Reuniones cortas, cero filtración y sentido común: las estrictas condiciones de trabajo que impone Elon Musk

Elon Musk ha llegado a Twitter y lo ha puesto todo patas arriba. Tras la oleada de despidos anunció que iba a permitir una libertad de expresión sin límites dando paso a comentarios violentos, racistas, xenófobos o machistas con lo que los anunciantes han ido cancelando sus contratos o dejando de poner publicidad. En Uppers hemos puesto el foco de atención en el personal que permanece en la red social, que tiene que aprender cómo ser más productivo según Elon Musk y acostumbrarse a sus normas y sus formas nada habituales. Mientras, pueden asumir cuáles son las condiciones de trabajo que impone Elon Musk en sus otras empresas como Tesla. En 2018 se hizo público un mail dirigido a todos sus empleados para incrementar la eficiencia y la productividad.

Musk no tiene nada que ver con las cabezas pensantes de otras grandes corporaciones internacionales. Este sudafricano de 51 años que también tiene nacionalidad canadiense y estadounidense ha revolucionado la industria de la automoción con el coche eléctrico Tesla y le ha dado un vuelco al sector aeroespacial con SpaceX, entre otras importantes empresas como la de túneles The Boring Company. Tras la compra de Twitter los analistas están bastante perdidos porque no saben por dónde va a tirar Musk. Lo mismo se encierra en su despacho que desde su perfil de su red social pretende acabar con la reputación de grandes compañías como Apple por haber retirado la publicidad.

Sus costumbres, manías y métodos de trabajo ya han sido motivo de asombro o de crítica. Cuando estaba enfrascado en 2016 en el lanzamiento del Tesla Model 3 incluso dormía en la fábrica para garantizar la producción de este automóvil eléctrico que se había comprometido.

Ahora, los medios de comunicación y muchos perfiles de redes sociales han ido rescatando las reglas que Musk ha ido transmitiendo a sus plantillas tiempo atrás para que la de Twitter vaya tomando nota. A los empleados les conviene conocer a su nuevo jefe y saber cómo le gusta que se hagan las cosas.

Estas condiciones laborales que Elon Musk ya transmitió a sus empleados de Tesla, que persiguen incrementar la productividad, se pueden resumir en siete puntos:

No organizar reuniones largas y que requieran la presencia de muchas personas. En caso de convocarlas deben ser directas, concisas y durar muy poco tiempo. Incluso Musk animaba a su plantilla: “Salga de todas las reuniones grandes, a menos que esté seguro de que le están aportando valor”.

No convocar reuniones frecuentes a no ser que se trate de un asunto extremadamente urgente. A medida que se vaya resolviendo ese asunto urgente se debe disminuir la frecuencia de las reuniones.

Abandonar una reunión “tan pronto como sea obvio que no está agregando valor”, apuntaba Musk. Según dejaba claro: “No es de mala educación irse, es de mala educación hacer que alguien se quede y pierda el tiempo”.

Utilizar un vocabulario que entiendan todos los empleados de modo que “no use acrónimos o palabras sin sentido para objetos, software o procesos de Tesla”, subrayaba. “Cualquier cosa que requiera una explicación inhibe la comunicación”, decía.

No permitir que la jerarquía afecte a la eficiencia. Muchas veces hay que comunicarse directamente con quien sea necesario para agilizar la solución a los problemas, aunque haya que saltarse la jerarquía, la cadena de mando o los intermediarios. Además, es imprescindible permitir y favorecer “el libre flujo de información” entre los departamentos y los distintos niveles.

“Elegir siempre como guía el sentido común”, aconsejaba Musk a sus empleados de Tesla. Cuando una regla concreta dentro de la compañía resulte ridícula ante una situación particular esa regla debería cambiar.

No filtrar nada a la prensa bajo ninguna circunstancia. Según Musk, “como empleado y accionista, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de salvaguardar toda la información y la tecnología que usamos y generamos todos los días”. Incluso a los empleados se les comunicó que Tesla tomaría medidas como el despido, reclamaciones por daños y hasta cargos criminales contra aquellos que filtren indebidamente información comercial patentada o violen las obligaciones de no divulgación acordadas.