Son más de 50 años los que Iñaki Gabilondo ha dedicado a la radio. Aunque sigue presente en el periodismo, a sus 80 años ya lo hace desde otro punto, prácticamente retirado. Tantas décadas ante los micros y las cámaras han dado para mucho y lo han convertido en referente del periodismo y la información para más de una generación. Ahora, junto a Luis de Olmo y Carlos Herrera, competidores en antena, pero amigos fuera del estudio, han repasado sus carreras en la radio.
Lo hicieron este fin de semana en ‘Lazos de sangre’, de Televisión Española, programa en el que recordaron diferentes puntos de sus carreras, desde sus grandes éxitos hasta sus inicios e incluso algunos de los momentos más complicados que han vivido a lo largo de su carrera. Así, Gabilondo ha explicado cuáles fueron sus mejores momentos en la radio, los que recuerda con más cariño, pero también los más duros.
Sobre estos, su mujer, Lola Carretero, cree que los días más duros de Iñaki Gabilondo en la radio se produjeron “en los tiempos de ETA”. “Fueron años muy duros. Había muchos lunes que no quería volver. Yo le hacía un chiste, nos reíamos y salíamos del paso”, recuerda su esposa.
El propio Gabilondo recuerda en esos días los peores de su carrera y señala al 11-M. “Fue una locura bruta ver cómo el número de víctimas no cesaba en directo ante el micrófono”, recuerda. Sin embargo, también se le viene a la mente el Golpe de Estado del 23-F, un día que le tocó ponerse delante de las cámaras para Televisión Española sin casi experiencia.
“La primera vez que salí en mi vida en televisión fue para decir a la gente que en el Congreso habían sido asaltados, pero nosotros habíamos sido ocupados por unos militares que habían venido a montar un campamento”, rememora el periodista.
Pero no todo iba a ser malo, durante sus más de 50 años en la profesión ha tenido grandes momentos de felicidad, pero señala una jornada en especial que se repite año tras año, el día de la Lotería de Navidad, cuando cada cifra que sonaba significaba que alguien se había llevado el premio. Según explicó, “es el único día en el que todos son buenas noticias” tras jornadas en las que como suele costumbre, las noticias más relevantes no son precisamente amables, “me pesaba mucho levantarme tan temprano para dar una mala noticia tras otra”.