Cómo saber si el termostato de mi nevera está estropeado: de la escarcha al compresor

Con el precio de la luz tan elevado tenemos la obligación de reorganizar nuestras costumbres para gastar menos energía. Otra responsabilidad es revisar que los aparatos electrónicos y los electrodomésticos funcionan correctamente porque si no es así disparan la factura. La nevera es la reina del consumo en casa y acapara un tercio del total. Por tanto, es lo primero a mantener en perfecto estado. Uno de sus fallos se genera en el termostato y solemos tardar tiempo en percatarnos de ello. En Uppers hemos consultado cómo saber si el termostato de mi nevera está estropeado con un experto en electrodomésticos, que además nos ha aconsejado qué hacer si falla el termostato del frigorífico.

Cómo funciona un termostato

La función del termostato es controlar la temperatura del aparato. La señal que dispara las alarmas de una posible rotura es un cambio importante en la conservación de los alimentos tanto dentro de la nevera como del congelador. No hemos modificado los grados, pero la comida y las bebidas no están tan frías como siempre o, al contrario, se han enfriado en exceso e incluso en el congelador se ha generado escarcha.

El funcionamiento de este sistema arranca en una sonda que suele ser un tubo capilar lleno de líquido refrigerante o de gas. Uno de los extremos de esta sonda conecta con el termostato y otro con el compresor que genera el frío. Cuando los grados llegan a bajar al mínimo que se ha marcado, ese gas o líquido refrigerante del interior del tubo destapa los contactos del termostato. De este modo se interrumpe la llegada de corriente y se apaga el compresor. Durante un tiempo es como si la nevera estuviera apagada hasta que los grados ascienden y llegan a ese límite determinado. Entonces la sonda vuelve a permitir la llegada de fluido eléctrico al termostato que pone en marcha de nuevo el compresor y el proceso de enfriamiento.

Este ciclo es el que posibilita mantener la temperatura constante tal como se haya fijado previamente en el regulador del termostato. En las neveras más antiguas es una rosca con una numeración y en las más modernas se definen los grados concretos de los compartimentos a través de un termostato digital. La elección de la temperatura del interior de la nevera y del congelador varía un poco del invierno al verano. Mantenerla estable sin provocar que el termostato se active continuamente también depende de nosotros. Cuantas más veces se abren sus puertas y más tiempo se tardan en cerrar se pierde la temperatura conseguida, se incrementa el trabajo del compresor y a su vez se genera más gasto.

La temperatura que se debe marcar para el congelador oscila entre los -22 ºC y los -4 ºC, por su parte, en la nevera lo aconsejable es de 3 ºC a los 5 ºC. En caso de tratarse de una rosca es habitual que los valores vayan del 1 al 9. Habrá que dejarla entre el 7 y el 9 si se pretende más frio o del 1 al 3 para temperaturas menos frías. Seleccionar el 5 será la mejor opción.

Cómo saber si está roto el termostato

Una vez repasado el funcionamiento del termostato y de haberlo graduado es sencillo comprobar que lo hace correctamente. Cuando la nevera no enfría como debería o lo hace en exceso, puede deberse a dos cosas: hemos realizado una programación de las temperaturas errónea o el termostato está fallando. El primer paso sería revisar esas temperaturas y después estar pendientes de que el compresor se activa para enfriar. En el extremo opuesto el termostato también podría no funcionar como debe si la señal que manda al compresor es de un trabajo continuo. A pesar de estar los alimentos de la nevera casi congelados se sigue escuchando que está en marcha dicho compresor. También puede aparecer hielo en el evaporador, lo que genera la obstrucción de las salidas de agua y no se mantienen los alimentos como corresponde.

A partir de aquí es necesario ponerse en contacto con el servicio técnico de la marca del frigorífico para que evalúe la situación y compruebe si efectivamente es necesario cambiar el termostato porque está roto. A simple vista comprobará que no enfría o hay hielo. También puede medir las temperaturas de los compartimentos con un tester y verificar que coinciden con las que marca el termostato. Con la reparación correspondiente se ahorrará energía y se reducirá la factura eléctrica porque depende en gran medida de la nevera.