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La guerra en Ucrania afecta a todo el mundo en gran parte por las consecuencias que tiene para Occidente. Más allá de las impactantes imágenes que llegan gracias a los corresponsales y cámaras desplazados en la zona, el conflicto entre Ucrania y Rusia tiene un impacto en los mercados y en el bolsillo de los ciudadanos. Un efecto dominó que viene por la guerra y también por las sanciones que el resto de los países están lanzado a Rusia, que no solo perjudican al país que preside Vladimir Putin, también a los que las imponen.
La mayoría de los países han cerrado su tráfico aéreo con el país, pero una de las medidas más duras ha sido el corte de los flujos de dinero con la exclusión de Rusia del sistema de pagos SWIFT, la principal red de pagos internacionales en el mundo y que, según un comunicado de Estados Unidos, "asegurará que determinados bancos rusos estén desconectados del sistema financiero internacional y dañará su capacidad de operar globalmente". Con todo ello, nuestro bolsillo comienza a verse afectado, y así parece que seguirá en las próximas semanas.
Uno de los principales efectos que tiene la guerra está en los cereales, y esto repercute en más aspectos de lo que crees. Cereales como el trigo y el maíz son necesarios y básicos en la elaboración de algunos productos y alimentos, pero también en la dieta de muchos animales que acabamos comprando en la carnicería. España depende mucho de los cereales que exporta Ucrania, un país que está considerado como el granero de Europa.
Según datos referentes a 2020 del Instituto de Comercio Exterior (ICEX) el 42'2% del total de los cereales que compró España en ese año provenían de Ucrania. Por el momento, no se ha dado una escasez de suministro como tal, pero es un riesgo existente y cada vez es más alto. El problema es que, aunque por ahora no hay desabastecimiento, el precio de las materias primas está creciendo.
España es uno de los principales productores de pienso en Europa, pero primero debe producirlo, para lo que necesita mezclar cereales con aceites, productos que en los últimos días han disparado su precio, aumentando también el del pienso y, por tanto, el de la cesta de la compra, en especial a productos tan cotidianos como la carne (principalmente del sector porcino y avícola), la leche o los huevos, incluso la barra de pan diaria.
El aceite de girasol es otro de los grandes afectados por la guerra de Ucrania y Rusia. El país es el principal proveedor de aceite de girasol de España, por lo que no solo se encarecerá como tal, también otros productos que se elaboran o fabrican con él.
Si los precios de la luz y de los carburantes ya llevaban meses de ascenso, la guerra provoca que siguen escalando. El día que estalló el conflicto el precio del barril del de petróleo se disparó y, por supuesto, llenar el depósito ya es más caro, pues Rusia es uno de los principales productores de petróleo para el resto de los países del mundo, es más, representa un cuarto del que entra en la Unión Europea. Según los datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea, la gasolina esta semana en España está a una media de 1'608 euros el litro y el gasóleo a 1'496 euros, cifras totalmente desorbitadas.
La luz también se encuentra disparada muy por encima de los 300 euros. Aunque España no depende del gas que proviene de Rusia, Europa sí. El temor a un cierre ha hecho que los precios del gas suban, y si el gas sube, inevitablemente aumenta el precio de la electricidad.
Y ojo si te vas a meter en obras o quieres comprarte algún aparato, los suministros también se encarecen, sobre todo los metales. Según destaca la BBC, Rusia es uno de los principales productores de metales, como el aluminio, el cobre o el níquel, y confirma que el precio del aluminio se ha disparado a máximos históricos en Londres. Con ello, no solo afecta a metales para obras, ya que el aluminio, por ejemplo, se utiliza para fabricar latas de bebidas y conservas, vehículos o muchos aparatos electrónicos.
Pese a que no lo parezca, cuidado con los precios del alquiler. Todo este efecto dominó va llegando a todos los sectores y con la escalada de la inflación se puede aplicar una subida del precio conforme al estado de la inflación.
Ahora que se acerca la Semana Santa, algunos puentes e incluso comienzas a planificar tus vacaciones de verano, el encarecimiento de los combustibles para el transporte y de la energía para los alojamientos hace subir los costes, por lo que los precios de vuelos u hoteles escalan, así que es posible que irnos de vacaciones sea más caro.