"En momentos de crisis se saca beneficio del malestar": la falacia del (millonario) negocio de la felicidad

  • Los recetarios de autoayuda que prometen alcanzar la felicidad con unos sencillos pasos proliferan en momentos de incertidumbre sanitaria, política y económica

  • Hablamos con el psicólogo Edgar Cabanas, coautor de 'Happycracia: Cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas' (Ed. Paidós) junto a la socióloga Eva Illouz, sobre cómo opera esta industria

"La felicidad empieza por uno mismo". Acompañando una charla motivacional en YouTube, en el último lanzamiento editorial que promete levantar los ánimos en plena pandemia o reenviado por WhatsApp con la excusa del Blue Monday, en 2021 esquivar este tipo de mensajes edulcorados y vacíos se ha vuelto tarea imposible. Conviviendo con titulares críticos, estos discursos prometen ofrecer las claves para ser más feliz. Pero si El Secreto para alcanzar una vida más próspera ya había sido desvelado en el El Secretobest-seller

Eso mismo se preguntaba Edgar Cabanas, profesor de Psicología de la Universidad Camilo José Cela y coautor de Happycracia: Cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas (Ed. Paidós) junto a la socióloga Eva Illouz, tras conocerse el pasado noviembre la publicación de El secreto más grande. La continuación del libro de Byrne, de título casi paródico, que promete aglutinar de nuevo a los fanáticos de la ley de la atracción: "Puedes atraer lo que desees con el pensamiento. El universo se encargará de que se cumpla tu sueño". El primero ya figura en la lista de los libros más vendidos de la historia, con 19 millones de copias, y pertenece a un sector que no para de crecer. La venta de libros de enmarcados en las temáticas de autoayuda y desarrollo alcanzaron los casi 10 millones de ejemplares vendidos en España en 2018, según datos de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) a partir del dossier Comercio Interior del Libro.

La maquinaria que mueve la ciencia de la felicidad

Bajo portadas místicas, coloridas o con grafías de estética infantil, estos libros ofrecen a menudo una serie de pasos o recetas que, si el individuo sigue, le llevarán supuestamente a estar mejor. Una tendencia que viene del comienzo de los años 2000 y del desarrollo de la psicología positiva y de la ciencia de la felicidad, explica Cabanas. "Pretenden estudiar la felicidad desde un punto de vista científico, como si fuera un objeto de estudio neutro que puede definirse y medirse y que no responde a formas de vida, pensamientos culturales concretos o a ideologías políticas". Una idea que no es nueva pero que, ahora, apunta, se topa con una novedad: "Surge en un momento en el que muchas de estas ideas que provienen de de la cultura americana cobran fuerza y ascienden fuera de su contexto, la cultura de la autoayuda ya es un fenómeno global. No hay nada mejor que la retórica científica para vender tu producto. Para una industria que ya venía existiendo, el sello científico les dio pie a que estos productos ya no fueran solo ocurrencias o consejos ligados a una personalidad o cultura concreta, sino que ahora están avalados por una ciencia".

Pero, ¿qué es la felicidad exactamente? ¿Existe acaso una definición universal y válida para todas las personas? De la subjetividad a la "la falta de base y consenso científico para alcanzar una definición y forma de medición" nace la crítica a esta ciencia y a la industria que saca tajada de ella. "Se basa en una idea un tanto perversa porque nunca se sabe cuándo uno es lo suficientemente feliz. Algo que se entiende muy bien con el discurso hermano del crecimiento personal. ¿Cuándo se ha desarrollado uno y está completamente optimizado y satisfecho? ¿Cuándo se han cumplido todos sus deseos? La industria se basa en una carrera por ir consiguiendo estos objetivos, es una meta inalcanzable, lo que está promoviendo esta idea o este discurso es lo contrario: que nunca somos lo suficientemente felices o estamos lo suficiente desarrollados. Y es ese déficit el que explotan. Si estas recetas funcionaran, con un libro de autoayuda bastaría", subraya el investigador.

"Si quieres, puedes": la trampa neoliberal de la felicidad

La segunda parte de la crítica a la industria de la felicidad tiene que ver con los efectos psicosociales que estas ideas desencadenan. Alineado con el pensamiento neoliberal y la cultura del esfuerzo, estas fórmulas convierten la búsqueda de la felicidad o el bienestar en algo que depende, en exclusiva, de ponerle ganas ("si quieres, puedes"). El contexto social, político, económico y cultural quedan fuera de la ecuación. Algo que desde dentro de la propia psicología positiva ya está suscitando críticas. "Algunos psicólogos ya hablan de la tercera ola de la psicología positiva. En esta hacen foco al énfasis excesivo que se ha puesto en el individuo y apuntan que no hay una sola idea de la felicidad sino que depende del contexto cultural". Cabanas se refiere al paper publicado en The Journal of Positive Psychology en agosto por psicólogos de las universidades de Melburne e East London.

En su libro Sonríe o muere: La trampa del pensamiento positivo (Ed. Noema), Barbara Ehrenreich expone: "Este pensamiento positivo [ciego] desempodera porque te coloca como una persona solitaria, dejando de usar la fuerza del poder colectivo para cambiar cosas". Una idea que interesa a gobiernos y a empresas, que forran sus paredes, tazas e e-mails corporativos instando al ciudadano y al trabajador a que 'salga de su zona de confort y se pinte la sonrisa en la cara porque hoy puede ser el mejor día del resto de su vida'. En ellos y en ese entusiasmo voluntarista que apunta Remedios Zafra en su ensayo El entusiasmo (Ed. Anagrama), reside la responsabilidad de eliminar sus sentimientos y pensamiento negativos o derrotistas que les puedan llevar a la improductividad o a la queja y organización contra el organismo. Y estos, al lanzar esos mensajes o dar las recetas para estar bien, "salen reforzados porque dan una falsa sensación de preocupación por el ciudadano o trabajador", cuenta Edgar Cabanas.

Tiempos de crisis, oportunidad de oro

Un ejemplo claro de esta suerte de pensamiento mágico que cobra fuerza a la desesperada en tiempos de crisis e incertidumbre lo dejaron los carteles de "todo saldrá bien" con arcoíris que vimos en los balcones durante los primeros meses de pandemia. Un mensaje "simplista, que crean una sensación de falso optimismo y están condenados al fracaso. Cuando la expectativa de que todo va a salir bies es muy alta, el palo es peor", cuenta Cabanas. "Son mensajes que además infantilizan a la poblaciónb". Cuando se cumplen diez meses desde que se declarara en España el Estado de Alarma, esos mensajes que nos llegaban en avalancha a WhatsApp prometiendo que "de esta saldríamos más fuertes" llegan en menor medida, pero aún hay organismos, marcas o compañías de reparto a domicilio que aprovechan la emoción para hacer marketing y ofrecer sus servicios.

No es casualidad que todo esto ocurra precisamente ahora. "En momentos de crisis, miedo o inseguridad, cuando uno tiene pocas posibilidades de cambiar su entorno, que es hostil, se centra en uno mismo para intentar salir", explica el psicólogo Edgar Cabanas. En Happycracia, junto a lllouz, señalan cómo el mindfulnelss . "Son discursos que ofrecen salvación personal, hacen centrarse en uno mismo y solo en el presente y que además vienen supuestamente avalados por la ciencia. Discursos que proliferan en tiempos de crisis sanitaria y económica y a los que se les saca rédito. Pero no hay que engañarse, la industria de la felicidad hace más por explotar el malestar que por resolverlo, se alimenta de eso".