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El pasado 20 de enero, Joe Biden juraba su nuevo cargo como Presidente de Estados Unidos en una ceremonia de investidura en la que ningún detalle iba a pasar desapercibido. Desde sus movimientos y palabras hasta las poses y actitudes de los asistentes (como ese Bernie Sanders con manoplas que ha dado la vuelta el mundo), el mundo entero se paraba a analizar con lupa una jornada que ponía fin a los cuatro años de mandato del ex-presidente republicano Donald Trump y daba la bienvenida a una nueva era democrática en la Casa Blanca, y, como no, la polémica no ha tardado en llegar. ¿El motivo? El reloj que el antiguo vicepresidente de Obama decidió lucir, un Rolex Datejust que ha generado toda clase de comentarios en internet.
Y es que muchos americanos no han visto con buenos ojos que su nuevo mandatario decidiese llevar un reloj de la exclusiva manufacturera suiza en su primer acto público como presidente. Creado en 1945, el Datejust revolucionó el mundo de la relojería por ser el primer reloj de pulsera cronómetro, automático y hermético con una ventana para indicar la fecha.
Desde entonces, la compañía ha creado múltiples versiones, y la de Biden es una de las últimas. De acero Oystersteel, con un bisel liso, un brazalete tipo Jubilee y una esfera de color azul vivo que le dan un aspecto más contemporáneo sin renunciar a la elegancia de la versión clásica, el precio de este reloj asciende hasta los 7.500 euros, mucho mas que los asequibles Timex y Shinola que en su momento lucieron Bill Clinton y Obama, respectivamente.
Sin embargo, Biden no es el primer presidente de Estados Unidos en llevar un Rolex, ni mucho menos. Desde Eisenhower, todos los dirigentes del país han lucido un reloj de esta marca, y la mayoría se han decantado por un modelo icónico con un precio de infarto: el Rolex Day-Date.
En 1956, la manufacturera suiza lanzaba al mercado este lujoso reloj que ha acabado por convertirse en un símbolo de la presidencia estadounidense. De oro amarillo, con una esfera de color champagne y un bisel estriado, el Day-Date fue el primer reloj con una ventana para mostrar el día de la semana con todas las letras, además de la pestaña para indicar la fecha.
Con un precio de 34.800 euros, este reloj ha acompañado a buena parte de los mandatarios de la Casa Blanca del siglo XX. El primero en tenerlo fue John F. Kennedy, que lo recibiría de las manos de la propia Marilyn Monroe en aquella icónica noche en la que cantó el inolvidable “Happy Birthday, Mr. President”. Sin embargo, el dirigente nunca llegaría a ponérselo.
Al contrario, la leyenda dice que, al verlo, el presidente ordinaria a sus ayudantes que se deshicieran de él, una orden que no es de extrañar considerando que el reloj llevaba una dedicatoria en el reverso que rezaba: “Jack, with love as always from Marilyn, May 29th, 1962” (“Jack, con amor como siempre, de Marilyn”). Todo un escándalo. Los ayudantes, no obstante, no llegarian a deshacerse de él, y en 2005 el reloj saldría a subasta de la mano de la casa de apuestas Alexander Autographs, que lo vendería por 120.000 dólares y con un romántico poema escrito, presuntamente, por la propia Marilyn.
Leyendas aparte, lo cierto es que habría que esperar al sucesor de Kennedy, Lyndon B. Johnson, para ver el Day-Date en las muñecas de los presidentes de Estados Unidos, pero, desde entonces, la mayoría de los dirigentes del país han tenido uno durante su mandato. Irónicamente, Eisenhower, que empezaría esta historia de amor entre la Casa Blanca y Rolex, llevaría durante su presidencia una versión del criticado Datejust con sus iniciales grabadas, un ejemplo de lo mucho, o poco, que pueden cambiar las cosas.