar este destino mío

en música inefable. O necesariamente...