Cómo subalquilar una habitación de forma legal: todo lo que debes saber

En España hay un problema con las viviendas. Más concretamente con el precio que estas alcanzan en el mercado, que las convierten en algo prohibitivo si queremos comprar, aunque los alquileres siguen estando por los cielos en muchas localidades de nuestro país. Por eso, hay personas que se están planteando recibir un ingreso extra poniendo en alquiler una de las habitaciones de su casa. Por supuesto, plantearse esto requiere una serie de conocimientos y cumplir con unos requisitos, que a continuación detallamos. 

Y es que subalquilar una habitación en España de manera legal implica una serie de pasos y consideraciones que deben ser seguidos cuidadosamente para evitar conflictos legales y garantizar los derechos tanto del subarrendador como del subarrendatario.

Consentimiento del propietario

La clave inicial para subalquilar legalmente es obtener el consentimiento escrito del propietario. La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) establece que cualquier subarrendamiento debe ser aprobado por el propietario, y solo puede realizarse de manera parcial. Ignorar esta norma puede resultar en la rescisión inmediata del contrato de alquiler original del inmueble.

Renta y condiciones del contrato

El precio del subalquiler no debe superar el alquiler total pagado por el inmueble. Por ejemplo, si se paga un alquiler de 500 euros, no se pueden subalquilar dos habitaciones por 300 euros cada una. Además, es necesario redactar un contrato de subarriendo que especifique la renta, las áreas cedidas, y las normas de convivencia en el caso de que las hubiera.

Licencia de alquiler y requisitos de habitabilidad

Algunas localidades en España pueden requerir una licencia específica para alquilar habitaciones, que se obtiene en el ayuntamiento correspondiente. Además, la vivienda debe cumplir con los requisitos de habitabilidad, incluyendo aspectos como superficie mínima, ventilación, y accesibilidad a servicios básicos.

Derechos y obligaciones de los inquilinos

Los inquilinos tienen derecho al acceso a los servicios básicos y también a las zonas comunes del inmueble. Además deben cumplir con las normas de convivencia y el pago puntual de la renta establecidos en el contrato. El arrendador, por su parte, debe garantizar el buen estado de la habitación y realizar las reparaciones necesarias en caso de que presente algún desperfecto en algún momento.

Alternativas al subalquiler

Una alternativa más segura al subalquiler es incluir a todas las personas que ocuparán las habitaciones en el contrato de alquiler original. Esto proporciona igualdad de derechos y obligaciones para todos los inquilinos, y puede ofrecer mayor seguridad tanto para el arrendador como para los arrendatarios.

Aspectos fiscales del subalquiler

Es importante tener en cuenta las obligaciones fiscales asociadas con el subalquiler de una vivienda. Los ingresos obtenidos deben declararse como rendimientos del capital mobiliario. Esto es relevante tanto para el subarrendador como para el arrendador original, ya que afecta sus obligaciones tributarias, incluyendo el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).

Precauciones adicionales

  • Comunicación con el arrendador: En el caso de inmuebles destinados a actividades empresariales o profesionales, se debe comunicar el subarriendo al arrendador en el plazo de un mes, aunque no se requiera su consentimiento previo.
  • Documentación y garantías: Es aconsejable documentar detalladamente el acuerdo de subarriendo, incluyendo aspectos como la distribución de gastos, el régimen de uso de zonas comunes y las condiciones de convivencia. También es prudente contar con garantías como fianzas o avales para protegerse contra posibles impagos o daños sufridos en el mobiliario o la propia construcción.

En resumen, subalquilar una habitación en España de forma legal requiere una planificación cuidadosa y una consideración detallada de las leyes y normativas aplicables. Un primer paso esencial es tener el consentimiento del propietario, para después redactar un contrato de subarriendo apropiado, sin olvidarnos de cumplir con los requisitos de habitabilidad y licencias, ni de las obligaciones fiscales y legales. Estas medidas no solo protegen al subarrendador y al subarrendatario, sino que también aseguran una convivencia armoniosa y respetuosa dentro de la vivienda.