Los pecados que no debes cometer para conseguir ahorrar a la vuelta del verano

Los expertos auguran una posible crisis económica a la vuelta del verano. La inflación es el gran peligro para las familias, pero hay otros factores como la evolución del mercado laboral o el posible corte de suministro de gas a Alemania que amenazan con desencadenar una nueva recesión. Ante este panorama conviene pensar en ahorrar de cara al otoño por si ocurriera algún imprevisto, pero no es un objetivo fácil. Especialmente porque solemos caer en una serie de errores comunes que terminan lastrando la economía familiar y que nos ayuda a identificar la plataforma para inversores Finect.

Falta de control de los gastos e ingresos

Un hábito común muy contraproducente para ahorrar es la falta de control de los gastos e ingresos que se producen a lo largo del mes. Si se quiere conocer la situación real de las finanzas de una familia conviene llevar un registro. Actualmente existen multitud de aplicaciones que permiten elaborar un presupuesto familiar y hacer el seguimiento. Esto permite plasmar los ingresos, analizar los gastos y adaptarlos para mejorar la economía familiar. La experta económica Natalia de Santiago asegura que el esfuerzo merece la pena: "La clave es el ahorro y ahí está el primer error del ahorrador común: ver el ahorro como lo que queda en la cuenta a final de mes".

Las compras por impulso

Esas pequeñas adquisiciones que se realizan sin tenerlo previsto y que sirven para satisfacer un deseo puntual son uno de los hábitos más frecuentes en las personas que no consiguen ahorrar. No es extraño caer en la tentación, puesto que las cadenas de supermercados y los sitios de comercio electrónico son especialistas en colocar este tipo de productos en lugares de alta visibilidad y ofrecer promociones para aumentar las ventas. Sin embargo, los tiempos de alta inflación deberían empujarnos a mirar con lupa estas ofertas. Conviene acudir a la compra con la lista de productos que se quieren comprar.

Los gastos hormiga

Se trata de pequeños dispendios cotidianos realizados con frecuencia, como ir a tomar un café a un bar, pedir comida a domicilio cuando hay comida en la nevera o comprar dos paquetes de tabaco en vez de uno. Son gastos que por sí solos no implican mucho dinero, pero sí pueden suponer una cantidad significativa a largo plazo. Además, la mayor parte son evitables o se pueden reducir con productos sustitutivos más baratos. Por ejemplo, cambiar cápsulas de café de marca por las que vende el supermercado con su marca propia.

Esperar a final de mes para ahorrar

Mucha gente tiene la costumbre de ahorrar el dinero que ha sobrado del salario al acabar el mes. Lo cual implica que cada vez esa cantidad sea distinta e impide afianzar el hábito de ahorrar, amén de que conlleva una menor conciencia sobre el estado de nuestras cuentas. Lo aconsejable es apartar una cantidad de dinero establecida nada más recibir la nómina y enviarlo a otra cuenta corriente secundaria. En ese sentido, el economista Nicolás Litvinoff recomienda descontar un 10% de los ingresos para dedicarlos al ahorro, aunque este porcentaje debe adaptarse a la realidad de la situación familiar.

Mantener los ahorros parados

También muy común es el hábito de tener el dinero ahorrado parado en el banco, metido en la cuenta corriente habitual que no tiene remuneración. Este dinero ahorrado pierde valor progresivamente con el paso del tiempo, más aún en tiempos de inflación disparada como los actuales. Los depósitos a plazo fijo, que tradicionalmente han sido una solución para el ahorro, siguen sin ofrecer apenas rentabilidad a pesar del reciente anuncio de subida de tipos, por lo que los fondos de inversión se antojan como una solución más capaz de generar réditos a largo plazo. Hay diferentes opciones en función de nuestro perfil de riesgo. Y si se dispone de una segunda vivienda podemos ponerla en el mercado inmobiliario de alquiler que nos garantice unos ingresos extra muy necesarios.