Marta Sánchez y Carlos Baute se ponen a cantar en pleno vuelo para tranquilizar a los pasajeros por las turbulencias

  • Tras pasar por unas turbulencias, los pasajeros de un vuelo a Oporto se llevaron una sorpresa musical

  • Marta Sánchez y Carlos Baute se arrancaron a cantar 'Colgando en tus manos' para calmar a los pasajeros

  • Fue una petición de una azafata y los artistas no dudaron en coger la guitarra y empezar a cantar

Cuando subimos a un avión sabemos que es muy probable que nos toque sufrir algún episodio de turbulencias, sobre todo si antes de embarcar ya sabemos que el tiempo no acompaña. Los momentos clave para que el avión se zarandee son tres, cuando ya a una altura de miles de metros nos pilla un punto en el que el clima está inestable y el piloto tiene que maniobrar para que los pasajeros pasen el mal trago lo antes posible, durante el despegue y el aterrizaje. Sin embargo, no todos tienen la suerte de, tras pasar por un tramo movido, disfrutar de un concierto.

'Colgando en tus manos' desde las alturas

Esto es lo que les ocurrió a los pasajeros que viajaban desde Madrid hasta Oporto. Tras pasar un tramo lleno de turbulencias, se llevaron una sorpresa. De repente tenían en el pasillo a Marta Sánchez y a Carlos Baute, con guitarra entre las manos, cantando ‘Colgando en tus manos’, ese éxito de 2008 que 15 años después todavía nos sabemos de memoria.

Los artistas, grandes amigos, viajaban a la ciudad portuguesa porque tenían un concierto juntos y, tras pasar el bache, empezaron a cantar a petición de una de las azafatas. “¿Por qué no cantan una canción y así la gente se lo pasa mejor?”, cuenta que les dijo. “Marta y yo nos miramos y dijimos: ¿Por qué no?”.

El poder tranquilizador de la música

El resto se puede ver en el vídeo que el venezolano, que acaba de cumplir 49 años, ha subido a sus redes sociales, donde se los ve a los dos cantando desde la parte delantera frente a un pasillo que rápidamente se lleno de móviles con la cámara encendida para captar un momento que, para qué engañarnos, nadie se esperaba, menos después de pasar por unas turbulencias.

Aunque les daba un poco de vergüenza al principio, aseguraron que sus vecinos de asiento los animaron a cantar, por lo que, sumado a que entienden que hay gente que lo pasa muy mal con las turbulencias de los aviones, se arrancaron a coger la guitarra y tocar. Allí vieron el poder de la música, como muchos se olvidaron de ese mal trago o algunos niños pequeños que, tras el llanto, consiguieron calmarse con sus voces.